Un increíble robo ocurrió el pasado martes por la noche en una pescadería ubicada en la localidad de Ezpeleta, en el partido bonaerense de Quilmes, donde un ladrón ingresó haciéndose pasar por un cliente y finalmente terminó llevándose la recaudación de la caja registradora y un teléfono celular que se encontraba en el mostrador. Sin embargo, lo más insólito de este episodio de inseguridad sucedió cuando el delincuente, antes de huir con el botín, saludó a la empleada con un beso en la mejilla.
Según se observa en la grabación, el hecho fue pasada las 19, cuando la comerciante se encontraba sola en el local situado en la intersección de avenida Mitre y José Hernández. Luego de consultar el precio de un producto, la mujer va a la parte trasera del local y el ladrón aprovecha para agarrar un teléfono móvil que se encontraba en la estantería de la caja registradora. Cuando la joven responde “$4800″ a la pregunta del supuesto comprador, el joven, que vestía gorra y pantalón negros y un buzo de color blanco, se confiesa y le avisa que se trataba de un robo.
“Es un robo. Pasame la plata, dale, dale, dale, dale. Todo mamá, todo, todo, todo, todo. Me están esperando”, se oye decir el delincuente para apurar a la comerciante, mientras ella lo miraba incrédula y se disponía a abrir la caja donde guardaba el dinero de la recaudación del día.
Ya con el dinero en su poder, el ladrón sorprende a su víctima de turno con un inesperado pedido. “Bueno, dame un beso”, le pide a la mujer, lo que podría servir de indicio para determinar que ambos se conocían de antes.
“¿Por qué hacés esto?”, pregunta con angustia la pescadera al ladrón, a lo que él responde: “Porque lo necesito má”. La mujer insiste en su postura y le dice “Si pá, pero no podés”, pero el joven continuaba firme en pos de concretar el robo. “Si, ya sé, pero bueno. má, quedate tranquila allá atrás. Quedate ahí, má. Estoy con un grupo, andá para allá”, le advierte antes de cerrar la puerta y darse a la fuga con el dinero.
Visiblemente indignada, la comerciante se da media vuelta, mira hacia la cámara de vigilancia y se toma la cabeza con sus dos manos, en una forma de expresar su impotencia por el episodio de inseguridad que había vivido en carne propia.
La localidad de Ezpeleta fue noticia un mes atrás como consecuencia de la brutal paliza que le propinaron a dos jóvenes para robarles un buzo, una camisa y un celular.
El escalofriante video dura 45 segundos, y la paliza unos 30. Todo sucedió a la salida de un boliche en el cruce Estanislao del Campo y Bolivia, en el partido de Quilmes, poco después de las 5 del primer sábado de septiembre, cuando las dos víctimas fueron alcanzadas por un grupo de seis jóvenes, entre los que estaban los dos menores procesados. Un ladrillazo fue lo primero que les lanzaron.
“Salimos del boliche Lux y nos persiguieron, nos pegaron sin motivo y a mi amigo le robaron el celular”, dijo Isaías, la víctima en redes sociales junto a una foto de su cara magullada por los golpes.
No estaba solo según su relato, aunque en las imágenes así se lo ve. Su amigo “zafó”, pero denunció que le robaron el celular. Ese chico pudo escapar, pero Isaías no: fue alcanzado por los dos primos procesados y atacado con salvajismo. Le robaron un buzo y la camisa.
“Nos pegaron sin ningún motivo, a mi amigo le robaron el celular y zafó de que lo golpeen, a mí me agarraron entre dos y me dieron una paliza”, dijo según el portal Zonales.
Tras el ataque, la Policía fue alertada sobre lo sucedido y, a nueve cuadras del lugar de la agresión, en la esquina de Gutiérrez y Guillermo Marconi, también en Quilmes, se encontraron con un grupo de sospechosos que corrían. Los persiguieron e identificaron a los dos presuntos agresores de Isaías y su amigo. Para ese entonces las autoridades aún no habían visto las imágenes de la agresión.
Los dos primos de 17 años, entonces, fueron puestos a disposición de la Fiscalía de Responsabilidad Penal Juvenil N°2 del Departamento Judicial de Quilmes, a cargo de Walter Bruno. Los dos acusados fueron indagados este lunes y recuperaron la libertad bajo la guarda de la familia y de mantenerse a derecho.
“Las imágenes son crueles, es muy injusto para explicarle a la gente los parámetros de menores, es una Ley de la Dictadura que no fue modificada. No bajan la edad de inimputabilidad. Un delito realmente cruel con penas bajas”, explicaron fuentes con acceso al expediente a Infobae el por qué los dos primos de 17 años, que están acusados por robo agravado por el uso de arma (impropia: un ladrillo) y en poblado y en banda, están libres.
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