Martín Santiago del Rio quería hablar nuevamente frente a la Justicia y lo hizo. El empresario acusado de asesinar a sus padres en Vicente López fue trasladado esta mañana ante los fiscales que lo investigan para ampliar su indagatoria. No sólo estuvieron presentes los tres acusadores, Alejandro Musso, Marcela Semería y Martín Gómez, sino también el juez de Garantías Ricardo Costa, una solicitud especial del detenido. Esta declaración, la segunda como imputado, se hizo por pedido expreso de la defensa.
Enojo e indignación con su hermano, su familia y hasta con el forense fue el resumen de la indagatoria. Pero fue Diego del Río el principal apuntado por el detenido, según pudo saber Infobae. “Mi hermano me dejó tirado económicamente... Un día después de haber enterrado a nuestros padres ya me estaba preguntando por los negocios pendientes de mi padre”, se despachó. Y siguió: “Mi hermano dice que le debo 110 mil dólares, qué muestre los papeles entonces”.
Luego, intentó justificar por qué el día de los homicidios su teléfono no tuvo movimiento: “Entre las 17 y las 19, el teléfono se me tildó intentando entrar a Mercado libre. Se me trabó la huella”. “Todos los que vienen a reconocerme es porque me odian”, dijo el sospechoso de matar a sus padres sobre quienes declararon en la causa y lo identificaron como el hombre que salió de la casa de las víctimas el día del crimen.
Y cuando le preguntaron sobre el 24 de agosto pasado de la bolsa de tela con la que salió del edificio de Colegiales con algo en el interior, pero cuando volvió estaba vacía (se sospechan que llevaba en DVR de las cámaras de seguridad de sus padres y fue a descartarlo), Del Río hijo detalló: “Estaba sacando la basura, pero usé bolsa de tela, además, tenía comida que había comprado y me sobró; y se la llevaba a una familia de indigentes, aunque no los encontré. Así que tiré todo, la basura y la comida, y volví con la bolsa de tela vacía”.
“Se mostró enojado con el médico de la Científica por el tema de la data de muerte. No lo quiere ni ver en figurita”, contaron fuentes de la investigación a este medio lo primero que dijo el acusado de parricidio, quien en los últimos días acusó a su amante en una carta manuscrita, luego pidió que se investigue a su hermano Diego en el escrito donde se solicitaba su excarcelación y en las últimas horas pidió que sea corrida la Policía Bonaerense de la causa.
“También se quejó porque su mujer le pidió el divorcio al enterarse de su relación paralela; y que ni su familia ni sus hijos lo quieren ver. Aunque el principal objetivo de sus dichos fue su hermano: está indignado y enojado”, ampliaron las fuentes consultadas por este medio. Fue alrededor de las 14.45 que la indagatoria de Del Río culminó. Había empezado cerca de las 11, pero el detenido llegó a las 9.30 a la cita ante los fiscales y el juez Costa.
Minutos antes, la abogada de Del Río habló con los medios. Contó que su cliente les explicó a los fiscales que el 24 de agosto pasado “todo el tiempo estuvo en Capital, y se puede probar con cámaras dónde y con quién estuvo”. Y continuó: “Fue más específico: ‘A tal hora en tal lugar, a tal hora con tal persona, el teléfono estuvo inactivo por esto y aquello. Todo lo que tenía que hablar lo respondió. Ejerció su derecho de defensa”.
La abogada también se quejó: “La fiscalía no puede girar la parte científica hacia su hipótesis, por ejemplo, la data de la muerte. Se pidió que se separe a la Policía Científica porque no podemos equivocarnos en la data de muerte tres veces”.
Chirivin también dijo que su cliente está “mal”. “Está con un brote, es diabético e hipertenso, y el juez pidió un examen de sanidad”. Y agregó que “se siente abandonado, como cualquier persona detenida, sin entender que un hermano pueda pensar que sea capaz de eso (matar a sus padres). Está en estado de indefensión y vulnerado”.
