Marisa, la madre de Juliana Gómez (20), la futbolista de Argentino de Merlo que murió el 8 de octubre pasado en un accidente de tránsito, habló públicamente por primera vez desde la tragedia y se refirió a la agresión que su familia le propinó a Ricardo Ernesto López (75), el dirigente del club que conducía el auto siniestrado y que murió días después del hecho tras contraer una infección pulmonar.
Marisa reconoció que, tanto ella como el padre de Juliana, Cristian Gómez; y su hijo, llamado Damián, golpearon a López en el hospital de Baradero, pero negó que lo hayan agredido con un tubo de oxígeno. “Nos hacemos cargo, le pegamos, sí, está bien. Pero no agarramos un tubo de oxígeno, somos gente buena, de bien y laburante”, expresó en una entrevista a radio La Red.
La mujer dijo que sintió la necesidad de hablar con la prensa “para defender el nombre” de su hija y por las “cosas increíbles” que escuchó en los últimos días luego de la muerte de López, quien también se desempeñaba como jefe de Prensa del equipo de Merlo. En ese sentido, comenzó su relato contando que Martín Brieva, el presidente del club, fue quien la llamó y le dio la lamentable noticia del fallecimiento de Juliana.
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“Yo entré en shock, empecé a gritar a un punto que mis vecinos llamaron a la Policía. Lo llamo al papá (de Juliana), agarré el auto y me fui a la casa de mis hijos. Cuando llego, nos abrazamos con el padre y dijimos: ‘Tiene que ser mentira, no puede estar muerta’. Nos subimos al auto y fuimos para Baradero. En el camino yo pensaba que ojalá fuera mentira, que se hayan equivocado o exagerado. Yo quería que mi nena esté viva”, siguió Marisa mientras lloraba sin consuelo.
“Llegamos a Baradero después de dos horas, entré corriendo al hospital, abrí la puerta de donde estaba esa persona que yo ni la conocía (en referencia a López), sigo de largo y empiezo a gritar: ‘Dónde está mi hija’. Eso se ve en las cámaras si lo buscan. Ahí me agarran, me dicen que mi hija estaba en la morgue. No lo podía creer, porque yo tengo un hijo mayor que murió hacía 16 años. No puedo explicar el dolor que sentí”, repasó el angustiante momento.
En medio de la crisis, la mujer salió del hospital y preguntó a los gritos ‘qué había pasado’, ya que todavía nadie le había dicho sobre el accidente. “Le pregunté a las compañeras de mi nena qué pasó, me dicen que el chofer estaba borracho y que ellas les decían que pare, pero él no quería parar, que lo habían grabado manejando con una sola mano”, contó.
Y continuó: “Entonces nos volvimos locos, el papá de mi nena y mi hijo me decían que me quedara tranquila, pero entramos. Empujo la puerta y sí, le metimos un par de piñas y mi hijo también, pero nunca agarramos ningún tubo, ningún palo. Por el amor de Dios, con lo que pesa eso, podríamos haberlo matado si hacíamos eso. Eso es mentira”.
Marisa dijo que “ese día, le dijeron que el hombre estaba fuera de peligro”. López murió nueve días más tarde, pero a raíz de un paro cardiorespiratorio producto de una infección pulmonar. “La autopsia dice que el tipo tenía una infección. Yo tengo un audio del entrenador (de Juliana) que me dice que oremos por Ricardo, que estaba complicado porque le había agarrado un virus y yo le contesté que era un bajón”, aseguró.
La madre dijo que reflexionó tras lo ocurrido en el hospital: “Después de que enterramos a mi hija, empecé a pensar que cómo le pudimos pegar a este tipo, qué basta de odio. Yo, como mamá, pienso: ‘Qué no pasen más estas cosas, que no haya otra Juliana’”.
En esa línea, manifestó que desea que la familia de López escuche sus palabras: “No es como ellos creen, a Ricardo yo no lo conocía. No niego que le pegué y, cuando me llamen de la fiscalía, voy a contar lo que estoy diciendo ahora... ¿Cómo vamos a levantar el tubo de oxígeno? Eso no se ve en las cámaras porque no pasó. Sí, se cayó del forcejeo, uno de mis hijos incluso se quemó la mano por ir a cerrarlo, pero me están diciendo que nosotros los agredimos de esa manera, es una locura, una pesadilla”.
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Los familiares están imputados por lesiones y resistencia a la autoridad. En diálogo con Infobae, un grupo de abogados penalistas analizó el caso y reveló que son varios los escenarios legales que podrían llegar a enfrentar: podrían recibir penas que van desde pocos meses de cárcel hasta la prisión perpetua.
En relación a las imágenes de la agresión, Marisa concluyó: “Lo que se ve en la imagen de ese video que salió es que yo, cuando vuelvo a entrar, es para agarrarlo al papá de Juliana de los pantalones, lo tiro para atrás y le digo: ‘Basta, reaccioná’, mientras los policías no hacían nada para reducirlo”.
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