Un incendió se desató el miércoles por la noche en el interior de una casa en la localidad cordobesa de San Francisco del Chañar. Cuando los policías llegaron hasta el domicilio, el fuego ya había sido apagado. Luego, mientras inspeccionaban el lugar, descubrieron que se había cometido un crimen: una docente de 46 años había sido asesinada y su cuerpo fue hallado en el interior de la cisterna del patio de la propiedad. Se investiga si se trató de un homicidio en ocasión de robo.
Todo comenzó cerca de las 21.30 del miércoles, cuando la pareja de la víctima, un hombre de 47 años que tiene domicilio registrado en la ciudad de Córdoba, llamó al 911 para alertar por un incendio que se había originado en el interior de la habitación de la docente, identificada como Patricia Montenegro. En consecuencia, agentes de la Departamental Sobremonte se dirigieron hasta la vivienda, ubicada en la calle Presidente Roca al 500 del barrio La Merced.
Sin embargo, al arribar al lugar se encontraron con que el hombre ya había sofocado por sus medios las llamas que se habían expandido por un colchón. En diálogo con los policías, el hombre les dijo que no había podido localizar a su pareja, por lo que empezaron a buscarla. Tiempo después, con la colaboración de los bomberos locales, la localizaron: estaba muerta. Su cuerpo estaba en el interior de la cisterna con agua de la propiedad.
La investigación está en manos de la fiscal Fabiana Pochettino. En una de las primeras medidas, la pareja de la víctima fue demorada para declarar. Dio su versión de todo lo sucedido y señaló que en su casa faltaba una caja donde Montenegro solía guardar dinero. Una vez que finalizó su declaración, fue liberado, según pudo saber Infobae.
El crimen de Montenegro se investiga, en principio, como una muerte de etiología dudosa. La fiscal espera los resultados de la autopsia para precisar la calificación del expediente. A la vez, ordenó el peritaje al teléfono celular de la docente, que fue hallado debajo del colchón incendiado, un hecho que llamó la atención de los investigadores.
Por estas horas, la hipótesis más fuerte sobre el crimen de Montenegro es que se trató de un homicidio en ocasión de robo. No obstante, las autoridades judiciales no descartan ninguna línea de investigación.
Por otra parte, en las últimas horas, la Fiscalía de Instrucción del Cuarto turno de Río Cuarto, a cargo de Daniel Miralles, dispuso la detención de una mujer luego de que hallaran enterrado en el patio de su casa de la localidad de Berrotarán, en el Sur de Córdoba, el cadáver de un hombre: sería un jubilado de 72 años que se encontraba desaparecido desde hacía más de tres meses.
De acuerdo a fuentes judiciales, el macabro hallazgo se produjo en una vivienda ubicada sobre la calle España al 100. Las autoridades llegaron hasta allí en el marco de la investigación por la desaparición de Américo González, vecino de esa localidad, de quien nada se sabía desde el 19 de junio pasado.
En ese contexto, la fiscalía ordenó a allanar la vivienda que habitaba la detenida y, durante el procedimiento, detectaron un foso: allí estaba enterrado un cadáver. Pero no fue lo único que se encontró: junto a los restos de Américo también había un machete, un martillo y un bisturí. Tras ese hallazgo, el fiscal Miralles imputó a la dueña de la vivienda por el delito de homicidio simple.
En el lugar trabajó personal de la División Investigaciones Operativas dependiente de Policía Judicial de la provincia de Córdoba, División investigaciones de la departamental Río Cuarto, bomberos de Río Tercero con la división canes, DUAR Delegación Río Cuarto, policía científica de la ciudad de Río Cuarto y de la policía local, además de un médico forense.
Respecto de la investigación por la desaparición de González, medios locales indicaron que previo a ello, el jubilado había vendido un campo en cuotas y restaba percibir la última, por lo que tenía dinero guardado de la reciente operación. Por este caso, se realizaron múltiples rastrillajes, sin éxito.
Ambos crímenes salieron a la luz poco después de los homicidios de las hermanas Ester (43) y Sara Castro (41), cuyos cuerpos fueron hallados en un viejo pozo de más de 60 metros de profundidad, también ubicado en el patio trasero de su casa en la ciudad capital. Por esta causa, dos hermanos —hijos de una de las víctimas— se encuentran detenidos. Las autopsias a los restos de las dos mujeres revelaron que presentaban orificios compatibles con balazos y signos de apuñalamientos.
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