En las próximas horas, la Justicia peruana deberá resolver la extradición de “Dumbo” Maylli Rivera, capo narco del barrio Mugica de Villa Lugano y de la Villa 1-11-14, el último en la larga cadena de señores de la droga que controlaron el hampa de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Había esquivado a la Policía Federal y a la PROCUNAR durante un año y cinco meses. Cazarlo se volvía una quimera. Se decía que aparecía de noche por el Bajo Flores, donde sus hombres habían sido enviados con pistolas y machetes para aguantar el poder narco de amos como “Marcos” Estrada González y su hermano “Piti”, en cuya banda “Dumbo” se formó. Lo buscaron en Moreno, donde criaba patos, o en San Isidro, donde dejó atrás su ropa favorita.
Al final, lo encontraron ayer en Lima, a metros de una comisaría, en una colaboración entre las policías y sistemas judiciales de Argentina, Perú y Uruguay.
Lo arruinó no un desliz, sino su propia banda.
Para capturarlo, se siguió el rastro de un peregrino, reflejado en un informe de inteligencia criminal al que accedió Infobae. Una sangrienta interna en su organización, alimentada por la codicia, permitió seguirle el rastro. La primera pista fue uno de sus hombres, pareja de la sobrina de “Dumbo”. Su nombre es Nicolás Silva Ames, apodado “El Tío Ricky”.
La sobrina y Silva Ames fueron detenidos esta semana, acusados de formar parte de una organización delictiva dedicada a la comercialización de estupefacientes en la Ciudad de Buenos Aires, que, además, para la justicia, planificaba un ataque con explosivos contra un grupo rival, en medio de una disputa territorial. Si bien su zona fuerte era el barrio Padre Mugica de Lugano, se cree que operaban también en el conurbano bonaerense.
Sin embargo, se cree que “Tío Ricky” se había cortado solo, para vender droga por su cuenta junto a uno de sus laderos, “El Paragua”, traicionando a su jefe prófugo, lo que generaba una pelea con los leales a Maylli Rivera.
En el medio, a fines de septiembre, se interceptó una comunicación. “Tío Ricky” supuestamente planeaba una venganza dentro de su propia banda. El 18 de noviembre, las autoridades supieron que a “Tío Ricky” le dieron dos tiros en la panza, para terminar internado y fuera de peligro en el hospital Piñero.
Días después, “El Paragua” sufrió una golpiza mientras vendía drogas en el Barrio Mugica.
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Así, tras sentirse mejor, Silva Ames juró venganza. Siempre según el informe de inteligencia criminal. ordenó a su fiel ladero que coloque dos granadas en Lugano. Las explosiones no solo alcanzarían a los transas rivales, sino también a sus vecinos. La PFA redobló la vigilancia. El 21 de octubre, arrestaron a “Tío Ricky” mientras llevaba droga. Junto a él cayó Mayra Villantoy, sobrina de “Dumbo”.
Entonces, comenzó una oleada de allanamientos y arrestos. Cayó en Avellaneda otro hombre de Dumbo, Isaac Hinostroza, “El Manchay”. Allí se encontró el eslabón. Un hombre vinculado a la mujer de “Manchay”, alias “El Oso”, debía viajar a Perú. El motivo: verlo a “Dumbo” en la clandestinidad.
“El Oso” no iba a viajar a Perú en avión. Fue por agua a Colonia, Uruguay. Allí, ya lo habían marcado, con una vigilancia de la Policía uruguaya. Luego, durmió en un hotel de Montevideo. Allí, para despistar el rastro, compraron pasajes de Montevideo hacia Lima, con una escala en Aeoparque.
Allí, un detective de la Federal intercepta al “Oso” para marcarlo. Lo sigue hasta Lima. Allí, una pareja de cómplices de “Dumbo” lo buscó en el aeropuerto. “Dumbo” esperaba del otro lado para la reunión.
Finalmente, encontraron al capo en la zona de Parque San Silvestre, en San Juan de Lurigancho, a metros de una comisaría.
En la investigación para encontrarlo intervinieron el Juzgado Federal N°11 de Julián Ercolini, la Fiscalía Antidrogas N°1 del Calleo en Perú, la División Operaciones Metropolitana Oeste de la Policía Federal a cargo de Ronald Achahui Córdova, el Departamento de Búsqueda de la Dirección Antidrogas de la Policía del Perú, además de la Dirección Antidrogas de la policía uruguaya, que aportó información.
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