Martín Santiago del Rio no deja de recibir malas noticias por parte de la Justicia. El empresario, acusado de asesinar a sus padres en Vicente López el miércoles 24 de agosto, recibió el rechazo de un pedido de excarcelación, le dictaron la prisión preventiva, fue trasladado a la Unidad N°48 de San Martín y ahora su defensora solicitó la prisión domiciliaria, que, estiman fuentes del caso, sería rechazada.
Mientras tanto, se conocen las capturas de diversos chats de WhatsApp que mantuvo con sus padres antes de supuestamente darles muerte, a los que accedió este medio.
Para los fiscales Alejandro Musso, Marcela Semería y Martín Gómez -coordinados por el fiscal general John Broyad- no quedan dudas que el asesinato de José Enrique del Rio y Mercedes Alonso fue cometido por su hijo Martín y estuvo motivado por la codicia y la ambición. Prueba de eso, son las conversaciones vía chat que mantuvieron las víctimas con su hijo hasta el mismo día de los homicidios.
Según los peritos que analizaron los distintos teléfonos secuestrados en la causa, José Enrique y Mercedes eran engañados hacía meses por su hijo menor.
Por lo menos desde finales de 2021, las víctimas, ambos mayores de 80 años, querían abandonar la mansión en la que vivían en Vicente López, para mudarse a un edificio con seguridad privada.
Por eso, le encomendaron a su hijo Martín, quien se encargaba de todas las finanzas de sus padres y tenía un poder absoluto para hacer y deshacer a su antojo, que se encargara de la compra de la unidad. Efectivamente Martín Santiago consiguió, a través de un conocido, un departamento del piso 31 del exclusivo edificio Chateau de Nuñez.
En este punto surge la mentira final que, según los investigadores, desencadenaría el doble homicidio: Martín le dijo a sus padres que había comprado el departamento, y que la mudanza se haría cuanto antes. Sin embargo, la operación real que llevó a cabo, a sus espaldas, era una compra en 36 cuotas con posibilidad de mudanza recién dentro de 3 años. Nunca le contó eso a sus padres. Al contrario, prefirió mantener la mentira con historias desopilantes.
Mientras sus padres estaban desesperados por mudarse al departamento que ellos creían que habían comprado, Martín Santiago inventó lo que para la Justicia es “el cuento de los tailandeses”. Le dijo José Enrique y a Mercedes que había cerrado un acuerdo con la embajada del país asiático que incluía “prestarles” por un tiempo el departamento del Chateau a cambio de que alquilaran la casona de Vicente López, que quedaría vacía, una farsa para estirar los tiempos de una mentira que no tenía salida.
Si bien Martín del Rio intentó confundir a los fiscales en sus dos indagatorias sobre este punto, los chats que encontró la Justicia lo incriminan. En una conversación que data del 26 de enero de este año, 8 meses antes de los homicidios, su madre le escribe para preguntarle cómo estaba Cecilia, su esposa, por un cuadro gripal que sufría. “Hola mami. Por suerte mucho mejor. Con el cansancio, pero bien. Yo ya saliendo”, responde a las 9:47.
Casi de inmediato y sin que nadie le pregunte, el propio Martín Santiago escribe: “Después te cuento de los ‘thaila’”.
Quedó comprobado en el expediente que jamás existió ningún contacto con la embajada de ese país. Pero esa mentira le sirvió para alargar los plazos y mantener a sus padres “contentos” por unos meses. Incluso, durante varias semanas les envió fotos de la fachada de la embajada tailandesa diciéndoles que estaba por ingresar, para continuar con los negocios. Sin embargo, nunca ingresó a esa entidad diplomática.
Las mentiras de Del Rio llegaron hasta los días previos a los crímenes. El 18 de agosto, José Enrique empezó a perder la paciencia porque la mudanza al Chateau no se realizaba. “Pati (apodo de Martín), estos versos de esta gente (por los tailandeses) son los que me hacen mal. Si es necesario voy con vos a la embajada”, le escribió a su hijo a las 15.23. La respuesta fue, nuevamente, para dilatar la cuestión: “Espérame que está todo perfecto. Salgo de acá y te llamo”, le respondió dos minutos después.
No habia tailandeses con quienes negociar, ni embajada a la que visitar, ni departamento al que mudarse. Todo era mentira.
Las evasivas continuaron hasta el día mismo del crimen. José Enrique y Mercedes fueron asesinados a tiros por la espalda, convencidos de que habían comprado el departamento en el Chateau, que su hijo hacía negocios con la embajada de Tailandia y que la mudanza se haría cuanto antes a través de la mudadora Verga Hermanos. Todo era inventado. Ni siquiera el contacto con la empresa de mudanzas fue real.
En las últimas horas, la abogada defensora de Del Rio, Mónica Chirivin, presentó un pedido de prisión domiciliaria. Lo fundamentó en un supuesto deterioro en la salud de su cliente. “Se encuentra enfermo, padece de diabetes severa, hipertensión y niveles altos de colesterol. Cuenta con el estrés postraumático de la pérdida de sus padres. El encierro ha producido un fuerte descenso de peso y algunos picos de glucemia”.
Sin embargo, según pudo saber Infobae de fuentes oficiales, el pedido podría no prosperar. Todo indica que Martín Santiago del Rio permanecerá detenido en una cárcel común, por lo menos, hasta que se realice el juicio oral que determinará si es el responsable de haber asesinado a sus padres.
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