“El cuerpo tiene varios días allí, está en estado de putrefacción: la quemaron, tiene heridas de arma blanca y creemos que podría tener un orificio de bala”. Así, un investigador del caso relató a Infobae en qué estado fue encontrado el cuerpo de Susana Cáceres, la mujer desaparecida hace 10 días que era buscada intensamente por la fiscal del caso Luisa Pontecorvo, titular de la UFI N 3 Moreno. El cadáver fue hallado a la vera de la colectora del camino de Buen Ayre y el río Reconquista en Moreno, a 20 cuadras de su casa.
En un principio no se sabía si efectivamente era Susana, pero una vez que reconocieron sus tatuajes ya no hubo más dudas. Luego, su prima Adriana habló con los medios y lo confirmó. Ahora, resta por saber quién o quiénes fueron los responsables de asesinar a la mujer, madre de cuatro hijos, que era buscada desde el martes 8 de noviembre, la última vez que había sido vista con vida.
Tras el hallazgo del cuerpo, los investigadores ordenaron realizar una autopsia para determinar las causales de muerte y además obtener un dato clave por estas horas: la fecha en que fue asesinada. “Una vez que sepamos qué día la mataron, vamos a tener un panorama mucho más claro de hacia donde ir. Con esa información podemos determinar un punto de partida y reconstruir para atrás con todas los elementos que ya tenemos. Como los teléfonos y las cámaras de seguridad”, indicó un detective del caso a Infobae.
Y completó: “Los médicos nos detallaron que por su estado de descomposición el crimen pudo haber ocurrido 7 días atrás y habría un orificio de bala. Sin embargo, eso lo va a confirmar con la autopsia”.
Por eso, ahora, las hipótesis del caso están abiertas. Con el resultado del estudio forense, los detectives pondrán un inicio que los ayudara a llegar al final. Mientras tanto, buscan las cámaras de seguridad de la zona del lugar donde fue encontrada Susana para hallar alguna nueva pista que los ayude a encontrar al culpable.
El 8 de noviembre pasado, Susana se fue de su casa diciéndole a su madre que iría a pagar una deuda. “Ahí vengo”, gritó desde la puerta antes de irse. Fue la última vez que su madre la vio. Hasta el momento se desconoce qué tipo de deuda iba a pagar y quién era su acreedor. Sólo se sabe que, en las horas previas, había vendido algunos electrodomésticos para hacerse de efectivo. “Tenía encima no más de $10 mil”, explicó una fuente policial. Después no se supo más de ella. La familia hizo la denuncia por su desaparición y quedó a cargo de la fiscal Pontecorvo.
Los rastrillajes para dar con la mujer se produjeron a lo largo de los días. En paralelo, también se hicieron detenciones. El martes pasado, en el marco de la búsqueda, la fiscal Pontecorvo ordenó allanar el domicilio de Alberto Peralta, quien sería pareja de Cáceres. En el operativo, el hombre terminó arrestado, pero por otro delito: tenencia de arma de guerra. Tenía en su poder una pistola calibre .45 que ocultaba en su casa cuando fue allanado.
Tras su arresto, Peralta se negó a declarar ante el fiscal Federico Soñora, que lleva la causa por la tenencia ilegal de arma de guerra, y quedó formalmente detenido, ya que cuenta con antecedentes por robo agravado.
Por lo bajo, los detectives creen que fue detenido por ese delito mientras se avanza con la investigación para que no se fugara ante cualquier posible involucramiento suyo en la causa. De igual modo, por el momento, son solo hipótesis.
Es que el hombre fue señalado desde un principio por la familia de Susana, que asegura que el miércoles que comenzó la búsqueda este sujeto se apareció en la casa con una moto que era de ella y cuando una amiga y una prima de la mujer le preguntaron qué hacía, él no supo qué contestar y luego negó ser novio de Susana.
Además de Peralta, hay más sospechosos. Como sus dos hermanos, Damián Peralta y Eduardo Campos; y el de un amigo de ellos, Jorge Ollola. A todos les peritaron los teléfonos. Los detectives del caso relataron que “no aparecieron datos relevantes”.
En esa línea, ayer la fiscal Pontecorvo ordenó un nuevo allanamiento en el domicilio de Peralta, pero esta vez con canes especializados. Indicó, también, que los perros rastreadores caminaran la zona. Los resultados fueron positivos. Los perros olieron la funda de la almohada de la víctima y comenzaron a olfatear. El primero marcó una pared cercana la zona en la que los testigos dijeron haber visto a Susana. “Eso quiere decir que habría estado apoyada ahí. Fue el primer resultado concreto que obtuvimos”, explicaron los investigadores. Pero no fue el único.
Otros dos perros condujeron a los investigadores a una canchita de fútbol muy precaria sobre la calle María Helena Uhart, a 200 metros del primer rastro. Es un predio que pertenece al Club Mariló 2000. En el interior de ese espacio hay una suerte de vestuario que, adentro tiene una cama con un colchón roto. En ese lugar reducido los perros marcaron tres lugares, uno de ellos en la cama.
En cuanto a las pericias, los investigadores aguardan los resultados sobre los análisis de una zapatilla y una remera, ambas con una pequeña mancha roja, que encontraron en una camioneta Renault Duster color azul, que pertenece al hermano del novio de Susana. Mientras se establece si son o no manchas de sangre, fuentes de la investigación no descartan que “podría ser pintura”, ya que el hombre trabaja de pintor.
Lo cierto es que el cuerpo de Susana fue encontrado entre los pastizales a metros del camino de Buen Ayre con heridas de arma blanca, quemaduras y golpes. Un femicidio que por el momento no encuentra culpables, mientras los investigadores avanzan para intentar reconstruir lo ocurrido.
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