Filemón Orosco Mancilla había trabajado para más de una decena de empresas de construcción desde fines de la década pasada, era un simple albañil. La semana pasada, dio un salto importante para su vida, en más de un sentido. Se lanzó desde un segundo piso en Lomas de Zamora, terminó con algunos rasguños en su frente, un par de hematomas, nada grave. La Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal lo había corrido para allanarlo en su casa de Ingeniero Budge, buscado por el Juzgado Federal N°2 de Lomas de Zamora y la PROCUNAR, con una investigación de Patricia Cisnero junto a Cecilia Incardona, de la Fiscalía Federal N°2 de la jurisdicción.
Allí, le encontraron un lote importante: 79 kilos de pasta base, ocho kilos de polvo, junto a cápsulas vacías de las que usan las mulas para llevar droga en el estómago, así como tacos de zapatos huecos. Su nueva prosperidad también podía verse en su cochera, con una nueva Dodge Ram plateada y un Toyota Etios, entre otros vehículos.
Para las autoridades, Filemón no sería un simple transa, sino un mayorista del rubro que operaría al menos desde 2019, junto a su mujer, Aquilina, imputada en la causa y junto un socio también ubicado en Budge. En el expediente, al que accedió Infobae, se mencionó a quien sería su principal cliente, también imputado en la causa, un preso que opera tras las rejas, Sergio Alberto Montenegro, alias “Amiguito”.
La causa había comenzado a mediados de 2019, desprendida de un expediente del Juzgado Federal N°9. Allí se investigaba a un presunto traficante, Alberto Ramos Silva, al que la Policía de la Ciudad había seguido hasta su domicilio en Lomas de Zamora. También, dieron con el nombre del proveedor de Silva, que no era otro que Filemón. Así, descubrieron que operaba junto a su familia y que atendía literalmente en su casa en Budge. También, ubicaron su segunda casa en Esteban Echeverría, sus autos. Una mujer de la familia de su pareja lo ayudaba prestándole el piso, el lugar para acopiar la coca. Filomena, otra pariente de su mujer, que estaba detenida con prisión domiciliaria, también haría su parte.
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Entonces, comenzaron las intervenciones telefónicas. Se registró una conversación con Silva que data de diciembre de 2021. “Quería saber cuánto está ese, el bueno, el del envoltorio negro”, le pregunta a Filemón. “La mejor que puedas, va para Barracas, para mi amigo”, siguió el cliente.
El precio era interesante: tres mil dólares por medio kilo de cocaína.
Así, a través de los teléfonos, llegaron a “Amiguito”, preso en la Unidad Penitenciaria N°40 de Lomas de Zamora por violaciones a la Ley de Drogas e intento de homicidio. “Amiguito” también empleaba su propia estructura familiar, con allegados cercanos que se encargaban de ir a buscar el material a la casa de Filemón.
Había códigos coloridos, ingeniosos. Se usaban términos de la lengua quechua, Filemón hablaba de “copia y fotocopia”. Pero el mejor era idea de “Amiguito”. Un documento de la causa destaca una conversación llevada a cabo con FILEMÓN, el día 26 de julio de 2022, en la cual “Amiguito” señaló que necesitaba una “batería del Duna”
“Pero tiene que ser la buena la bata”, dijo el preso.
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