Aviones y armas pesadas: así era la sociedad narco entre un viejo delincuente y un vendedor de autos de lujo que intentó copar una villa de San Martín

Esteban Tulli y Julio Michel Katzman están investigados por la venta de drogas al por mayor. Fueron detenidos junto a 9 sospechosos, entre ello un testigo del juicio por el crimen de María Marta García Belsunce

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El avión secuestrado
El avión secuestrado

Esteban Fernando Tulli, de 51 años, para los investigadores, se había dedicado al hampa la mayor parte de su carrera. También, tenía un negocio legal: una fábrica de zapatos en La Tablada, partido de La Matanza. Tulli, con la experiencia de los años, empezó a notar que el negocio del robo ya no le daba los mismos frutos que le había dado en el pasado. Entonces empezó a mirar a la venta de drogas como la nueva gema. De esta manera, se asoció a Julio Michel Katzman, de 35 años, un joven que vivía en Nordelta y se dedicaba a vender autos de lujos. Ambos, según la acusación en su contra, crearon una sociedad narco que los llevó bien alto. Se los investiga por traer droga desde el norte del país y venderla en distintas villas del conurbano. Incluso alquilaban casas en la zona norte del Gran Buenos Aires para acopiar las sustancias. Su crecimiento fue exponencial. Hasta habían comprado un avión para agilizar el tráfico. Pero la subida fue tanta que la caída resultó peor.

Pocos días atrás, en el marco de 30 allanamientos, liderados por la Dirección Unidad de Investigaciones de Activos Legales de la Superintendencia del Tráfico de Drogas Ilícitas de Ezeiza y sus pares de Vicente López, bajo la orden del Juzgado Federal N 2 de Morón, a cargo de Jorge Rodríguez, los socios fueron detenidos junto a ocho sospechosos por los delitos de narcotráfico y lavado de activos.

Los operativos ocurrieron en varios sitios en paralelo. Uno se concretó en un hangar del Aeropuerto privado de Morón, pegado a la base aérea militar, donde se secuestró una avioneta Piper bimotor, patente PA23-250, a nombre de Katzman. También se allanaron domicilios en Cañuelas, Escobar, Nordelta, La Matanza, San Martín y Colón, Entre Ríos, donde irrumpieron policías de divisiones antinarcóticos y de 20 grupos especiales de Delegaciones de Investigaciones bonaerenses.

En los lugares allanados se secuestraron poco más de 2 kilos de cocaína, 2441 envoltorios de la misma sustancia y trozos de cocaína empaquetados. También se hallaron 25 kilos de marihuana, 21 ladrillos, cinco frascos con cogollos de marihuana, 743 envoltorios de cocaína rosa, 3.729 pastillas de éxtasis y 500 gramos de cafeína para cortar la coca.

Además se secuestraron 12 armas de fuego y municiones de distintos calibres, 15 automóviles de alta gama, motos, 35 teléfonos celulares, 45 computadoras y dinero en pesos, dólares, euros y reales.

Las pastillas de éxtasis secuestradas
Las pastillas de éxtasis secuestradas

La banda funcionaba, estaba aceitada. La investigación comenzó en 2020, cuando los detectives pusieron el foco sobre la zapatería de Tulli: Mafra Calzados SRL. Los números no cerraban con el estilo de vida que Tulli mantenía. Así, comenzaron a seguirle el rastro. Después apareció Katzam, el socio. Este era el encargado de toda la logística narco. Tulli inyectaba el dinero en la organización para su despliegue y Katzam ordenaba.

El submundo narco es, también, para pesados. Entonces, de acuerdo a los investigadores, Katzman contrató a Rubén Díaz Baigorria. Este era el “brazo ejecutor”, relataron fuentes del caso a Infobae. Era el tipo duro. Negociaba con los narcos de las distintas villas del conurbano en las que la banda distribuía la droga que traía del norte del país. Operaban en Cañuelas, Morón, Escobar, Tigre, La Matanza, San Martin y Pilar.

Tusi, la cocaína rosa que
Tusi, la cocaína rosa que comenzaron a vender en la zona de Nordelta

Según relató un investigador del caso a Infobae, en un principio la banda intentó “copar’ una villa en San Martín: el asentamiento Loyola. Fue el 9 de septiembre de 2020. Aquella madrugada, Rubén Díaz Baigorria ingresó junto a unos cómplices al barrio y asesinaron a tres jóvenes de entre 18 y 24 a balazos y una adolescente de 16 resultó herida en la balacera. El hecho causó tanta conmoción que decidieron que no era una buena idea. Entonces, continuaron de la misma manera. Su rol en el esquema narco en el país era la de ser mayoristas en el negocio. Díaz Baigorria cargaba con una orden de captura por ese hecho.

Mientras los investigadores avanzaban en la investigación, aparecían más personajes en la trama. Uno de los últimos que surgió fue Eduardo Daniel Nacusse, de 56 años. Nacusse era vecino dentro del barrio privado de Katzman. Ahí se conocieron y el negocio se dio solo. Según informaron fuentes del caso a Infobae. Nacusse mantenía relaciones con importantes narcos del conurbano como Miguel Ángel “Mameluco” Villalba; preso en la cárcel de Rawson por narcotráfico, y Aldo Di Bartoli alias “Tano Nino”, detenido en 2016 acusado por venta de drogas. Así, Nacusse, de acuerdo a los investigadores, mantenía fluidas relaciones con narcos pesados. Y se incorporó a la organización. Sin embargo, en los últimos días su nombre apareció en los medios, pero otro tema.

Nacusse declaró como testigo en el juicio que tiene como acusado a Nicolás Pachelo, en los robos en distintos countrys. Según Nacusse, Pachelo le robó en su casa del barrio Portezuelo el 9 noviembre de 2017 y el 9 de enero de 2018. El delincuente aprovechó que había salido a comprar para ingresar y llevarse más de 20 relojes, camperas, zapatillas y una bolsa y una billetera con dinero. Hoy, la Bonaerense mira esa declaración con desconfianza.

Una de las armas secuestradas
Una de las armas secuestradas

Además, en los allanamientos los detectives detuvieron a Cristian Fabián Diaz Baigorria (29), Carlos Ezequiel Luongo Uribe (31), Carlos Nicolás Arias (34), Rodrigo Fernández (30), Iván Acosta Ruíz Díaz (32) y Claudio Ariel Marga (47).

Para los investigadores, la organización apuntaba a expandirse. Según relataron, antes de ser capturados, habían comenzado a vender drogas, especialmente tusi, la cocaína rosa, en la zona de Nordelta apuntando a consumidores de una clase social alta. En paralelo, tenían en carpeta comprar más aviones, así las drogas llegaban más rápido y las ventas comenzaban a multiplicarse. Ahora, quedaron todos detenidos.

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