Faltaban 11 minutos para las 18 y la audiencia en los tribunales de San Isidro por el juicio por el crimen de María Marta García Belsunce estaba a un paso de culminar, cuando Nicolás Pachelo pidió hablar. Según diría luego, el detonante del adelantamiento de la declaración, que estaba pautada para el viernes próximo, fue un audio que la fiscalía le hizo escuchar al último de los tres testigos que presentó este miércoles la defensa. Era la escucha de fines de 2002 en la que el acusado discutía con su madre. Le dijo: “¿Por qué no te tirás por la ventana?”. Silvia Ryan se suicidó en mayo de 2003. Pero no fue el primer tema que tocó el imputado cuando se sentó frente a los jueces, sino que ofreció disculpas a la familia de la víctima por otra escucha en la que hablaba de ella de manera denigrante: “Me doy vergüenza”.
“Quiero pedir perdón por la manera en que me expresé de María Marta a la familia porque tenía 25 años y no estaba pasando un buen momento por lo que me estaba pasando alrededor”, comenzó Pachelo. Hacía referencia a un audio que se escuchó durante el juicio y que la fiscalía este miércoles también mencionó a uno de los testigos. La escucha era del 15 de diciembre del 2002 y en ella un amigo le preguntaba por la investigación por el asesinato de la socióloga. “Estoy metido en un quilombo por la vieja conchuda esa que ni conocía”, dijo.
Casi 20 años después de esa comunicación y de ese improperio que en el juicio se ventiló el 20 de julio pasado, Pachelo ofreció disculpas. “Yo tengo una forma de hablar, soy de putear. Con 46 años tengo otra manera de pensar, de hablar y de analizar las situaciones. Mi enojo era por lo que vivía por la muerte. Por supuesto que (ella) no tenía la culpa, yo tendría que haber insultado a Horacio García Belsunce o a (Carlos) Carrascosa… Me expresé mal y no era la forma. Lo analizo y me doy vergüenza”.
Acto seguido, continuó con la escucha con su madre, y aclaró: “Mi mamá era una persona muy especial”. Contaría enseguida el contexto de esa llamada, que Ryan había hablado con su consuegra: “Le había dicho que nos iban a matar a todos. Y lo dice: ‘No quiero que te maten’. Ese era el grado de persecución… Enfermaba a toda la familia”. Así, según sus dichos, la mujer “amenazaba con tirarse por la ventana”. Y siguió: “Era intensa… Por mucho tiempo la cortamos, pusimos un espacio, y la amenaza del suicidio era permanente. Ella iba dos veces por semanas a Alanon”, en relación a los centros de ayuda para quienes sufren el alcoholismo.
Eso sí, cuando desde el tribunal le preguntaron si le interesaba conocer el contenido de las cartas que había dejado su madre y que siempre estuvieron en la casa, o si tenía curiosidad de leerlas, dijo: “No”.
“Me da vergüenza escucharme, y me arrepiento… Me arrepiento profundamente de haberme dirigido así por María Marta, porque (sus familiares) no se lo merecen, y a mi madre también”, soltó el imputado por el crimen y una serie de robos, por los que está preso desde 2018, antes de quejarse por lo que consideró el “permanente chicaneo” de parte de la fiscalía: “Hace cuatro meses que me atacan y me buscan”.
Y fue entonces cuando también se refirió a la cámara oculta que se ventiló en el juicio a Mario Rivero, hechas en 2003 y 2005 por un investigador privado de la familia García Belsunce, donde el hombre cuenta sobre un arma que le había prometido, un revólver calibre .32 -con ese calibre mataron a María Marta-, y que fueron a comprar balas. En el marco de esos videos, también se pasó una escucha a Pachelo, previa a que se grabaran esas imágenes, y donde sugerentemente hace mención a que va a aparecer alguien para endilgarle que tenía ‘una pistola calibre .32′ y que fue a ‘comprar balas’: “Yo hablo con (el periodista) Facundo Pastor y al Luis que menciono es Majul, porque me dice’ qué esperás para salir a defenderte’. Yo le dije que no iba a hacerlo hasta que no hubiera un detenido”.
En ese contexto, Pachelo pidió pasar un video de un indigente, de espaldas a cámara, que se presentó en el programa de Mauro Viale cuando la noticia del crimen era incipiente, y que comprometía con cuestiones incomprobables a la familia. Y lanzó: “En base a eso es la escucha con Facundo Pastor. Está sacada de contexto, como si estuviese hablando de Rivero. Yo de Rivero me entero acá, en 2022″. Y, además, negó que el hombre de la cámara oculta fuera su empleado en 2002 y hasta deslizó que había sido ‘acomodado’ por su hermano menor, Francisco, quien fue el que le avisó a la familia de la existencia de ese testigo y que da origen a la cámara oculta.
Para ese entonces, los ánimos en la sala del Tribunal Oral Criminal N°4 no eran tranquilos. Y el juez Federico Ecke le recordó que Rivero contó en esos videos que a él le había prometido un arma: “Yo no lo conozco y no sé quién es, no trabajaba en la tosquera. Como me va a venir a pedir algo si era empleado de Francisco Pachelo… Nunca tuve un revolver calibre .32 ni fui a compar una bala”.
La respuesta del fiscal general adjunto de San Isidro Patricio Ferrari no se hizo esperar: “No sacamos de contexto nada. La escucha usted es del 15 de enero de 2003 y la cámara oculta a Rivero es de noviembre de 2003, diez meses después… Justo da el dato de que fue a comprar balas”. Tras un tenso cruce entre Pachelo y Gustavo Hechem, abogado de Carrascosa, Ferrari continuó: “De esa escucha del 15 de enero la bocha le saltó en noviembre porque tenía el culo sucio…Por eso abrió la boca, para atajarse”.
La defensa de Pachelo continuó. Intentó atacar cada punto que la fiscalía puso en su contra en las últimas jornadas, y entonces fue sobre el testimonio de los tres adolescentes que lo vieron a metros de María Marta minutos antes del crimen. En especial, el del odontólogo Pedro Miguel Aspiroz Achaval, el que más lo compromete y el que aseguró que no tomó el mismo camino porque le temía al imputado: “Fuimos a un gimnasio juntos en Capital. Yo sabía quién era y nunca lo encaré para decirle por qué hiciste eso”, se despachó el acusado.
- ¿Por qué no le preguntó si coincidían en un gimnasio?-, preguntó el juez Ecke.
- Qué me iba a decir: ‘Ahora soy grande y no te tengo miedo’.
- ¿Y por qué miente Aspiroz, para usted?-, indagó Ferrari.
- Creo que de chico lo indujeron a decir eso. No me acuerdo de haberlos visto. Niego haber salido a correr porque había jugado un partido de fútbol de 90 minutos. La primera vez que escucho dónde me vieron los chicos es acá.
Y entonces continuó el ping-pong. Esta vez, el tópico fueron los tres mozos de una estación de servicio que declararon que lo vieron a Pachelo al día siguiente de la muerte de María Marta preguntado por la “mujer asesinada” en el country cuando aún se pensaba que era una accidente.
- ¿Por qué mentirían?-, lo cuestionaron.
- Yo le digo que no estuve ahí.
Lo cierto es que entre Hechem, el fiscal Ferrari y Pachelo hubo picantes cruces con chicanas, incluso el imputado intimó al tribunal a tomar algunas medidas con unos cruces telefónicos y el juez Ecke, con elegancia, lo frenó: “Que eso lo haga su defensa, usted siga que se defiende bien”. A la luz de las últimas jornadas, no estaba equivocado el magistrado.
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