Jueves 20 de octubre último, a las 5.35. Adolfo Gustavo Calabretta de 76 años, termina de estacionar su auto en la calle Tabaré de Villa Soldati y se baja. Recién llegaba de comprar el diario. Todo lo hace con tranquilidad. No se imagina lo que está por suceder. Un hombre corpulento se acerca y, sin mediar palabra, extrae una pistola y lo ejecuta de un disparo en la cara. El homicida se da media vuelta y regresa sobre sus pasos hasta subirse a un auto y desaparecer.
Calabretta no llega ni siquiera a agonizar, muere en el acto.
Esta secuencia quedó registrada en un video de cámara de seguridad que Infobae muestra en exclusiva en esta nota, y fue el puntapié inicial de la investigación por el asesinato de Calabretta. La Justicia, con el fiscal Marcelo Roma a la cabeza buscan, incansablemente, desde hace un mes, al asesino.
Además, los investigadores tratan de conocer los motivos del homicidio. Hay dos hipótesis. Que el asesino sea un acreedor del jubilado, que aún maneja su negocio de compra y venta de máquinas de imprenta y tenia deudas con varias personas, o que por el contrario sea un sicario contratado por alguien para asesinar. La primera hipótesis sería la más fuerte por diversos indicios que tiene la Justicia y se mantienen bajo reserva.
La División Homicidios de la Policía de la Ciudad realizó un minucioso trabajo, basado en el Anillo Digital que lee patentes, para poder establecer el dominio del vehículo. “Lo que se determinó es que el vehículo no tenía ningún tipo de impedimento para circular ni orden de restricción. No es tampoco un auto mellizo. Eso nos llama la atención, porque suelen usarse este tipo de vehículos para una cosa así”, explican fuentes del caso.
La Justicia reconstruyó también la secuencia previa a lo que se ve en el video. Calabretta salió de su casa cerca de las 5.15 de la madrugada para ir a comprar el diario en su auto, como hacía todas las mañanas. El seguimiento de cámaras que confeccionó la Policía, muestra que un vehículo sigue el trayecto de la futura víctima a una distancia prudencial. Es el auto del homicida. Luego, se desencadena el asesinato que quedó registrado en las imágenes.
“Evidentemente la persona que lo asesinó había hecho algún trabajo de inteligencia previo. Por eso sabía que la víctima iba a estar a esa hora en la calle. Según contó su familia, era un hombre muy metódico y que solía despertarse temprano para salir a comprar el diario”, explica una fuente de la investigación.
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Calabretta vivía sólo en su casa de Villa Soldati y estaba jubilado, aunque seguía al frente de su negocio de compra y venta de máquinas de imprenta. Fue su hijo Alejandro quien relató a la prensa, y también a la Justicia, que su padre recibía constantes amenazas y pedidos para que abone un dinero que supuestamente adeudaba.
“Yo tenía diferencias comerciales con mi viejo. Por eso me alejé. Una de las razones por las que me fui fue porque pensé que podía llegar a pasar algo de esto, porque hace dos meses que lo amenazaban por teléfono”, señaló Alejandro.
Esa mañana del 20 de octubre, cuando recién el cuerpo había sido encontrado, los policías ingresaron a la casa del jubilado donde hallaron su teléfono celular. Lo había dejado cuando salió a la madrugada a comprar el diario con su auto. El hijo fue el que facilitó la investigación cuando desbloqueó el aparato.
Si bien el teléfono fue enviado a la Policía de Seguridad Aeroportuaria para su análisis pormenorizado, en un primer vistazo observaron que en el celular había varios mensajes y audios de personas que le reclamaban dinero. En particular, encontraron un contacto que era el más insistente y que, en lugar de ser agendado con un nombre y un apellido, estaba rotulado como “El boludo”
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