Organizaciones feministas, vecinos de la ciudad rionegrina de Cipolletti y familiares de las hermanas María Emilia (24) y Paula González (17), y su amiga Verónica Villar (22), asesinadas en noviembre de 1997, realizarán este domingo por la tarde una concentración y movilización para reclamar por una nueva investigación al cumplirse 25 años del triple femicidio.
Las tres víctimas habían sido vistas por última vez el 9 de noviembre de 1997 y dos días después fueron encontradas asesinadas y semienterradas junto a las vías del tren. Por el caso está condenado y detenido Carlos Kielmasz, consignado como “partícipe necesario” del delito de “secuestro seguido de muerte”.
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Desde la Multisectorial de Mujeres de Cipolletti informaron a través de sus redes sociales que la concentración se realizará a las 17 en el cruce de las calles Roca y España de esa localidad del noroeste de la provincia de Río Negro y luego habrá una movilización a las 19 desde la plaza San Martín.
La convocatoria fue difundida a través de las redes sociales con un afiche que dice “Cipolletti, capital del femicidio” y “más lucha y rebeldía”, y en el evento se realizará un estampado de remeras.
Esta semana Agustina, la hija de María Emilia González, que tenía tan solo dos años cuando mataron a su madre, dijo a Radio y Televisión Neuquén que Kielmasz “está pidiendo salidas transitorias, pero, la realidad es que ningún psicólogo dio un parte positivo”. Y agergó: “Está comprobado que es un psicópata”.
“No creo que sea el único”, sostiene Agustina, que asegura que Kielmasz, ‘está encubriendo’ a alguien más con su silencio.
“Kielmasz solo no fue, pero hasta que no hable y no diga qué fue lo que pasó, no lo vamos a sabe. Espero que sí, pero no tengo mucha fe”, añadió la joven, quien contó que recién cuando ella tenía 15 años entendió “cómo las ejecutaron y la brutalidad del hecho”.
El día que fueron vistas con vida por última vez, las hermanas y su amiga habían salido a cumplir con su rutina habitual, que era una caminata por los alrededores de la ciudad. Como no regresaron, las familias radicaron la denuncia policial y se inició un rastrillaje del que participaron decenas de vecinos que se sumaron solidariamente a la búsqueda.
Dos días después, el 11 de noviembre, un vecino, Dante Caballero, con su perra ovejera, encontró los cadáveres de las jóvenes semienterrados en una zona conocida como Los Olivillos, a la vera de las vías del ferrocarril.
Según la autopsia, las víctimas presentaban heridas de arma blanca, disparos de armas de fuego y golpes que evidenciaban claramente la violencia que habían sufrido antes de ser asesinadas.
La comunidad de la región se mostró consternada por un hecho sin precedentes en la ciudad y se realizaron multitudinarias movilizaciones en reclamo de justicia encabezadas por los padres de las víctimas, Juan y Ofelia Mosconi y Ulises González y Susana Guareschi.
A pesar de la demanda popular, la investigación no logró el esclarecimiento total del hecho y el 5 de julio de 2001, la Cámara Segunda de General Roca condenó a Kielmasz a prisión perpetua y a Guillermo González Pino a 18 años de cárcel. Sin embargo, en 2002, el Supremo Tribunal de Justicia absolvió a este último del triple femicidio.
Ese mismo año, el 23 de mayo, Cipolletti se volvió a conmocionar con un segundo triple femicidio, el de Mónica García, Carmen Marcovecchio y Alejandra Carbajales, quienes fueron asesinadas en un laboratorio de análisis clínicos de la ciudad.
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