Hace un mes y cuatro días, María Alejandra Abbondanza (38) sacó a pasear a su perro por la cuadra en la que vivía en la localidad bonaerense de Campana y jamás regresó. A la mañana siguiente, se conoció el horror: en el camino, la mujer se cruzó con su vecino Agustín Leonel Chiminelli (24), quien la invitó a pasar a su casa. Una vez en el interior de la propiedad, la golpeó con mancuernas hasta matarla, y luego asó el cadáver. Desde entonces, el principal acusado del femicidio permanece detenido junto a sus padres, Liliana Esther Sánchez (64) y Carlos Rubén Chiminelli (69), acusados de haber sido cómplices del “homicidio calificado”.
Según supo Infobae este jueves, la fiscal Ana Laura Brizuela, titular de la UFI N°2 del departamento judicial de Zárate-Campana y a cargo de la investigación, formuló esta semana el pedido de prisión preventiva contra los tres imputados, que deberá ser resuelto por el juez Julio Andrés Grassi. Como contrapartida, la defensa solicitó la libertad de los padres de Chiminelli que, en sus respectivas declaraciones, se despegaron del crimen.
Así, este sábado será una fecha clave, ya que el magistrado deberá responder si hace efectiva o no la preventiva y para quiénes.
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Desde un primer momento, la fiscal Brizuela creyó que era imposible que Chiminelli hijo hubiera hecho pasar a María Alejandra a la casa, la hubiera golpeado con la mancuerna para luego intentar desmembrarla y quemarla en la parrilla, sin que sus padres escucharan lo que sucedía. Por eso, mantiene detenida a toda la familia.
Aunque todavía no está claro el móvil del crimen, la sospecha de los investigadores es que la víctima y el femicida tenían una relación o la estaban iniciando.
Además del pedido de preventiva, este miércoles, comenzó el peritaje del teléfono de María Alejandra, un celular marca iPhone 6. La medida quedó a cargo de los especialistas forenses de Gendarmería Nacional. Como se trata de un modelo relativamente “viejo”, se espera poder descifrar la contraseña.
De la autopsia realizada, por lo pronto, se desprendió que María Alejandra recibió varios golpes en su cuerpo y uno mortal con la mancuerna en la cabeza. Luego de eso, según la reconstrucción judicial, el hombre de 24 años subió el cadáver por una pequeña escalera e intentó quemarlo en la parrilla. Una cámara de seguridad vecina captó el momento en que empezó a salir humo de la terraza de esa casa.
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Como le fue imposible calcinar el cuerpo y reducirlo a cenizas, Chiminelli hijo optó por descartar por el barrio cualquier tipo de evidencia. Desde la ropa ensangrentada de la víctima, hasta la mancuerna con que la mató. Cerca de las 4, creyó que lo había conseguido. No contó con que la Policía recuperaría una cámara en donde se veía, la tarde anterior, a María Alejandra entrando a su casa.
Desde entonces, el principal acusado está alojado en la alcaldía del penal de Campana. Desde allí, se dedica a realizar posteos en las redes sociales a través del celular que se le habilitó en el marco de la pandemia, al no poder recibir visitas.
Sus últimas publicaciones aterraron a la familia de María Alejandra. “Estoy privado de mi libertad, no de mis sueños. Gracias a Dios estoy en un lugar mejor. Lejos de toda la mierda que me rodeaba. Ya va a tener todo su vuelta y me las van a pagar”, escribió en sus historias de Facebook.
No fue lo único que escribió. En otra parte del mismo texto, aprovechó para desligar a sus padres del femicidio. “Mis viejos son inocentes y no les paso cabida a lo que digan o piensen los demás”.
Esto que escribió Chiminelli coincidiría con lo que declaró su papá, quien confesó ante la fiscal Brizuela que su hijo le dijo: “Maté a una persona y la quemé en la parrilla”.
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