Esta es, en total, la quinta vez que el más chico de los Del Río habla en el expediente. Antes de ser detenido, había declarado tres veces como testigo. A eso hay que sumarle la primera indagatoria como acusado. A pesar de lo que declaró este jueves, está sumamente complicado en el expediente.
Hay en su contra una serie importante de pruebas contra el imputado que van desde testimonios hasta cámaras de seguridad y análisis de su celular.
El doble crimen que se investiga ocurrió el miércoles 24 de agosto pasado. José Enrique del Río y María Mercedes Alonso, un matrimonio de buen pasar, que vivía en una gran casona en Vicente López; fueron asesinados de cuatro balazos en el interior de su Mercedes Benz: estaba estacionado en el garage de la mansión.
El informe de autopsia marcó que el José Enrique recibió tres impactos y María Mercedes, uno en la cara. En un primer momento, los fiscales detuvieron a la empleada doméstica de la familia, Ninfa Aquino, por una serie de inconsistencias en su declaración testimonial. Sin embargo, a las dos semanas fue liberada, aunque sigue siendo investigada.
El mismo día de la liberación de la empleada se produjo la detención de Martín Santiago. Hacía al menos una semana y media que los investigadores juntaban pruebas contra el hijo menor de los Del Río. La más importante es, quizás, una serie de cámaras de seguridad donde se ve a un hombre encapuchado que entra y sale de la casona en el horario en el que se cree que fueron los homicidios.
Ese mismo hombre hace luego un recorrido sumamente llamativo. Camina unas 40 cuadras hasta Núñez donde, luego, se sube a la camioneta de Martín del Río.
Si bien al caminante no se le ve la cara, se nota claramente que el hombre tiene una desviación en su pierna izquierda ante cada paso que da. Justamente Martín Santiago tiene ese mismo defecto desde que era muy chiquito. Si bien eso alcanzó para que los fiscales sospecharan de él, existieron más prueba en su contra. Por ejemplo, las que se desprendieron de la actividad de su teléfono.
Quedó acreditado en la causa, tal como adelantó Infobae, que el celular de Martín Santiago, casualmente, dejó de tener actividad en la franja horaria en la que se cometieron los crímenes. Los fiscales creen que dejó el teléfono en la camioneta mientras caminó a matar a sus padres.
En cuanto a las testimoniales, hay tres personas que dijeron reconocer la forma de caminar de Del Río hijo en el sospechoso que sale de la casona. No fueron personas cualquiera. Se trata, ni más ni menos, que de su hermano mayor Diego, de su suegro y de su amante. Los tres no tuvieron dudas de que se trataba de él.
Según se desprende del expediente, Martín Santiago tenía un móvil para los asesinatos. Al poseer un poder total para manejar la fortuna de sus padres, el hombre habría incurrido en una serie de desfalcos con ese dinero. A eso se le suma una mentira que quedó acreditada.
Se descubrió, gracias al análisis de los celulares de las víctimas, que Martín les había mentido en cuanto a la compra de un departamento en el exclusivo edificio Chateau de Libertador. José Enrique y María Mercedes creían que su hijo lo había comprado y estaba listo para que se muden, sin embargo, esa mudanza era imposible porque, a sus espaldas, Martín había arreglado con el vendedor que el inmueble estaría listo para dentro de tres años.
Estas pruebas, sumadas a otras, son las que hacen que Martín Santiago del Río sea el principal acusado de asesinar a sus padres. Más allá de la declaración de hoy, en los próximos días se vence el plazo para que el juez Ricardo Costa le dicte o no la prisión preventiva. En caso de que lo haga, el acusado del parricidio abandonará su actual celda en la DDI de San Isidro y se mudará a un penal.
“Siempre tiene una respuesta para todo”, fue la conclusión de quienes lo escucharon declarar.
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