El segundo juicio oral por el crimen de Matías Berardi, el adolescente de 16 años que fue secuestrado y asesinado en 2010 en la localidad bonaerense de Campana, se aproxima a su definición. En el banquillo de los acusados está Alexa Souto Moyano (29), una mujer que era menor de edad al momento del hecho y que fue absuelta en el primer proceso judicial realizado en 2013, en el que fueron condenados otras diez personas.
Este viernes, cerca de las 14, comenzaron los alegatos y la querella a cargo de los abogados, Eduardo Durañona y Santiago de Jesús, pidieron frente a los jueces del Tribunal Oral Federal N°3 de San Martín, la pena de 20 años de prisión para Souto Moyano como coautora del secuestro extorsivo seguido de muerte.
Los letrados entendieron que la mujer fue parte del plan de matar a Berardi y que, pudiendo hacer algo para evitarlo, no lo realizó. Incluso, sostuvieron que a la hora de declarar en este juicio, nunca se mostró arrepentida por lo ocurrido ni por su rol en la situación. “Dijo que ella también fue víctima pero acá la única víctima fue Matías Berardi”, sostuvo el abogado Durañona frente a los jueces.
Mientras los abogados de la querella realizaban el alegato, Souto Moyano se mantuvo seria, con la mirada hacia la cámara, sin inmutarse, mientras María Inés Daverio y Juan Pablo Berardi, padres de Matías, sostenían una foto de su hijo y contenían la angustia al oír una vez más el relato de lo ocurrido aquel 28 de septiembre de 2010.
Tras el pedido de la querella, llegó el turno del fiscal general Eduardo Codesido, quien tras oír el pedido de 20 años de pena, solicitó un cuarto intermedio que duró 20 minutos. Luego, la audiencia retomó su curso y el fiscal Cedesido comenzó con su alegato. En principio remarcó lo que había dicho en el juicio anterior producido en 2013, en el que el TOF 3 de San Martín condenó a 10 integrantes del clan familiar de Souto Moyono y la chica había sido absuelta.
Antes de decir la pena que consideraba, el fiscal general realizó un análisis de la situación desde que la mujer acusada atravesó ese juicio. Relató una serie de estudios de conducto que le hicieron a partir de los años donde decían que la Souto Moyano sufría violencia intrafamiliar en ese entonces y que con el paso del tiempo demostró intentar reintegrarse a la sociedad de otra manera.
Así, el fiscal Codesido pidió que el delito sea considerado como tentativa, por lo que la pena solicitada fue de 6 años y 8 meses.
Según informaron a Infobae allegados a la familia de Berardi, tras el pedido del fiscal se sintieron decepcionados. “Quedaron destrozados después del alegato de la fiscalía. Hubo otra revictimización”, indicaron.
Tras los alegatos, el presidente del tribunal, Walter Venditti, indicó que la nueva audiencia se realizara el jueves 27 de marzo a las 9.
En el primer juicio, en 2013, el TOF N°3 de San Martín condenó a prisión perpetua a Richard Souto (padre de Alexia) y a Néstor Maidana, Damián Sack, Gabriel Figueroa y Gonzalo Álvarez.
También condenó a penas de 24 años de prisión a Ana Moyano (madre de Alexia); a 17 años de cárcel a Jennifer Souto Moyano; a 19 a Celeste Moyano; a 21 a Federico Maidana y a 18 a Elías Vivas.
Sin embargo, los jueces de aquel debate no pudieron comprobar que Alexia Souto Moyano haya estado en el galpón donde estuvo retenida y oculta la víctima, por lo que la absolvieron. Finalmente, en 2016, la Cámara Federal de Casación confirmó las condenas de todos los imputados, pero revocó la absolución y ordenó un nuevo proceso.
Berardi tenía 16 años y cursaba el quinto año del colegio Saint George de Escobar cuando la madrugada del 28 de septiembre de 2010 regresaba de una fiesta de egresados en la Capital Federal y se bajó de una combi en Panamericana y Ruta 26 para volver a su casa en ese partido del Norte del Conurbano. Eran cerca de las 5.45. Casi media hora después, exactamente a las 6.11, los padres de la víctima recibieron una llamada desde el teléfono del chico en la que un hombre les dijo que tenía a su hijo secuestrado.
La investigación posterior comprobó que, tras bajarse de la combi y en algún punto del camino hacia su domicilio, el adolescente fue interceptado y raptado por la banda de Richard Souto, que actuó acompañado de su esposa, sus hijas, sus cuñados y otros allegados. Lo mantuvieron en cautiverio en una casa de la avenida Sarmiento 407 de Benavídez, partido de Tigre, desde donde se realizaron los primeros llamados extorsivos a sus padres para exigirles un rescate de 30.000 pesos.
Pero tras pasar 14 horas cautivo, el adolescente logró escapar, salió a la calle y pidió ayuda entre los vecinos, a quienes les dijo que lo tenían secuestrado, pero no logró que nadie lo refugiara y la banda lo recapturó a dos cuadras, en las puertas de un cementerio.
Minutos más tarde, a las 20.38, se dio la última llamada por parte de los secuestradores, que le preguntaron a la familia de la víctima si tenían el dinero que les habían exigido. Del otro lado del teléfono les respondieron que habían recolectado $6 mil, ante lo cual cortaron.
Luego, en algún momento de la madrugada del día siguiente, Matías fue trasladado a un descampado en Campana, donde los asesinos le dispararon por la espalda con una pistola 11.25. La bala ingresó por el omóplato derecho y le ocasionó la muerte. El cuerpo del joven fue encontrado horas después.
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