El sábado pasado a la medianoche, B., un adolescente de 14 años que era buscado desde el viernes tras ausentarse del colegio Lengüitas en Palermo, fue encontrado con un disparo en la cabeza cerca de la estación Saldías en los Bosques de la misma zona. La familia había recibido un mensaje extorsivo, que detallaba que B. supuestamente había sido secuestrado. Los presuntos captores reclamaban 80 mil dólares por su libertad, lo que llevó a que el caso sea investigado como un posible secuestro. Horas después, B. llamaba él mismo a su padre, aseguraba estar en un lugar “lleno de piedras”.
El Departamento Antisecuestros Sur de la Policía Federal, que depende de la Superintendencia de Investigaciones Federales, bajo ordenes de la Fiscalía N°15 y la UFESE, la unidad antisecuestros de la Procuración, con el fiscal Santiago Marquevich, trianguló la señal de su teléfono y finalmente lo encontró. Allí, vieron la herida de bala en su cráneo. Hablaba incoherencias: “22, 23, 24, 25 tengo yo”, fue una de sus frases. El chico estaba recostado en el terraplén del tren Mitre, el revólver con el que supuestamente se produjo el disparo estaba a metros de él. Había poca sangre en su herida, se veía seca.
Una ambulancia del SAME lo trasladó al Hospital Gutiérrez, donde fue internado en terapia intensiva y fue operado. Se encuentra estable, con asistencia respiratoria mecánica. La bala sigue adentro de su cráneo.
Ahora resta saber qué pasó. La teoría imperante es la de una tentativa de suicidio. Por lo pronto, aseguran fuentes del expediente a Infobae, la pista del secuestro se encuentra descartada. La señal de la llamada impactó en la antena de la zona de La Capilla de Florencio Varela, cercana a varios penales del Servicio Penitenciario Bonaerense. Se cree que fue realizada por detenidos a la pesca de dinero fácil, luego de que la búsqueda de B. se viralizara en redes. Ahora, resta saber quién hizo esa llamada y si tiene relación con la familia del menor. Se supo que ese teléfono sería usado por varios presos. Luego de la llamada extorsiva, el celular fue usado para diversas charlas sin relación con la desaparición de B., lo que activó la antena.
También se busca saber cómo el menor obtuvo el revólver, un viejo Pasper calibre 22 con la numeración intacta, pero que no figura con un titular en el registro en el ANMAC.
El episodio todavía no tiene una explicación certera. Por lo pronto, no consta en el expediente de un historial de salud mental de B. Sin embargo, es un ítem en la lista, lo mismo sus relaciones. El fiscal Marquevich espera recibir la historia clínica de B. en las próximas horas. Los investigadores, mientras tanto, buscan el rastro de cámaras de seguridad para saber cómo llegó hasta la estación Saldías. El arma será peritada, así como el teléfono del menor, que enfrentará una extracción forense de sus contenidos. También se ordenó un estudio toxicológico a su sangre.
“Hay que estar muy atentos porque parece que la pandemia ya pasó pero las consecuencias siguen. Todas las semanas tenemos adolescentes que se fugan y hay que estar atentos, los padres y la comunidad educativa, ante cualquier señal. Muchas veces parece que viven una vida normal y a veces se esconden situaciones de angustia”, analizó esta mañana el ministro de Seguridad porteño Marcelo D’Alessandro en Radio Mitre.
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