El sábado pasado por la mañana, Osvaldo González fue arrestado por supuestamente matar de cien puñaladas a su abuela, Buenaventura Sena, una jubilada de 78 años. El crimen ocurrió en la calle Brochero al 1800, zona de Bosques, con un expediente a cargo de la UFI N°6 de la fiscal Vanesa Maiola.
En la misma jurisdicción, y en la misma jornada, a 8 kilómetros de distancia ocurrió un ataque casi idéntico, una tentativa de homicidio. La victima: una abuela de 74 años. El acusado: su nieto.
Personal de la Comisaría 1° de Florencio Varela fue despachado a un domicilio en la calle 509 al 3200 tras una alerta al 911. Cuando llegaron, descubrieron a varias personas que reducían a un hombre de 33 años llamado Jorge Alejandro Bordón, que vivía a pocas cuadras sobre la misma calle y que hasta abril había tenido trabajo, empleado por un hombre dedicado al negocio de la construcción. La escena era sangrienta. Jorge -flaco, demacrado, con su barba crecida- estaba desnudo, herido, con manchas de sangre por todo el cuerpo.
A pocos metros, Petrona Espínola, 74 años, jubilada, yacía apuñalada en la cara, con varios golpes en su cuerpo, el gesto desencajado, apenas vestida con su ropa interior para dormir.
Así, llegaron las ambulancias. Jorge fue enviado a un hospital de la zona, Petrona a la clínica Santa Clara. Se determinó que se trataba de abuela y nieto y que, efectivamente, Jorge habría atacado a puñaladas a su propia abuela hasta que lo frenaron varios vecinos del barrio. Hasta ese momento, según información policial a la que accedió Infobae, se desconocía el motivo de la agresión.
Tras recibir la notificación del hecho, la fiscal Maiola ordenó que la Policía Bonaerense arreste a Bordón.
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De vuelta al caso de González, la fiscalía aguarda ahora los resultados de la autopsia para confirmar la mecánica de la muerte, a pesar de que una fuente del expediente confirmó a Infobae que el cuerpo efectivamente tenía más de 100 lesiones cortantes.
A pesar de que aún no se conocen todos los detalles del crimen, vecinos del barrio y familiares de la víctima y su hijo aportaron datos de la relación que había entre ellos y del comportamiento que el hombre tenía con su familia y su entorno y aseguran que era paciente psiquiátrico y que su madre se oponía a que fuera internado o tratado en un hospital.
Isabel, hermana de la mujer asesinada, también habló con la prensa en la puerta de la casa de la víctima, dijo que su sobrino estaba en una secta religiosa que lo obligaba a no tomar la medicación psiquiátrica que tenía recetada y que ella advirtió a su hermana Marta lo que podía pasar con Osvaldo, su único hijo.
“Dos veces llamé al 911. Les pedí por favor que lo lleven al hospital, les dije: ‘Llamen una ambulancia porque este chico nos va a prender fuego la casa. ¿Qué están esperando? ¿Qué nos mate a todos?’ Y la policía nos decía que no se lo podían llevar sin una orden, y la médica del SAME lo mismo”, relató la mujer, que indicó que el martes de la semana pasada fue el último episodio violento que presenciaron.
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