Los narcos peruanos de la Villa 1-11-14: el misterio del capo fantasma y el negocio tras la captura de “Dumbo”

“Tiki Tiki” y “Viejo Verde”, dos históricos de la banda que rige hace años el Bajo Flores, fueron arrestados por Gendarmería en un expediente investigado por la PROCUNAR. Mientras tanto, falta una pieza clave en el tablero de la Justicia

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"Dumbo" tras su captura en Perú.
"Dumbo" tras su captura en Perú.

Hace más de 20 años que los narcos peruanos controlan la Villa 1-11-14 en el Bajo Flores. Los allanamientos y las detenciones y las condenas deberían desgastarlos, pero no se detienen, sino todo lo contrario. Siempre hay algo nuevo para contar.

El 27 de octubre último, la Policía de Perú y la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal Argentina capturaron en Lima a “Dumbo” Maylli Rivera, el señor de la droga más famoso en la Argentina en los últimos años. Había esquivado a las autoridades durante un año y quince meses. Hijo de un viejo hampón de tercera línea en la Villa, con un prontuario por homicidio, “Dumbo” había copado los edificios del barrio Mugica de Villa Lugano con su banda de pistoleros y transas adolescentes, entre conflictos que estallaron a tiros, con vecinos que salieron a la calle a protestar, hartos de vivir bajo fuego.

Ya prófugo, fue por mucho más e instaló a su banda en la 1-11-14, donde tomó el bizarro rol de garante de la paz entre los narcos de la zona tras una serie de conflictos internos. Sus hombres eran una fuerza de choque designada para mantener en el orden en el negocio de turnos de venta de cocaína y pasta base, históricamente regenteado por la banda del hoy deportado “Marcos” Estrada González, el máximo capo de la zona. A Estrada lo enviaron de vuelta a Lima, tras ser condenado a 24 años de cárcel. Sin embargo, estiman investigadores, todavía retiene su poder. Se cree que los leales a Estrada fueron quienes convocaron a “Dumbo”, hay historias que hablan de sicarios llegando al Bajo Flores literalmente con machetes. El pedido de captura en su contra con una circular roja de Interpol, básicamente, no hizo mucho para desgastarle el poder.

El "sector de los peruanos" en la Villa 1-11-14.
El "sector de los peruanos" en la Villa 1-11-14.

Sin embargo ser un capo narco a control remoto puede ser complicado. Precisamente, fue una feroz interna a tiros en la banda de “Dumbo” lo que le permitió a la Federal seguir a sus hombres, que viajaron a Lima para encontrarse con el jefe el mes pasado. Así, lo arrestaron a metros de una comisaría. Su extradición está en trámite y se espera su llegada al país.

Los narcotraficantes peruanos controlan un territorio de siete hectáreas en la Villa, con manzanas como la 13, la 25 y la 31. Se podría creer que la caída de “Dumbo” fracturó el poder interno, que con el jefe preso los subalternos se matarían entre sí, que algún nuevo traficante se animaría a copar la parada, un drama de geopolítica dealer con muertos en los pasillos. Sin embargo, según asegura un investigador clave en la trama, “todo sigue sin mayores cambios”.

Dos décadas después de su llegada, narcos peruanos no solo no pierden territorio, sino que también suman nuevos delitos como la extorsión y reciclan antiguos miembros para que vuelvan a la banda tras salir de la cárcel. Es una paradoja: “Dumbo” reclutaba adolescentes, algunos incluso de su propia familia. Sin embargo, los narcos de siempre prefieren un buen currículum.

La semana pasada, dos de estos viejos guerreros reciclados cayeron en el Bajo Flores.

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"Tiki Tiki" y "Viejo Verde" tras sus arrestos.
"Tiki Tiki" y "Viejo Verde" tras sus arrestos.

Víctor Raúl Auccapuri Quiroga, apodado “Viejo Verde” y Fernando Ariel Torres Benítez, alias “Tiki Tiki”, fueron arrestados la semana pasada por Gendarmería Nacional en el barrio Ricciardelli, en la periferia de la Villa, en una causa a cargo de la PROCUNAR y el fiscal Eduardo Taiano, con la firma del juez Ariel Lijo. “Viejo Verde” es casi un vitalicio: tiene 53 años, en un negocio donde la expectativa de vida es particularmente corta. Se cree que Auccapuri volvió a la 1-11-14 con el regreso de los históricos, para asegurar el control, como uno de los jefes de seguridad. Solían verlo también con “Papayita”, otro histórico pesado de muy alto rango. Sospechaban que manejaba la provisión de droga en el barrio ACUBA de Villa Fiorito, una UFI de Lanús le pidió la detención, pero en ese caso terminó con falta de mérito.

