A 12 años del secuestro y crimen de Matías Berardi, volverán a enjuiciar este lunes a Alexia Souto Moyano, la última acusada por el hecho ocurrido en 2010 en Campana, que tras haber sido absuelta por falta de pruebas en un primer proceso judicial -en el que fueron condenadas 10 personas- obtuvo un fallo desfavorable de la Cámara de Casación Federal cuando revisó la sentencia.
Este segundo debate oral, que se llevará a cabo en el Tribunal Oral Federal N° 3 de San Martín, se realizará luego de fracasar un intento de la defensa por acordar una pena menor en un juicio abreviado.
Souto Moyano está acusada del delito de secuestro extorsivo seguido de muerte agravado por tratarse la víctima de un menor de edad.
“Nosotros creemos que el hecho de que ella fuera menor (tenía entonces 17 años) no la justifica para nada de haber participado y haber sido cómplice. Sobre todo, cuando nunca mostró ningún tipo de arrepentimiento ni voluntad de no querer ser parte...hubo testigos menores que ella que arriesgaron su vida declarando”, dijo a Télam, María Inés Daverio, madre de Matías.
En tanto, el abogado de la familia Berardi, Eduardo Durañona, consideró que “el hecho no está discutido y está totalmente probado, solamente hay que probar la participación de ella”, en referencia a Souto Moyano.
Lo que intentará probar la querella es la participación de la mujer conforme a los testimonios que se van a brindar a lo largo del nuevo debate y de esta manera, conforme lo señaló la Cámara Federal de Casación Penal, que el nuevo tribunal efectúe una correcta valoración de la prueba.
En el primer juicio, que tuvo lugar en 2013, el TOF N°3 de San Martín condenó a prisión perpetua al herrero Richard Souto y a Néstor Maidana, Damián Sack, Gabriel Figueroa y Gonzalo Álvarez.
También condenó a penas de 24 años de prisión a Ana Moyano; a 17 años de cárcel a Jennifer Souto Moyano; a 19 a Celeste Moyano; a 21 a Federico Maidana y a 18 a Elías Vivas.
Sin embargo, los jueces de aquel debate no pudieron comprobar que Souto Moyano, otra de las hijas de Richard Souto y Ana Moyano, haya estado en el galpón donde estuvo retenida y ocultada la víctima, por lo que la absolvieron. Finalmente, en 2016, la Cámara Federal de Casación confirmó las condenas de todos los imputados pero revocó la absolución de Souto Moyano y ordenó un nuevo proceso.
Berardi tenía 16 años y cursaba el quinto año del colegio Saint George de Escobar cuando la madrugada del 28 de septiembre de 2010 regresaba de una fiesta de egresados en la Capital Federal y se bajó de una combi en Panamericana y Ruta 26 para volver a su casa en ese partido del norte del conurbano.
Eran cerca de las 5.45 de la madrugada. Casi media hora después, exactamente a las 6.11, los padres de la víctima recibieron una llamada desde el teléfono del chico en la que un hombre les dijo que tenía a su hijo secuestrado.
La investigación posterior comprobó que, tras bajarse de la combi y en algún punto del camino hacia su domicilio, el adolescente fue interceptado y raptado por una banda liderada por Richard Fabián Souto, un herrero de nacionalidad uruguaya que actuó acompañado de su esposa, sus hijas, sus cuñados y otros allegados.
Lo mantuvieron en cautiverio en una casa de la avenida Sarmiento 407 de Benavídez, partido de Tigre, desde donde se realizaron los primeros llamados extorsivos a sus padres para exigirles un rescate de 30.000 pesos.
Pero tras pasar 14 horas cautivo, el adolescente logró escapar, salió a la calle y pidió ayuda entre los vecinos, a quienes les dijo que lo tenían secuestrado, pero no logró que nadie lo refugiara y la banda lo recapturó a dos cuadras, en las puertas de un cementerio.
Con el fin de despistar a los vecinos y de que nadie lo asistiera, además, las mujeres cómplices del secuestro salieron a la calle a los gritos a decirles que el joven era un ladrón que había intentado robarles.
Minutos más tarde, a las 20.38, se dio la última llamada por parte de los secuestradores, que le preguntaron a la familia de la víctima si tenían el dinero que les habían exigido. Del otro lado del teléfono les respondieron que habían recolectado $6 mil, ante lo cual cortaron. Luego, en algún momento de la madrugada del día siguiente, Matías fue trasladado a un descampado en Campana, donde los asesinos le dispararon por la espalda con una pistola 11.25. La bala ingresó por el omóplato derecho y le ocasionó la muerte. El cuerpo del joven fue encontrado horas después.
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