Tras realizar seis allanamientos en simultáneo, efectivos de Gendarmería Nacional detuvieron a tres personas que se dedicaban al contrabando de exportación de combustibles desde la ciudad formoseña de Clorinda hacia el Paraguay por pasos no habilitados.
En el operativo realizado la semana pasada, que estuvo a cargo del Escuadrón 16 y contó con el apoyo de otras unidades, secuestraron cuatro vehículos tipo pick-up, cuatro acoplados tanques cisternas de metal con capacidad aproximada de 1.500 litros, cuatro tanques de plástico con capacidad de 1.000 litros, seis tambores plásticos con capacidad de 200 litros, 20 bidones con capacidad de 30 litros cada uno y 390 litros de combustible distribuidos en trece bidones.
Además, incautaron una manguera de plástico de 50 metros aproximadamente, que se utilizaba para el paso de combustible desde la costa argentina, siete motores utilizados para la propulsión de combustible, un cable de acero que conectaba ambas márgenes del río Pilcomayo y documentación de interés, quedando a disposición del Magistrado interviniente.
Con la orden de la Fiscalía Federal N°1, los gendarmes desarrollaron las pesquisas en torno a las estaciones de servicios de Clorinda y localidades cercanas y comprobaron que la nafta era cargada diariamente en tanques de mil litros, bidones y hasta pequeñas cisternas para luego ser trasladada en pick-ups y motos hasta un predio con muros perimetrales situado en el barrio Porteño Sur.
Debido a las altas paredes del galpón impedían la visión de lo que ocurría en su interior, los efectivos se apoyaron en la ayuda de drones para detectar cómo era la maniobra final de tráfico de combustible hacia el país vecino.
Las filmaciones arrojaron que el combustible era enviado a Paraguay por medio de una manguera de plástico que había sido apoyada sobre un puente de madera que atravesaba el río Pilcomayo.
Tras ser descubierta la maniobra delictiva, los gendarmes destruyeron el puente en coordinación con las autoridades paraguayas.
Además de la evasión fiscal, el transporte del material inflamable -al efectuarse en forma precaria- “pone en riesgo la seguridad pública, el medio ambiente y la seguridad vial de las personas”, precisaron desde Gendarmería.
Debido a las irregularidades detectadas en las ventas en estaciones de servicio, como el contrabando de sustancias peligrosas por pasos no habilitados hacia la República del Paraguay mediante la utilización de vehículos sin las correspondientes medidas de seguridad, se labraron infracciones al Decreto 2.407/83, como así también a la Ley de Tránsito 24.449 y el Decreto 779/95.
Diariamente, paraguayos cruzan la frontera, donde encuentran combustible a menos de la mitad del precio ofrecido en Asunción; lo que habilita la proliferación de estas actividades ilícitas que las fuerzas de seguridad argentinas tienen en la mira.
Esta simple ecuación es la que convirtió al contrabando de combustible en Paraguay como uno de los negocios más rentables en la frontera, en los últimos tiempos, a pesar de los riesgos que representa su traslado sin las mínimas condiciones de seguridad requeridas para estas sustancias inflamables.
La actividad se desarrolla a plena luz del día y a la vista de todos. No solo cuenta con la complicidad de los dueños de las estaciones de servicio argentinas sino también con la necesidad de muchos formoseños y paraguayos que encuentran en ese trabajo ilegal su fuente de ingresos.
Miguel Corrales, presidente de la Asociación de Propietarios de Estaciones de Servicio de Paraguay (APESA) y Miguel Bazán, gerente de la Cámara de distribuidoras Paraguayas de Combustibles (CADIPAC) coincidieron en que dicho comercio clandestino afecta en un 30% al sector privado que opera en la zona fronteriza.
Corrales, además, remarcó que existen varios “carteles” dedicados a contrabandear combustibles argentinos a gran escala. Los ofrecimientos son entre 2 mil y 6 mil litros por cliente, de acuerdo a investigaciones realizadas por medios paraguayos, por los que hacen “muy descuentos” si la compra es por mayor cantidad.
Los puentes ilegales y precarios en el río Pilcomayo también son una constante histórica, utilizados para el paso de otras mercaderías clandestinas como cigarrillos de contrabando.
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