Karen Oviedo asesinó a su marido Rolando Aquino y a su hijastro Elían, de 9 años, mezclándoles líquido anticongelante en el jugo de naranja entre 2019 y 2021 en Guaymallén, Mendoza. Eso es lo que determinó este jueves la Justicia de esa provincia luego de que los doce miembros de un jurado popular la hallaran culpable de los homicidios. Fue condenada a perpetua.
Oviedo así recibió la máxima pena por el “homicidio agravado por el vínculo, en concurso ideal con homicidio agravado por haber sido cometido mediante un procedimiento insidioso” de Aquino (35) y por el “homicidio simple” de Elián. Fue el juez técnico de Mendoza David Gabriel Mangiafico quien dio a conocer la sentencia esta tarde.
Para los jurados fueron fundamentales las búsquedas que la mujer realizó desde su celular. Tal como contó Infobae, en el teléfono de la condenada se encontraron distintas frases escritas en el buscador de Google: “Cuál es el veneno más mortal”, “cómo matar con veneno” y “cómo borrar el historial de búsqueda”.
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No fue lo único que se encontró en el celular. En los archivos de las compras de Mercado Libre aparece, justamente, la adquisición de una botella de anticongelante.
Los fiscales Fernando Guzzo y Claudia Ríos explicaron en los alegatos a los jurados que “no existen dudas sobre la culpabilidad” de Oviedo en las muertes de Aquino y de su hijo. El abogado Oscar Torres, defensor de Oviedo, proclamó la inocencia de su defendida y dijo de manera contundente que durante el debate “no se ha probado que Karen sea culpable de la muerte de ambos”.
El fiscal Guzzo hizo un relato de las testimoniales de los distintos peritos y médicos que coincidieron en que la muerte de Aquino y de su hijo fue por ingesta del etilenglicol, un anticongelante utilizado para autos.
Además, el funcionario judicial se preguntó: “¿Aquino y su hijo tenían inclinación suicida? ¿Quién buscó en internet el etilenglicol? ¿Quién compró ese producto por Mercado Libre y luego se intentó borrar el historial de búsqueda? ¿De quién era la cuenta de donde se compró el líquido? Estas son pruebas”, dijo.
Los homicidios
Rolando Aquino comenzó a vomitar violentamente y se desmayó a las 15 del domingo 7 de febrero del año pasado en el living de su casa en Guaymallén, en Mendoza. Poco después, una ambulancia aceleró para asistir al almacenero de 35 años. Lo encontraron tendido en el suelo, inconsciente. Cuando los médicos llegaron, fueron recibidos por una mujer que se presentó como Karen Oviedo. Dijo ser su esposa. No se mostró desesperada por la situación. A los pocos segundos, el hombre fue trasladado de urgencia al hospital de la zona, pero fue en vano: murió a los dos días. Los médicos informaron que la causa de muerte fue una intoxicación severa por una sustancia extraña.
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Ante el diagnóstico poco habitual, la Justicia se interesó y realizó una autopsia. El resultado sorprendió a todos: Aquino tenía en su organismo restos de una sustancia química llamada etilenglicol o anticongelante para autos. Así llegó Oviedo a juicio.
Pero no sólo por el crimen de su marido. También por matar a su hijastro dos años antes de asesinar a su marido. Fue el 7 de julio del 2019, el pequeño Elián fue llevado por su padre y su madrastra al hospital porque se había descompensado. El menor ingresó en terapia intensiva donde agonizó y finalmente murió el 12 de ese mes. Los médicos informaron que la causa de muerte fue por una intoxicación de “fase 3″, es decir, aguda. En ese caso, evidentemente, no se hizo una autopsia y el cuerpo del chico fue enterrado en un cementerio privado.
“Varios familiares recordaron que Oviedo quería cremar el cuerpo del nene, pero su madre biológica se impuso en su deseo de enterrarlo para poder llevarle una flor”, recuerda un investigador. Lo cierto, es que, ante la muerte de Aquino, la Justicia ordenó que se haga un nuevo análisis minucioso en la historia clínica del chico. Esos resultados llegaron a la fiscalía en junio de este año. Las sospechas se convirtieron en certezas. Los peritos determinaron que el cuadro de la muerte era compatible con la intoxicación por ingesta de metanol o etilenglicol, es decir, lo mismo que su padre.
Fue elección de la propia imputada la de ser juzgada por 12 personas ajenas totalmente al derecho. Las pruebas eran contundentes y la condenaron.
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