Paola Gisela Gutiérrez Bazán tenía 24 años, era madre de tres chicos y estaba embarazada de cuatro meses cuando desapareció el 19 de julio de 2015 cerca del barrio la Favorita, en la ciudad de Mendoza. Desde entonces no se supo más nada de ella.
Durante años el caso fue un misterio, se siguió la pista de una posible red de trata de personas -que no llevó a ningún rumbo- y el Ministerio de Seguridad de la Nación ofreció medio millón de pesos para quien aportara información que ayudara a encontrarla.
Hasta que a fines de 2020 la causa dio un giro: tres testigos de identidad reservada contaron que la joven había sido asesinada en una reunión de amigos y señalaron a los responsables. A partir de los relatos, los investigadores reconstruyeron los hechos y llegaron a esa misma conclusión.
Pese a que nunca se halló el cuerpo, la fiscalía logró enviar a juicio a dos sospechosos: Héctor Días (34), alías “Negrucho”, y Daniel “Peluca” Quiroga (37) comenzarán a ser juzgados desde este lunes. Hubo un tercer acusado, Marcos Quiroga, hermano de Daniel, pero falleció hace un tiempo atrás al electrocutarse.
“Queremos que el Estado dé una condena justa al culpable. Pero más allá de una condena, queremos el cuerpo de Gisela, si fue real que la mataron. Queremos saber qué hicieron con su cuerpo y dónde está”, dijo en las últimas horas a un canal local Elena Alcaya, la hermana de la víctima.
<b>La cronología del caso</b>
La historia de Paola está marcada por la tragedia. El bebé que estaba esperando al momento de la desaparición era el producto de una violación que ella misma denunció. Según reflejó el diario Los Andes, también había denunciado a dos ex parejas que la obligaban a prostituirse. su familia apuntó sus sospechas contra uno de estos ex novios, aunque jamás logró demostrarse que estuviera relacionado con el hecho.
El día de la desaparición, Ramona, la madre, llegó a verla cuando volvía a su casa en compañía de un vecino. Había ido a visitar a una hermana y como se había hecho tarde -eran aproximadamente las 23.30- la mamá la estaba esperando en la puerta de casa. Gisela cambió de planes: se despidió del hombre que la acompañaba y le hizo señas a Ramona para indicarle que ya volvía. Dio media vuelta por el mismo camino que había hecho y desde ese momento, nunca más apareció.
Tras la denuncia por averiguación de paradero, la fiscalía mendocina de Delitos Especiales ordenó búsquedas por la zona de La Favorita y el ex zoológico que no tuvieron éxito. Después, el Gobierno provincial decidió ofrecer una recompensa de 20.000 pesos para la persona que aportara datos sobre la joven embarazada.
Cuando se cumplió un año de la desaparición, vecinos y amigos realizaron a una marcha hacia la Legislatura para pedir por la aparición de la joven. La causa luego pasó al ámbito federal y estuvo a punto de ser archivada, pero la Cámara de Apelaciones ordenó que se siguiera investigando.
“La línea más fuerte que tenemos, o la que más nos acercamos y vemos que la justicia federal también así lo siguió, es la del entorno de Gisela, el día inmediato anterior a su desaparición, ella estuvo con un grupo de amigos y todo lo que tenemos es que ahí podría estar la clave para saber su paradero”, había dicho en su momento el abogado querellante, Fernando Peñalosa.
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La clave para desenmarañar la desaparición fueron las declaraciones de tres testigos que el 14 de noviembre de 2020 quienes dieron cuenta de lo sucedido aquel 19 de julio de 2015, cuando fue vista por última vez Gisela. Ellos aseguraron que uno de los imputados les había confesado que a la joven la asesinaron.
Mediante los aportes de los testigos, la investigación encabezada por el fiscal de Homicidios Carlos Torres concluyó que Gisela fue a la vivienda de Días en el marco de una reunión con amigos. Una vez allí, el hombre intentó mantener relaciones sexuales, pero ella lo rechazó. En ese momento, el sujeto tomó un revólver y la mató de un disparo en la cabeza.
“Peluca” Quiroga estaba presente en el lugar. Luego del disparo, Días le envió un mensaje al fallecido Marcos Quiroga. “Me mandé una cagada”, le dijo. Al margen del registro telefónico, antes de morir, “Tucán” confirmó esa comunicación en su declaración indagatoria, señaló el Diario Uno. Así, entre los tres trasladaron el cuerpo, lo enterraron. Hasta hoy, el cadáver no fue hallado.
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La causa se elevó a juicio y, este lunes, Días y Quiroga se sentarán en el banquillo de los acusados. El primero llegó imputado por del delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego; el segundo, por encubrimiento agravado.
El debate se desarrollará en el Polo Judicial Penal de Mendoza y tendrá la particularidad de que el jurado estará conformado por doce ciudadanos y seis suplentes: será la primera vez que se juzgue por esta modalidad el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego. En caso de ser hallados culpables, el juez técnico Aníbal Crivelli será quien decida la cantidad de años de condena.
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