Esta mañana, el Tribunal Oral Federal Nº 3 condenó a seis años y 8 meses de prisión a Alexa Souto Moyano, la última acusada por el crimen de Matías Berardi, el adolescente de 16 años que fue secuestrado y asesinado en 2010 en la localidad bonaerense de Campana.
En la audiencia virtual, cuando pasadas las 10 de la mañana el juez Walter Venditti leyó la sentencia y dio a conocer la pena, Souto Moyano se tomó la cara con las dos manos y, en el recuadro de al lado, María Inés Daverio y Juan Pablo Berardi sostenían una foto de su hijo.
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“La verdad fue muy movilizante, estábamos seguros de que ella era culpable, por eso seguimos adelante”, dijo a Infobae tras el veredicto la madre de Matías. “En un principio ella había pedido un juicio abreviado, luego en su declaración no quiso responder preguntas y evitó hablar de lo que pasó”.
“Para nosotros lo más importante es que salió culpable. No sé si estamos del todo de acuerdo con la cantidad de años pero eso lo designa la Justicia y nosotros creemos en la Justicia”, agregó Juan Pablo. Los abogados Eduardo Durañona y Santiago de Jesús, sus representantes, habían pedido una pena de 20 años de cárcel.
“Lo que esperábamos es que ella en algún momento declarara y contara un poco lo que pasó en ese momento y cuando estuvo con Matías. Porque ella estuvo con Matías. Jamás hizo mención a eso y jamás permitió ni siquiera que se le hagan preguntas”, agregó Berardi.
“En el único momento que habló fue para victimizarse después de 12 años de silencio de toda la familia. Cuando vio que no le quedaba otra, hizo una declaración para victimizarse ella y tratar de aminorar la condena que le tocaba”.
“Por lo menos la Justicia cumplió y estamos conformes con la sentencia, con que haya salido culpable”, agregó. María Inés coincide: “Nada nos va a aliviar el dolor por lo que sufrió Matías pero nos da paz que haya sido condenada”.
En el primer juicio de 2013, el TOF N° 3 de San Martín condenó a prisión perpetua al herrero Richard Souto -padre de Alexa- y a Néstor Maidana, Damián Sack, Gabriel Figueroa y Gonzalo Álvarez.
También a penas de 24 años de prisión a Ana Moyano -madre de Alexa-; a 17 años de cárcel a Jennifer Souto Moyano; a 19 a Celeste Moyano; a 21 a Federico Maidana y a 18 a Elías Vivas.
En ese proceso, la única absuelta por falta de pruebas fue ella, Alexa Souto Moyano, que al momento del crimen llevado a cabo por sus padres, hermana, tíos y amigos de familiares tenía 17 años.
En la primera audiencia del juicio, el 3 de octubre pasado, al que llegó luego de que fracasara un intento de su defensa por acordar una pena en un juicio abreviado, Souto Moyano debió escuchar todos los detalles del secuestro. “Al volver a oír todo lo que sufrió Matías volvimos a morir con el”, dijo su mamá en ese momento a Infobae.
En su alegato de la semana pasada, en una audiencia que duró casi dos horas, la defensora oficial Diana Bergel había pedido su absolución y subsidiariamente que, de ser condenada, Souto Moyano recibiera una pena de 3 años de prisión de ejecución condicional como coautora del secuestro, cometido cuando ella era menor de edad.
Al inicio de la audiencia, Souto Moyano expresó sus últimas palabras e insistió con su inocencia: “Lo único que digo es que los culpables y los responsables ya tienen una condena y la están cumpliendo. Yo no tengo nada que ver, yo necesito que esto termine para mí. Necesito que sea justo para mí. Nada más que eso”. Tras escuchar el veredicto, la mujer, que tenía 17 años cuando ocurrió el hecho, se tomó la cabeza y lloró.
El caso
Matías Berardi tenía 16 años cuando fue secuestrado. Era el mayor de cuatro hermanos y cursaba el quinto año del colegio Saint George de Escobar. El lunes 27 de septiembre de 2010, cerca de las 21.30, Matías salió de su casa en la localidad de Ingeniero Maschwitz y tomó un colectivo para encontrarse con un grupo de jóvenes con los que viajó hasta Capital Federal para festejar el cumpleaños de un amigo en una fiesta de egresados en el boliche Pacha.
En la madrugada del martes 28, Matías bajó de una combi en el cruce de Panamericana y Ruta 26 para volver a su casa en ese partido del norte del conurbano. En algún momento entre las 5.45 y las 6.10 fue secuestrado por una banda liderada por el herrero Richard Fabián Souto.
A las 6.11, los padres de la víctima recibieron una llamada desde el teléfono del chico en la que un hombre les dijo que tenía a su hijo secuestrado.
Desde ese momento lo mantuvieron cautivo en una casa de la avenida Sarmiento 407 de Benavídez, partido de Tigre, desde donde se realizaron al menos 8 llamados extorsivos a sus padres para exigirles un rescate de $1.000, que luego ascendió hasta los $30.000.
Pero tras pasar 14 horas cautivo, a las 19.20 del martes, el adolescente logró saltar una reja y escapar hacia el parque de la herrería. Matías salió a la calle y pidió ayuda entre los vecinos, a quienes les dijo que lo tenían secuestrado, pero no logró que nadie lo refugiara ni lo ayudara porque no le creyeron.
La banda salió a buscarlo y lo recapturó a dos cuadras, en las puertas del cementerio de Benavídez. Para despistar a los vecinos y lograr que nadie lo asistiera, además, las mujeres cómplices del secuestro salieron a la calle a los gritos a decirles que el joven era un ladrón que había intentado robarles.
Minutos más tarde, a las 20.38, se dio la última llamada por parte de los secuestradores, que le preguntaron a la familia de la víctima si tenían el dinero que les habían exigido. Del otro lado del teléfono les respondieron que habían recolectado $6.000, ante lo cual cortaron.
Luego, en algún momento de la madrugada del día siguiente, Matías fue trasladado a un descampado en Campana, donde los asesinos le dispararon por la espalda con una pistola 11.25. La bala ingresó por el omóplato derecho y le ocasionó la muerte en el acto. El cuerpo del joven fue encontrado horas después.
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