Los jueces del Tribunal Oral Criminal N° 7 de Lomas de Zamora, deberán definir el martes 25 de este mes el veredicto contra Carina Rosana Medina (42), enfermera y vecina de Lomas de Zamora, llevada a juicio oral por matar de un tiro en el pecho a su cuñado, Adrián Nicolás Quiroga en 2019.
Medina, hoy con prisión domiciliaria tras pasar un año detenida en el penal de Magdalena, nunca negó su responsabilidad. Este lunes, en la anteúltima audiencia del proceso oral, la enfermera tuvo la oportunidad de pronunciar sus últimas palabras, que leyó de una hoja con una carta escrita de su puño y letra.
La mujer, que siempre aseguró que Quiroga amenazaba a su familia, comenzó con un mensaje dirigido a los familiares de su cuñado y a su propia familia y su sobrina, hija de la víctima.
“Necesito pedirle disculpas a la familia Quiroga, no fue mi intención disparar. Quiero agradecerle a mi familia que padeció graves consecuencias, mis hijos que están mal tratando de asimilar todo con terapia y repitieron el colegio”, leyó ante el tribunal, en una carta a cuyo manuscrito accedió este medio. “Para toda mi familia fue difícil contar como si fuera una película nuestra vida, nuestro sufrimiento, nuestro miedo, y lo valoro mucho”.
Luego, cómo ya había hecho en declaraciones anteriores, volvió a referirse al contexto de violencia de género. En el día del crimen, de acuerdo al relato de la mujer, Quiroga había pasado por la casa y le había dicho a su hija: “A las siete vengo y los mato a todos”.
“La violencia era permanente por parte de esta persona”, señaló Medina en su último testimonio. “Comenzaba desde la mañana con un llamado de mi hermana pidiendo ayuda, al mediodía con un mensaje de mi sobrina. Para mí un “tía” en silencio significaba algo, siempre pasaba algo. Vivíamos en un ambiente totalmente alterado, con miedo. Durante la tarde era su presencia, sus gritos, sus amenazas y por la noche si estaba mi hermana era peor. Una amenaza de muerte vivió mi hija a sus 12 años, a mi mamá la amedrentaba con insultos en la calle en su propia casa. Nos encontramos viviendo encerradas con candados en las rejas”.
E insistió sobre el miedo que tanto ella cómo sus hijas y su madre tenían ante esta persona. “Cada vez que veía un femicidio en la televisión me imaginaba a mi hermana y a mis sobrinas muertas”, expresó. “Los últimos días veía a Adrián y pensaba en ese hombre en Hurlingham que había matado a toda la familia de su pareja y todo lo que nos estaba pasando se comparaba con eso, con ese final”.
Hacia el final, Medina también se disculpó por las modificaciones en su defensa, que fue asumida por la abogada Raquel Hermida Leyenda justo antes del inicio del proceso: “Quiero pedirle disculpas al tribunal por el cambio de abogada una semana antes del juicio, pero esperé 3 años, y los esperé para ser fiel a mi moral y la de mi familia. Mi única condición era llegar con la verdad de lo que nos pasó y doy gracias a mi abogada que respetó esa condición”.
En el proceso, que comenzó el martes 27 de septiembre, declararon un efectivo policial, una psicóloga de la Asesoría Pericial del Departamento Judicial de Lomas de Zamora que entrevistó a la enfermera y la hija de la víctima, que relató el ambiente de violencia familiar que había en su casa.
Medina está acusada del delito de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego. Su abogada, sin embargo, pedirá que sea absuelta. “Voy a pedir la absolución por legítima defensa de terceros y propia y voy a fundamentar un montón de jurisprudencia que la avala”, adelantó Hermida Leyenda. “El homicidio no está agravado en este caso por el vínculo, no prevé perpetua”, explicó Hermida.
El caso
Adrián Quiroga, la víctima, estaba en pareja con Vanesa, una de las hermanas de Carina, desde el año 2003. Medina lo definió como una persona violenta y con problemas de consumo de sustancias que maltrataba a su hermana y que durante los primeros años de relación estuvo varias veces preso, además de haber sido investigado por el asesinato de un policía.
En los años siguientes y en particular desde mediados de 2019, la violencia dejó de estar solamente dirigida a su hermana y comenzó a extenderse a otros miembros de la familia. De acuerdo a su relato, Quiroga se aparecía en su casa drogado, borracho y a los gritos, insultándola y reclamándole dinero, unos 100 dólares que supuestamente faltaban de su casa.
La semana en la que ocurrió el crimen, relató Carina, Quiroga apareció varias veces en su casa. Ese miércoles, mientras ella trabajaba, su hija, que en ese momento tenía 12 años, la llamó y le contó que su tío llegado con un arma en la mano y la había amenazado.
Cuando Carina regresó del trabajo, Quiroga se apareció en la puerta de la casa a los gritos. En ese momento, Carina salió armada con una pistola Bersa 9 milímetros que era de su marido. “Agarré el arma para decirle que se vaya, para amenazarlo, realmente para amenazarlo”, contó. “Entonces cuando yo me acerco a él, me dice ‘¿Qué haces con un arma pelotuda? Si yo las voy a matar a todas’”.
“Entonces él hace este movimiento, como ir para atrás y venirse encima mío. Eso es lo que recuerdo. Eso es lo que creí yo, que iba a sacar el arma”, explicó la enfermera ante el tribunal y la fiscal del caso, Marcela Dimundo. “Y en ese momento yo levanté el arma y disparé. Me quede como dura, no recuerdo qué es lo que pasó después”.
Quiroga recibió un tiro en el pecho y murió poco después en la UPA de Villa Fiorito. En la casa de Medina se incautó la pistola Bersa y otra Ballester Molina calibre 11.25. La enfermera fue imputada por el homicidio, pasó un año detenida en Magdalena y posteriormente y hasta ser llamada a juicio, con tobillera electrónica en su casa, donde estudia una Licenciatura en Justicia y Derechos Humanos.
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