Este miércoles se cumplen 40 días del crimen de María Alejandra Abbondanza (38) y la causa que investiga la fiscal Ana Laura Brizuela, titular de la UFI Nº2 del departamento judicial de Zárate-Campana, acaba de tener su primer traspié. Es que el juez de Garantías Julio Grassi no convalidó el pedido de la acusación y ordenó que sean liberados los padres de Agustín Leonel Chiminelli (24), el principal imputado por el femicidio y quien seguirá preso.
Si bien el magistrado sí dictó la prisión preventiva del acusado del “homicidio calificado” de María Alejandra, el matrimonio compuesto por Carlos Rubén Chiminelli (69) y Liliana Esther Sánchez (64), considerados cómplices del crimen, está en libertad desde el sábado pasado. Su paradero, teniendo en cuenta que vivían en la misma cuadra que la víctima en Campana, quedó bajo secreto de sumario.
En la resolución, Grassi estimó sobre el matrimonio “que, de momento, no hay suficiente prueba para probar sus participaciones en el hecho”. La fiscal Brizuela disintió con la decisión del juez y, por eso, decidió apelar la medida. Según pudo saber Infobae, a la titular de la UFI N°2 “no le cierran los tiempos” y por eso sospecha sobre la implicancia de los padres.
Tal como se estableció a partir de las cámaras de seguridad de la zona, ese viernes 16 de septiembre, María Alejandra sacó a pasear a su perro “Pochi” por la cuadra en la que vivía en la localidad bonaerense de Campana y se cruzó con su vecino, Agustín Chiminelli, quien la invitó a pasar a su casa. Cincuenta minutos más tarde, a las 18.20, hace su ingreso a la casa Chiminelli padre.
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En ese ínterin, de acuerdo a la reconstrucción efectuada por los investigadores, María Alejandra y el acusado primero estuvieron en el living del domicilio, donde luego comenzaron los primeros forcejeos y los golpes. Cuando ella quedó inconsciente, infieren los investigadores, él la arrastró hacia la parte de atrás de la casa. En ese lapso de tiempo y hasta que llegó su papá, Chiminelli hijo pudo “acomodar” la escena, es decir, limpiar la sangre, ordenar muebles y objetos y trasladar el cuerpo al fondo del domicilio.
“Que todo eso haya sucedido en 50 minutos es, por lo menos, dudoso”, indicaron a este medio fuentes con acceso al expediente.
Sobre la madre del principal acusado, quien en la declaración ante la fiscal reconoció que su hijo tenía comportamientos violentos, también recaen sospechas. Ese día, la mujer llegó a su casa a las 19.20. Teniendo en cuenta que tras la golpiza María Alejandra tuvo un período de sobrevida (todavía no se pudo establecer de cuánto), para los investigadores es difícil creer que el matrimonio no estuviera al tanto de lo que ocurría en el interior de la vivienda.
Un dato más: según declararon los padres del imputado, ese viernes a las 23.30 se fueron a dormir. Exactamente, cuatro minutos después, las cámaras registraron a Chiminelli hijo saliendo por el garaje con dos bolsas blancas en las manos. “¿Acaso el matrimonio tampoco escuchó nada?”, se preguntan los investigadores.
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En las imágenes se ve cómo primero descarta una de las bolsas sobre un pastizal en la vereda y dobla en la esquina de la calle Jacob con la otra bolsa en la mano. Después de unos 20 segundos, vuelve por la esquina en la que había desaparecido de plano, recoge otra vez la bolsa que había tirado anteriormente y se la vuelve a llevar en la misma dirección. Segundos más tarde, el acusado regresa a su domicilio con las manos vacías.
Aunque todavía no está claro el móvil del crimen, la sospecha es que la víctima y el femicida tenían una relación o la estaban iniciando. La expectativa para desentramar este punto radica en las pruebas que podría arrojar el peritaje del teléfono celular de María Alejandra, un celular marca iPhone 6, que, desde hace una semana está en manos de los especialistas forenses de Gendarmería Nacional. De momento, según indicaron a este medio, no hay novedades al respecto.
De la autopsia realizada se desprendió que María Alejandra recibió varios golpes en su cuerpo y uno mortal con una mancuerna gris, de hierro engomado, en la cabeza. Luego de eso, según la reconstrucción judicial, el hombre de 24 años subió el cadáver por una pequeña escalera e intentó quemarlo en la parrilla. Una cámara de seguridad vecina captó el momento en que empezó a salir humo de la terraza.
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Como le fue imposible calcinar el cuerpo y reducirlo a cenizas, Chiminelli hijo optó por descartar por el barrio cualquier tipo de evidencia. Desde la ropa ensangrentada de la víctima hasta la mancuerna con que la mató. Cerca de las 4 creyó que lo había conseguido. No contó con que la Policía recuperaría una cámara en donde se veía, la tarde anterior, a María Alejandra entrando a su casa.
Mientras la Cámara de Apelaciones resuelve si hace lugar o no al pedio de la Fiscalía, Brizuela deberá seguir investigando para establecer el rol que tuvieron los padres de Chiminelli, es decir, qué hizo cada uno ese viernes cuando su hijo les confesó el crimen. De cualquier forma, esto no exime de que puedan llegar a juicio.
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