“La vi llegar al balcón. Pasó la primera pierna por la baranda. Ahí le grité para detenerla, pero no llegué y se soltó”. Así declaró su inocencia Patricio Reynoso, acusado del femicidio de su pareja Pilar Riesco (21), quien murió en el barrio porteño de Nueva Pompeya en marzo de 2020, en la primera vez que cuenta su versión de los hechos desde el inicio del debate.
El imputado aseguró este martes en el juicio que se le sigue por el crimen de Pilar que fue ella quien ese día lo agredió físicamente, intentó ahorcarlo con una correa para perros y luego se arrojó al vacío.
Acusado del “homicidio doblemente calificado por el vínculo y por haber mediado violencia de género”, Reynoso amplió su declaración ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 18 porteño, que encabezan los jueces Domingo Altieri, Luis Márquez, y Darío Medina; y aceptó responder las preguntas de las partes.
Según explicó, aquella madrugada había salido a bailar con sus amigos y se encontró con Pilar en la puerta de su edificio de Nueva Pompeya, donde pasaron la noche juntos. Fue ahí que el acusado admitió que durante la tarde tuvo una pelea con ella, situación que calificó como un “ataque de celos”.
“Al día siguiente me despertó de un golpe en la boca. Ella me decía que me había revisado todo el teléfono. Me preguntaba por las fotos y videos que había sacado la noche anterior. En un momento se calmó y almorzamos. Pero después me pidió de nuevo que le dé mi celular, y se me subió encima para pegarme”, manifestó Reynoso, que cuenta con la asesoría legal de Leandro Giannini y Fernando Arias Caamaño.
Ante esa situación, Reynoso dijo que Riesco intentó asfixiarlo con la correa de su perro y que la tomó del cuello como “mecanismo de defensa”. “Yo logré desajustarme la cadena y la tomé de la mano y del cuello para sacármela de encima. Le dije que no había hecho nada. Ella me decía que era un hijo de puta y que la cagaba. Ahí empezó a romper las fotos, rompió la mesada. Ella me decía que ya no me importaba que esté en su vida. A eso le respondí: ‘Hacé lo que quieras’”, indicó ante la mirada atenta del presidente del tribunal Altieri.
Instantes después, Reynoso declaró que Riesco se autolesionó con un cuchillo en uno de sus brazos y luego comenzó a arrojarle marcos de madera que contenían fotografías de la pareja.
“Uno de los objetos que me tiró me generó que tenga una gotita de sangre. Fui al baño y ella me decía que a mí no me importaba que esté en mi vida. Le contesté que haga lo que quiera. Salí del baño y ya estaba en el umbral del balcón. Pasó una pierna, pasó la otra. Quedó mirando para el lado del departamento de la casa y después se soltó”, señaló.
Tras esa circunstancia, Reynoso explicó que se puso una remera y bajó “inmediatamente” para asistir a Pilar.
Además, el hombre agregó que conoció a la joven en el 2017 y describió que su relación era “intermitente”. “La conocí porque se juntaba con amigos míos. Cuando fue pasando el tiempo, ella pretendía otra cosa de la relación. A veces se ponía intensa, tenía muchos celos. Estábamos dos meses, pasaba algo, después volvíamos. No podría decir que estuvimos tres años juntos. Nunca me hizo entender que no quería estar más conmigo”, concluyó el imputado.
Por otro lado, declaró nuevamente la policía Romina Barcelona, quien previamente había sido investigada por falso testimonio en esta causa por sus contradicciones en la instrucción del caso, reiteró que fue testigo directo del hecho y vio a Riesco arrojarse al vacío.
Según la versión de Barcelona, que había admitido conocer a Reynoso previamente, se encontraba en la terraza de un colegio -del cual su madre es directora-, ubicado en frente del lugar del hecho. Sin embargo, la localización de su celular la emplazaba a 20 cuadras, situación que justificó al decir que ese día su marido, Christian Acuña, tenía el dispositivo.
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También declararon el oficial de la policía porteña Cristian Segura y la licenciada en criminalística Guadalupe Roa, quienes manifestaron “no encontrar huellas dactilares ni papilares” en la baranda del balcón por el cual cayó Pilar.
“Yo fui el encargado de buscar en superficies de huellas dactilares, pero en el lugar no encontramos rastros. Buscamos en toda la casa. No se encontró ninguna impresión latente”, informó Segura.
En ese sentido, Roa agregó que la baranda “era un material apto para la impregnación de huellas”, aunque remarcó que la ausencia de ellas “no significa que no haya sido tocada”.
Por último, fuentes judiciales informaron a la agencia de noticias Télam que el próximo 17 de noviembre se hará los alegatos y se transmitirán por la plataforma Zoom.
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