Hoy, casi un año después del comienzo de su debacle, Leonardo Cositorto se sienta en el penal de Bouwer con prisión preventiva, en una causa por estafa a cargo de la fiscal Juliana Companys, junto con el resto de su cúpula, como su número 2, el exótico coach ontológico “Max” Batista. Podría estar preso en cualquier otra parte del país. Lo persiguen también con causas penales en Rosario, Salta, Corrientes, en el fuero federal porteño por lavado de dinero. Hay una batería de demandas civiles y comerciales en su contra de acreedores que contaron sus historias con papeles. Pero en Córdoba está la acción, precisamente en Villa María, donde la fiscal Companys allanó la principal oficina de Zoe en el interior del país en febrero último, el movimiento que marcó el comienzo del fin para el presunto esquema Ponzi.
A lo largo del año, la fiscal inició una investigación exhaustiva, con un análisis de los movimientos contables de la empresa. El contador Norman Próspero, imputado y preso en la causa, uno de tres especialistas que manejaron los números del planeta Cositorto y sus múltiples firmas dedicadas a captar dinero, había adelantado a Infobae que se acreditaron 479,6 millones de pesos y 808,4 mil dólares en blanco en las cuentas bancarias de las firmas Generación Zoe SA y Zoe Empowerment -las principales en el esquema- durante seis meses.
El número fue validado por la Justicia, un resultado parcial. En blanco, resultó ser mucho más todavía. Hoy, el caso de Companys investiga las denuncias de 350 víctimas que reconocen haber entregado aproximadamente dos millones de dólares y diez millones de pesos. Su causa no solo incluye a Villa María, sino a toda la provincia de Córdoba.
A nivel nacional, las cuentas de Generación Zoe, Zoe Empowerment, AL Coaches -la firma que operaba para Zoe en Villa María bajo la máscara del coaching ontológico- y los números personales de Miguel Echegaray, uno de los hombres de mayor confianza de Cositorto, prófugo hasta hoy, revelaron movimientos en blanco por 800 millones de pesos.
Lo que se movía en negro, sospecha la fiscal Companys, habría sido mucho mayor. Testimonios en la causa de colaboradores del esquema que operaban en la sede de la calle Crisólogo Larralde indican que existió un listado que registraba un ingreso global de aportantes que llegó a 120 millones de dólares. Esa lista fue remitida por un colaborador colombiano del líder a personal en la oficina de Núñez para adosar al fideicomiso de Zoe, la principal herramienta para captar dinero.
Ese fideicomiso fue creado por los contadores Julieta Sciutti y Maximiliano Mitroff, que respondían al ex juez Héctor Yrimia, hoy en Dubai, a derecho de la Justicia, con un largo proceso de extradición por delante.
Yrimia funcionó como una suerte de director legal de Cositorto, una presencia constante en las oficinas de Núñez. Sciutti y Mitroff, detenidos semanas atrás, lo implicaron severamente, aseguraron en sus indagatorias que todo lo que hicieron, lo hicieron bajo las órdenes del ex juez.
Una feroz interna se desató entre Yrimia y Cositorto, dijeron partidarios del líder. Los contadores habían pergueñado un esquema para que Zoe ingresara a la Comisión Nacional de Valores y cotizara en bolsa, la jugada más ambiciosa en la historia de Cositorto a . Para eso, se necesitaba un alta formal de la CNV. Por ese alta, que es gratuita, Cositorto habría pagado 600 mil dólares. Casualmente, medio millón fueron encontrados en la casa del padre de Yrimia, un ex policía.
Tampoco hubo un trámite: fuentes en la CNV confirmaron que Cositorto, Yrimia, Sciutti y Mitroff nunca iniciaron pedidos ante la Comisión. La CNV no tiene vínculo alguno con ningún tipo de cobro al respecto.
La historia parece fascinante: un negociado dentro del negociado.
También se detectaron movimientos en criptomonedas en la causa de la Justicia federal porteña, a cargo del juez Ariel Lijo. Personal de PROCELAC investigó los movimientos de Generación Zoe en la blockchain para detectar su traza de criptomonedas. Esos datos fueron volcados en un reporte oficial al que accedió Infobae y es parte de la causa de Lijo. Exploraron, por ejemplo, su dirección para recibir USDT, criptomoneda atada al valor dólar. En dicha dirección “se celebraron 1.186 transacciones, se recibió un total de 7.303.662,440257 USDT –equivalentes aproximadamente a U$S 7.300.000–, y se envió un total de 7.303.162,4402 USDT a diversas direcciones. La dirección registra operaciones a partir del 1/9/2021 y hasta el 18/1/2022, y se registró un pico de operaciones en el periodo comprendido entre el 15/11/21 y el 30/11/21″.
La billetera quedó vacía, con un balance de 0,000057 USDT. Literalmente, no dejaron ni para un caramelo. Otra dirección con la criptomoneda TRON también quedó vacía, con movimientos por dos mil dólares.
Hubo movimientos en Bitcoin, otro vacío veloz. “Se registraron 476 transacciones, se recibió un total de 49,95103976 BTC –equivalentes aproximadamente a U$S 1.840.000– y se envió ese mismo monto a diversas direcciones, lo que dejó a la dirección con un balance de 0 BTC (cero)”.
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