Torres Benítez es otro reincidente, paraguayo, algo inusual entre los peruanos del Bajo Flores. Tiene 27 años, mucho más joven que “El Viejo Verde”. Gendarmería ya lo había detenido en 2013 en el asentamiento por encontrarle casi medio kilo de porro, lo condenaron un año después. Lo volvieron a encontrar cuatro veces entre 2018 y 2019 con cocaína y marihuana. En noviembre de 2017, el Tribunal Oral Federal N°7 le dio un año y nueve meses. Estuvo preso. Gracias al Servicio Penitenciario Federal obtuvo un DNI argentino.

"El Burro" Revilla Estrada en su última deportación, año 2021.
"El Burro" Revilla Estrada en su última deportación, año 2021.

La inteligencia criminal no lo beneficia. Un seguimiento lo retrata golpeando a un comprador de droga en El Corralón, otro sector caliente de la banda que también “Viejo Verde” pisaba con frecuencia. Se cree que “Tiki Tiki” sería un chaleco, un pesado a cargo del control, un ascenso con respecto a sus antecedentes de simple transa.

El expediente que los investiga, en donde interviene la UFEIDE con la fiscal porteña Cecilia Amil Martín, funciona como una crónica de la era actual del Bajo Flores: ya tiene 21 sospechosos arrestados, con 39 pedidos de detención, relata los nuevos crímenes y los nuevos roles. Varias versiones indicaron que “Viejo Verde” y “Tiki Tiki” respondían a “Dumbo”, pero investigadores del caso confirmaron que el supuesto jefe de ambos es Jhon Revilla Estrada, el “Burro”, el sobrino de “Marcos”, prófugo hasta hoy. “El Burro” volvió a la Argentina de forma ilegal tras ser deportado dos veces de la Argentina.

Hoy, Jhon Revilla Estrada es un jefe de facto en el asentamiento.

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La anotación en un cuaderno de la banda de la Villa 1-11-14 que complica a "Achote".
La anotación en un cuaderno de la banda de la Villa 1-11-14 que complica a "Achote".

“Achote” es otro histórico que vuelve a la escena. Peruano, de 37 años, su nombre fue encontrado en un cuaderno incautado en un allanamiento de agosto de 2021, un recorte que ilustra esta nota. La División Individualización Criminal de la PFA encontró su identidad gracias a un match en una foto tomada en una vigilancia encubierta. “Achote”, según inteligencia criminal en el expediente, se encarga de la marihuana en el negocio de la banda, un negocio que parece menor en comparación a la cocaína, pero que siempre fue una parte significativa de las ganancias. No solo se encargaba de mover la hierba, sino también de los números, entregándole los billetes a otra mujer que ya fue arrestada en el caso. Gendarmería lo había detenido en 2017, cuando le encontraron 67 gramos de cocaína en un sector que controlaban los peruanos. Un año después, pactaba ir preso un año en un juicio abreviado.

Hay, también, una figura misteriosa que fue ubicada cerca de la cima de la cadena de mando en el territorio. Fue vista, por ejemplo, a mediados de julio en el asentamiento. Se desconoce su nombre, pero se sabe su alias. Los narcos lo apodan “Comandante”. El alias no deja nada a la imaginación.

El 13 de julio de este año, “Comandante” fue visto entregándole una mochila a “Tiki Tiki”, mochila que terminó en un domicilio en la calle Oceanía que fue allanado. Allí, los policías de la Federal encontraron 40 kilos de drogas varias.

“Comandante” sigue sin ser identificado hasta hoy, pero no es el único pesado suelto. Hay un jugador más, “La Rana”, con pedido de captura vigente, supuestamente el nuevo jefe de seguridad de la organización. “La Rana” y sus secuaces, por otra parte, se encargarían de un negocio miserable. Van y amenazan a vecinos, exigiéndoles una cuota mensual o semanal, la plata que tengan o les roban el televisor. De no pagar este cupo les disparan, o los expulsan y se quedan con sus casas.

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