El segundo juicio oral por el crimen de Matías Berardi, el adolescente de 16 años que fue secuestrado y asesinado en 2010 en la localidad bonaerense de Campana, se aproxima a su definición. En el banquillo de los acusados está Alexa Souto Moyano (29), una mujer que era menor de edad al momento del hecho y que fue absuelta en el primer proceso judicial realizado en 2013, en el que fueron condenados otras diez personas.
El debate -que se realiza de forma virtual- se reanudará este viernes con la etapa de alegatos. La audiencia está prevista para iniciar a las 14, según comunicaron fuentes judiciales.
Souto Moyano llegó a esta instancia imputada por el delito de secuestro extorsivo seguido de muerte agravado, luego de que semanas atrás fracasara un intento de su defensa para acordar una pena en un juicio abreviado. En la última audiencia, el jueves pasado, se declaró inocente al tomar la palabra ante el Tribunal Oral Federal N°3 de San Martín, aunque no se refirió al hecho.
Tal como se había estipulado desde un comienzo, la declaración de la acusada se llevó a cabo solo con presencia de las partes y de los familiares directos de la víctima.
En este contexto, según pudo saber Infobae, la imputada no aportó ningún dato de interés para la investigación: solo aceptó preguntas de sus abogados, que en lugar de ahondar sobre el crimen se enfocaron en indagar el trato que mantenía con su padre, Richard Fabián Souto (55), un herrero de nacionalidad uruguaya, señalado como el líder de la banda criminal que acabó con la vida de Berardi.
Tras la declaración de Souto Moyano, su defensa desistió de la totalidad de los testigos y solo pidió su incorporación por lectura, lo cual agilizó el desarrollo del proceso.
“El hecho no está discutido y está totalmente probado, solamente hay que probar la participación de ella”, dijo el abogado de la familia Berardi, Eduardo Durañona, en referencia a la imputada.
En el primer juicio, en 2013, el TOF N°3 de San Martín condenó a prisión perpetua a Richard Souto (padre de Alexia) y a Néstor Maidana, Damián Sack, Gabriel Figueroa y Gonzalo Álvarez.
También condenó a penas de 24 años de prisión a Ana Moyano (madre de Alexia); a 17 años de cárcel a Jennifer Souto Moyano; a 19 a Celeste Moyano; a 21 a Federico Maidana y a 18 a Elías Vivas.
Sin embargo, los jueces de aquel debate no pudieron comprobar que Alexia Souto Moyano haya estado en el galpón donde estuvo retenida y oculta la víctima, por lo que la absolvieron. Finalmente, en 2016, la Cámara Federal de Casación confirmó las condenas de todos los imputados, pero revocó la absolución y ordenó un nuevo proceso.
En las primeras audiencias de este nuevo debate prestaron testimonio los testigos Marcelo Godoy y Emiliano Ponce, amigos de la familia de la acusada que estuvieron antes o después de lo sucedido en la vivienda donde estuvo cautivo Berardi. El primero ubicó a la imputada en el lugar y el momento donde ocurrieron los hechos. Mientras que Ponce confirmó que también se encontró con Godoy en el lugar donde este estuvo con Souto Moyano.
Berardi tenía 16 años y cursaba el quinto año del colegio Saint George de Escobar cuando la madrugada del 28 de septiembre de 2010 regresaba de una fiesta de egresados en la Capital Federal y se bajó de una combi en Panamericana y Ruta 26 para volver a su casa en ese partido del Norte del Conurbano. Eran cerca de las 5.45. Casi media hora después, exactamente a las 6.11, los padres de la víctima recibieron una llamada desde el teléfono del chico en la que un hombre les dijo que tenía a su hijo secuestrado.
La investigación posterior comprobó que, tras bajarse de la combi y en algún punto del camino hacia su domicilio, el adolescente fue interceptado y raptado por la banda de Richard Souto, que actuó acompañado de su esposa, sus hijas, sus cuñados y otros allegados. Lo mantuvieron en cautiverio en una casa de la avenida Sarmiento 407 de Benavídez, partido de Tigre, desde donde se realizaron los primeros llamados extorsivos a sus padres para exigirles un rescate de 30.000 pesos.
Pero tras pasar 14 horas cautivo, el adolescente logró escapar, salió a la calle y pidió ayuda entre los vecinos, a quienes les dijo que lo tenían secuestrado, pero no logró que nadie lo refugiara y la banda lo recapturó a dos cuadras, en las puertas de un cementerio.
Minutos más tarde, a las 20.38, se dio la última llamada por parte de los secuestradores, que le preguntaron a la familia de la víctima si tenían el dinero que les habían exigido. Del otro lado del teléfono les respondieron que habían recolectado $6 mil, ante lo cual cortaron.
Luego, en algún momento de la madrugada del día siguiente, Matías fue trasladado a un descampado en Campana, donde los asesinos le dispararon por la espalda con una pistola 11.25. La bala ingresó por el omóplato derecho y le ocasionó la muerte. El cuerpo del joven fue encontrado horas después.
“Nadie puede dimensionar lo que sufrió mi hijo y lo que estamos viviendo nosotros. Ya no nos quedan más fuerzas, nos hicieron mucho daño. Ni Juan (el papá) ni yo tenemos palabras para expresarnos. Extrañamos mucho a Mati. Simplemente, a veces duele vivir”, dijo María Inés Daverio, la madre de Matías Berardi, en diálogo con Infobae. “No le encuentro ningún sentido resignificar una muerte así, tan brutal. Pero que siga habiendo justicia, creo que nos daría a todos esperanza de que las cosas pueden llegar a cambiar”, agregó expectante del veredicto.
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