Carlos Wellington Heredia tuvo una madrugada algo intensa en un hotel familiar de Balvanera, en la zona de Jean Jeaurés y Bartolomé Mitre. Fuentes de la Policía de la Ciudad consultadas por Infobae precisaron que el sospechoso, con la ayuda de un cómplice, le había robado a una pareja mientras estacionaba su automóvil. Cuando los ladrones escaparon, una de las víctimas dio aviso al 911 y comenzó la persecución.
Así, Wellington Herrera, de 52 años, nacido en Uruguay, corrió al hotel familiar, donde según el encargado se hospedaba desde el 6 de este mes. La situación comenzó a escalar. A medida que llegaban los efectivos de la Policía de la Ciudad, el hombre se asomaba por la ventana de su habitación y amenazaba con suicidarse. “Hoy tengo ganas de matar a alguien”, gritaba desde la pensión. Decía que quería morir, según un testigo, que portaba un revolver .357. Reclamaba por la cocaína “que había pagado” y que no le trajeron.
Finalmente, tras los trabajos de una negociadora, agentes de la División Operaciones Especiales Metropolitanas (DOEM) irrumpieron en el lugar pasadas las 6.30 de la mañana, detuvieron a Wellington Herrera y controlaron la situación. Tenía, efectivamente, un .357, que resultó ser una réplica muy creíble.
Así, lo arrestaron y lo ficharon, con un expediente a cargo de la jueza Karina Zucconi. Sus fichas en el sistema penal revelan una carrera caliente. Infobae encontró expedientes en su contra que datan, al menos, desde el año 1993, con una causa por robo que fue elevada a juicio en el Tribunal Oral N°1, casi tres décadas dedicadas a robar, con al menos tres condenas en su contra.
En 2018, el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N° 19 lo condenó a tres años de cárcel por dos intentos de robo a mano armada. Lo declararon reincidente, ya que tenía una pena previa de dos años y ocho meses. Su defensa peleó en la Cámara con un tecnicismo: pidió que no lo consideraran reincidente, ya que no había cumplido los dos tercios de la condena previa. El planteo triunfó y la Sala III de la Cámara porteña benefició su ficha a mediados de 2018. Otros documentos judiciales hablan de una sentencia que recayó en su contra en 1997, citada como jurisprudencia en diversos fallos de la Justicia penal.
2020 fue un año caluroso para Wellington. Registró tres arrestos o ingresos en comisarías de la Policía de la Ciudad, dos en julio y con poco más de tres semanas de diferencia. Los delitos eran los de siempre, robo, tentativa de robo, desobediencia a la autoridad, lesiones.
Ir más atrás en el tiempo revela otras turbulencias. Sus registros en la Cámara Criminal y Correcional indican más de 20 causas en las que figura como imputado, casi siempre por robo a mano armada, con diversos procesamientos y elevaciones a juicio, años como 1995, 1996, 1998, 2002, 2007, 20013, un delincuente ciertamente constante. También denunció a un policía por apremios ilegales, en una causa del Juzgado N°14 que terminó archivada y con el policía sobreseído.
Ahora, como tantas otras veces, Wellington Herrera se sienta en una celda y espera a que lo indaguen. Tal vez, esta vez, su ficha pese en el escritorio de la jueza.
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