Nicolás García (18) todavía siente horror cuando se mira al espejo. El reflejo de si mismo le devuelve un rostro estropeado, con cortes, cicatrices y un ojo que puede llegar a perder en cualquier momento. Todavía no se acostumbra a su nueva imagen a pesar de que ya pasó casi un mes dela madrugada del 12 de noviembre en la que un conocido suyo, llamado Santiago Martínez (18), lo atacó por la espalda en el boliche Roca Bruja de Hurlingham clavándole lo restos de un vaso roto en la cara. El motivo de ese ataque a traición es tan insólito como el hecho en sí. El agresor lo vio a Nicolás junto a su exnovia en el boliche.
En la mañana de ese domingo, Martínez quedó detenido acusado de intento de homicidio. En su primera oportunidad de defenderse, se negó a declarar. Ahora, asesorado por un abogado particular, cambió de opinión y decidió contar su versión de lo que pasó esa noche. Lo hizo a través de un escrito de tres fojas al que accedió Infobae.
“Me encuentro profundamente arrepentido por lo sucedido y a disposición de la Justicia. Principalmente, pedirle disculpas a Nicolás García, aunque sé que no hay disculpas que alcancen para lo sucedido. No va a haber día en la vida en la que no me arrepienta de lo que pasó”, comenzó su declaración por escrito Martínez.
Según la reconstrucción que realizó la fiscal Lisa Bonini basándonos en distintos testimonios, esa noche Nicolás y Martínez fueron a bailar a Roca Bruja, cada uno con su grupo de amigos. Adentro del lugar, promediando la madrugada, tuvieron una breve charla. “Son apenas conocidos, no son amigos entre ellos”, aclara alguien del círculo íntimo de la víctima.
Lo cierto es que, luego de esa conversación ocasional, Nicolás comenzó a conversar con una chica, también de 18 años, que, efectivamente, era la ex de Martínez. Al ver esta situación, sin mediar palabra, el agresor rompió una botella de vidrio y atacó a Nicolás por la espalda. “Le clavó los restos en la cara. Le cortó todo el rostro. Pero lo más grave es que, como fue de atrás la agresión, la víctima no tuvo tiempo a cerrar el ojo y uno de los vidrios se le incrustó”, explica una fuente con acceso al expediente.
En su declaración por escrito, Santiago Martínez comienza contando su relación con la víctima.
“Ese día fue a bailar con mi amigo M.R al boliche. Al llegar me encontré con muchos conocidos. A Nicolás García lo conozco hace varios años. Nunca fuimos amigos, pero si conocidos. Cuando yo salía con M (se refiere a la chica de 18 en cuestión) Nicolás le enviaba mensajes mostrándole interés, aún sabiendo que yo estaba con ella. Yo vi algunos mensajes”, dice el documento.
Luego se mete de lleno en su versión de lo que pasó esa madrugada: “Esa noche lo veo a Nicolás besándose con M. Me arrimo y le digo que no da que haga eso si yo estoy ahí, que generaba un mal ambiente, que si quería estar con ella todo bien pero que no lo haga adelante mío. A lo que él me dice que tengo razón. Al rato lo veo nuevamente en esa actitud. Me mira y se me ríe en la cara y en ese momento se me nubla la vista”.
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En este punto cabe aclarar que en una declaración indagatoria el imputado puede mentir. Más teniendo en cuenta que esta versión se contrapone con lo que expresó la víctima y con lo que declaró M. de lo que pasó esa noche. Ambos coincidieron en decir en que la previa a la agresión no fue tan amable como la describe Martínez.
En la declaración, como suele suceder en estos casos, Martínez asegura que no recuerda mucho más de lo que pasó: “Lo poco que recuerdo es que tenía un vaso de vodka en la mano izquierda. Quiero resaltar que yo soy diestro. En un impulso, una reacción instantánea, le pegué con la mano izquierda en la que tenía el vaso”.
“Yo no soy una persona violenta. Nunca en mi vida me imaginé hacer esto. No tengo ningún justificativo, pero estaba mal porque el día anterior me habían robado y fue un hecho muy violento. Sumado a la situación del boliche, todo eso me hizo tocar fondo”, continuó.
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En el final del escrito, más allá de la versión de Martínez, se deja entrever la estrategia de la defensa. El hecho está calificado como intento de homicidio, pero los abogados que representan al agresor buscan que esa situación cambie a lesiones graves o gravísimas. Para eso, buscan demostrar que Martínez no tuvo intención de matar.
“Quiero dejar en claro que NUNCA TUVE INTENSIÓN DE MATAR (sic) a Nicolás García y mucho menos con el objetivo de producir sufrimiento a M. Las lesiones que le produje a Nicolás fueron el resultado de una reacción impulsiva. Si lo hubiera pensado un segundo no lo hubiera hecho. Estoy pasando un momento que no se lo deseo a nadie, mi cabeza no para de pensar y tengo ataques de ansiedad. Necesito que esto se resuelva”, finalizó.
Por el momento, Santiago Martínez permanecerá detenido. Mientras tanto, Nicolás García sigue recuperándose de las heridas. La posibilidad de perder su ojo está latente. Los médicos le informaron que ya perdió el cristalino, una parte vital de ese órgano. En el mejor de los casos, conservará el ojo, pero ya le advirtieron que nunca más volverá a ver como antes.
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