En las últimas vacaciones de invierno, Agustina Nadal Herrera, una soldado voluntaria de la Armada Argentina que cumplía funciones en la Base Aeronaval Comandante Espora en Bahía Blanca, viajó hasta su Mendoza natal para visitar a la familia. No lo hizo sola. Llegó acompañada por Jorge Rojas (23), compañero suyo en la fuerza, con quien tenía una relación. El encuentro con los familiares y la pareja fue normal, aunque ya en ese momento reveló algunos detalles que hoy son considerados como pequeños anuncios del horror. Agustina fue encontrada muerta ayer en un arroyo a poca distancia de la base militar, envuelta en una bolsa de dormir, y por el hecho detuvieron a Rojas, quien confesó ante la Policía Bonaerense ser el autor del femicidio.
En las próximas horas, el sospechoso -según indicaron fuentes judiciales a Infobae- será indagado por el fiscal Rodolfo De Lucía, de la UFIJ N° 20. Si bien todo lo que sabe hasta ahora hace suponer que el novio de Nadal Herrera es el culpable, su confesión policial no tiene validez legal y debe ratificarla ante el funcionario judicial. Mientras tanto, De Lucía ordenó una serie de rastrillajes en la zona, así como también un análisis de redes sociales y el secuestro de teléfonos celulares.
Hay otro dato que le juega en contra al soldado acusado de femicida: el resultado de la autopsia. Según informó el área de Prensa del Ministerio Público Fiscal de Bahía Bahía Blanca, Agustina murió por estrangulamiento. Técnicamente, su fallecimiento se produjo por una “compresión externa de la laringe lo que produjo interrupción en la ventilación con insuficiencia respiratoria”. Es decir, el asesino la ahorcó.
Además, tenía moretones en el cuello, en el cráneo y en el rostro. La clave ahora es lo que tenga para decir Rojas. Si confirma lo que confesó, cambia su versión o se abstiene de declarar.
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En donde no hay dudas es en la familia de la soldado asesinada. En diálogo con este medio, Lorena Herrera, la tía de Agustina, contó detalles de cómo fue la relación con Rojas durante todos estos meses y hasta relató el tenso encuentro que mantuvieron a mediados de este año cuando recibieron la visita de la pareja. Lo primero que se lo vino a la cabeza a la mujer fue la actitud pasiva del joven de 23 años. Casi ni habló y dejó que Agustina tomara la palabra.
Ya en diciembre del año pasado, la joven le había contado a sus primas que comenzaba a salir con Rojas, aunque para ese entonces, no lo describió como una relación formal. Para el invierno, la joven viajó a Mendoza acompañada por su compañero y cuando lo presentó, dijo que “era un amigo”. Jamás lo mostró como un novio, aunque en la familia sabían que la relación era algo más que una simple amistad. De hecho, durante todo el año, Agustina le relató a sus primas que Rojas era celoso, posesivo y que discutían por cualquier motivo.
“En las vacaciones de invierno ella volvió a venir y vino con él. Dijo que era un amigo. Cuando estuvo acá se mostró con un perfil muy bajo, sumiso. Se veía muy inocente. Estaba sentadito ahí. La que hablaba era mi sobrina. Él, nada. Se veía como una mosquita muerta total. Nunca sospechamos que iba a pasar eso. Sí después ella le comentaba a las primas que era tóxico, obsesivo y la celaba”, contó Lorena.
En contraposición, reveló que Agustina era una mujer segura de sí misma, extrovertida, alegre y firme. Una joven, que pese a su 21 años, “no estaba dispuesta a dejarse pisotear por nadie”. De hecho, la tía no tiene dudas de que ese es el motivo que se esconde detrás del presunto femicidio. Cree que Rojas no soportó que su sobrina estuviera por encima de él en todo aspecto y por eso la ahorcó. Además sospecha que la tarde del sábado, día en el que aparentemente ocurrió todo, Agustina resolvió dar por terminado el noviazgo. Una decisión que habría desatado la furia del marino.
“No le gustaba como era ella. Agustina era una persona firme, entusiasta, extrovertida, alegre. Era puesta en su lugar. Eso a él no le gustaba. Se sentía por debajo de ella. El típico comportamiento de una persona manipuladora y narcisista, que por sus inseguridades y por no sentirse menos, hizo lo que hizo. Igual nunca lo imaginamos porque mi sobrina jamás se iba a dejar basurear por nadie”, agregó Lorena.
La tía de la víctima recordó también algunos detalles que hoy, ya con la muerte confirmada, toman relevancia y explican en parte el infierno de toxicidad que padeció Agustina durante al menos un año.
Durante las pocas intervenciones que tuvo Rojas aquel día que lo conocieron, el joven soldado le reveló a uno de sus primos que tenía una orden de restricción de acercamiento a su ex novia y a su propia hija. No fue lo único. En todo momento, lo que más recordó el novio en sus charlas fue que tenía un rango superior a Agustina. Se encargó de resaltar que él era quien tenía el control de la relación, al menos en cuanto a la actividad militar que ambos cumplían.
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“Cuando vino hizo hincapié en que él tenía un rango mayor que ella. Que él era el que la mandaba. Yo a ella la mando. Él como estaba en la fuerza antes entonces mostraba como que estaba por encima”, recordó.
El sábado Agustina y su pareja se juntaron con unos amigos a mirar el partido de Argentina contra México. Tras la victoria del seleccionado, Nadal Herrera sacó una selfie en la que se la ve besando la camiseta. Esa noche, según familiares y amigos de la joven, ella y Rojas se quedaron solos y, aparentemente, discutieron. Un día y medio después, el lunes, la soldado debía ir a trabajar a la Base pero jamás se presentó. Preocupados, sus compañeros radicaron una denuncia por averiguación de paradero.
Sobre ese día, la tía -basada en lo que le contó la joven que vio el juego junto a ellos- dijo que en un momento su sobrina decidió salir para comparar una gaseosa. Eso al parecer lo hizo enojar al joven, quien comenzó a discutir con ella nuevamente. La pareja resolvió irse al departamento de Rojas para continuar con la pelea y fue en ese momento la última vez que la vieron con vida. “Fue en esa pelea que la mató”, dijo Lorena.
“Las compañeras ahora nos contaron que vivían discutiendo, que era como una constante entre ellos. Ella estaba cansada de sus persecuciones y de sus planteos. Eso no le gustaba a mi sobrina”, reiteró. Además, reveló que el propio Rojas, el día que comenzó la búsqueda, se mostró preocupado por el paradero de la joven. “Es un cínico y un psicópata”, calificó.
Por ahora, el cuerpo no podrás ser trasladado a Mendoza para darle el último adiós, de acuerdo con lo que les informaron desde la Fiscalía. Al menos hasta que la investigación concluya, sostuvo la tía.
Como casi siempre que un hecho similar ocurre, la familia pide justicia y que no liberen al sospechoso.
“Agustina era una chica que tuvo una infancia muy difícil y la Armada le dio un sentido para salir adelante. Cuando vinieron a reclutar y promocionarse en Mendoza, mi sobrina quedó enamorada de la vida militar. Sin dudarlo, se anotó y salió elegida. Estaba feliz y quería cumplir la carrera, para luego comprar una casa y volver a Mendoza”, dijo Lorena.
“Eso para Rojas fue mucho y no lo soportó”, concluyó.
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