“He matado a mi novia. Mi novia está muerta y yo también. (...) Me voy a tirar del octavo”.
Eso fue casi lo único que le dijo Gonzalo Nélido Albino López, un hombre de 46 años de origen boliviano, al operador del 911 de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires al que llamó la madrugada del 27 de febrero de 2021 para confesarle el crimen atroz que había cometido apenas minutos antes: en su departamento del barrio porteño de Villa Crespo y a metros de su hijastra de apenas 4 años, asesinó de más de 30 puñaladas a Estefany Escobar Gonzales (33), su novia.
Casi 20 meses después, el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nº4 de la Capital Federal, presidido por el juez Julio Báez junto a los magistrados Pablo Laufer e Ivana Bloch, lo condenó a prisión perpetua.
En el llamado que Albino López hizo aquella madrugada le indicó a la Policía de la Ciudad que vivía en el departamento 24 ubicado en el octavo piso de un edificio de la avenida San Martín al 1908. Al escuchar la escabrosa confesión y la amenaza de que iba a arrojarse al vacío, en cuestión de minutos llegaron al domicilio tres efectivos de la Comisaría Vecinal 6-A.
La que les abrió la puerta de la vivienda fue la nena de 4 años, quien apenas les pudo señalar la habitación en la que todo había ocurrido, aunque llegó a decirles que su mamá estaba muerta. Después, algo contenida, les relató el horror que tuvo que presenciar como pudo. Les dijo que estaba enojada porque “ella le pedía al señor que parara mientras le clavaba el cuchillo a su mamá”. Además, les remarcó que también “había mucha sangre y que estaba asustada”. Después, cuando la nena mencionó lo del cuchillo, realizó un gesto con la mano para mostrar que Albino López había sido quien lo empuñó.
Cuando entraron al dormitorio, los uniformados se encontraron una imagen de horror. De acuerdo con la investigación y según quedó plasmado en en el pedido de elevación a juicio oral hecho por la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Nº58, la que accedió Infobae, Estefany estaba tendida sobre la cama, vestía jeans y una remera negra. Su novio al final no cumplió con la amenaza y fue encontrado sobre ella, recostado boca abajo, vestido con un pantalón corto color rosa y una remera blanca. Los dos cubiertos de sangre.
Junto a la mano derecha del femicida estaba el arma que usó. Se trató de un cuchillo de unos 20 centímetros de largo, con empuñadura color marrón símil madera y hoja plateada. En la investigación se pudo establecer que la joven se defendió con sus manos y antebrazos, pero no pudo evitar que Albino López continuara con su ataque de furia machista y asestándole puñaladas en distintas partes de su cuerpo hasta matarla. En total fueron 33 cuchillazos en la cara, el cuello, el pecho, los brazos, las manos y el estómago. Algunas con hasta cinco centímetros de profundidad.
En cuanto al asesino, fue trasladado al Hospital Piñero por una posible intoxicación. Allí, luego de practicarle los exámenes correspondientes, se estableció que apenas tenía alcohol en sangre. Se le halló “una concentración de 0.47, valor que permite descartar cualquier grado de intoxicación que pudiera haber afectado el estado de sus facultades mentales del imputado al momento del suceso”, precisa el documento judicial. Después fue llevado al Hospital Durand, donde fue evaluado psicológicamente. Allí tampoco el resultado jugó a su favor: estaba “lúcido, vigil, orientado globalmente, con conciencia de situación”.
Incluso, en la reproducción del audio de la comunicación al 911 se pudo escuchar con total claridad cómo relató el hecho al personal policial y respondió coherentemente las preguntas que le hicieron. Aportó el domicilio y hasta se negó a aportar su nombre. En un momento de la conversación puede escucharse de lejos a la menor cuando lloraba.
En su pedido de elevación a juicio, la Fiscalía sostuvo que “da cuenta de que se encontraba completamente ubicado en tiempo y espacio con conciencia de lo que estaba sucediendo”.
En la investigación también se pudo concluir que había datos que daban cuenta de se trató de un crimen agravado por la violencia de género. En total, los investigadores exhibieron casi 40 elementos de prueba entre declaraciones testimoniales de familiares, allegados, personal policial y médicos, que permitieron pedir ir al debate oral y luego concluir con la condena.
De acuerdo con los testimonios recabados en la investigación, Albino López se había tornado “celoso” y “obsesivo” con su novia. De hecho, un mes antes del crimen, el femicida llamó a la ex pareja de Estefany y padre de la nena de 4 años, y le exigió con tono amenazante que no la llamara más “porque se iban a casar”.
En las crónicas policiales de aquel entonces, los familiares de la víctima contaron que hasta llegaba a revisarle el celular con asiduidad. Concretamente, la noche del femicidio, mientras se encontraban en el departamento junto a la niña de cuatro años, se inició entre la pareja una discusión. En el medio, Estefanía le gritó a su novio la frase “¿qué te crees o no tenés familia?”. Eso fue lo último de lo que se tiene registro antes del horror.
Ambos entraron el el dormitorio, dejaron a la menor afuera y minutos después se produjo el ataque. De acuerdo con la autopsia, dos de los 33 cuchillazos hirieron el corazón de la víctima. Al momento de ser escuchado, el imputado se negó a declarar.
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