Natalia Evelyn Maribel Ponce (21) y Agustín Lucas Machuca (22), policía de la Bonaerense, se conocían desde el colegio secundario. Para la familia de la chica, él estaba “obsesionado” con ella. La joven, sin embargo, lo consideraba un amigo, nada más. El 20 de septiembre pasado ella le mandó un audio a una amiga, también le contó a su hermana: el oficial la iba a pasar a buscar para ir a cenar a un local de comidas rápidas ubicado sobre la calle Alsina, en Lomas de Zamora. Sin embargo, Natalia nunca regresó a su casa. La encontraron en un hospital con un balazo en la cabeza. Moriría una semana después.
¿Qué pasó con Natalia? Eso es materia de investigación, aunque lo cierto es que Machuca está detenido, acusado de haber asesinado a su amiga, según contaron fuentes de la investigación a Infobae. Y dijeron que el padre del sospechoso fue la clave para que lo dejen preso.
Machuca, oficial de la DDI de Lomas de Zamora que fue desafectado de la Fuerza tras el arresto, alegó ante sus pares que ese 20 de septiembre pasado la chica tomó su arma reglamentaria y se suicidó. Ante la fiscal Fabiola Juanatey, de la UFI especializada en Violencia de Género de Lomas de Zamora, se llamó a silencio. Las pruebas de dermotest hechas a ambos, así como la autopsia, serán clave en el caso. La familia de la víctima no cree para nada la versión del sospechoso.
El ataque a Natalia se comenzó a investigar el 21 de septiembre a las 16, 18 horas después de que saliera a cenar con su amigo del colegio. Ese día, llegó a la Comisaría 6ª de Almirante Brown, la madre y la hermana mayor de la joven para denunciar que nada sabían de ella, y que ante de ir a hacer la denuncia habían pasado por la casa de la persona con la que había salido la noche anterior: Machuca.
Pero las mujeres no obtuvieron respuesta del amigo sobre el paradero de la chica, y por eso fueron a pedir ayuda a la comisaría para ir de nuevo a la vivienda de Machuca, con quien había salido Natalia antes de que se la tragara la tierra, según consta en la causa.
Los policías, entonces, se dirigieron hasta la propiedad del oficial, ubicada en Maipú al 300 de Claypole. Con ellos fueron la mamá y la hermana mayor de Natalia. El estado de desesperación de las mujeres era extremo. Los atendió el padre de Machuca, policía retirado, y luego apareció el sospechoso: “Dijo que no había visto a su amiga”. Pero los familiares de la chica desaparecida lo increparon, sabían que había salido con él. Pero sostenía la mentira.
Ante esto, el padre de Machuca pidió que todos fueran hasta la comisaría a resolver el tema allí. Los oficiales viajaron con las parientes de Natalia; el sospechoso llegó minutos después e ingresó en una oficina donde había varios colegas de la Bonaerense. Las mujeres, mientras tanto, esperaban en la guardia.
En ese contexto, llegó el padre del sospechoso a la comisaría y pidió entrevistarse con el jefe de la seccional. “Lo que diría cambiaría todo”, destacaron las fuentes consultadas por este medio. El hombre contó que cuando todos se fueron a hacer la denuncia, él fue hasta el Ford Taunus que había usado su hijo la noche anterior. “Al ingresar al auto constató que sobre los asientos traseros se hallaba una bolsa plástica del color blanco. En su interior había un buzo con manchas de sangre y también halló un bolso de mujer con tachas”.
Ante ello, Machuca padre fue con ese mismo Ford Taunus hasta la comisaría. “Cuando su hijo se enteró de lo que había hallado su papá en su coche, espontáneamente comenzó a hablar ante los policías”, recordaron los investigadores.
¿Qué dijo? Infobae accedió a parte de ese testimonio que, de no ser refrendado ante la Justicia, carece de validez. Y cunado Machuca se sentó ante la fiscal Juanatey se negó a declarar. “El martes (20 de septiembre), aproximadamente a las 21, pasé a buscar a Natalia por su casa”, que queda cerca de la Universidad de Lomas de Zamora, comenzó. Y ahí sí reconoció que se habían visto.
Y siguió con su relato. Dijo que juntos fueron hacia el local de comidas rápidas de la calle Alsina, que estacionó y se quedaron en el coche. “Natalia, quien se encontraba sentada del lado del acompañante, tomó mi arma reglamentaria, que estaba al costado de la caja de cambios, la manipuló y, accidentalmente, se dio un tiro en la cabeza”.
Machuca continuó hablando. Así, contó, siempre según sus dichos, que luego de lo sucedido, y con el cuerpo de Natalia en el asiento del acompañante; comenzó a manejar. “Fui hacia las inmediaciones del Puente de Claypole, y tomé la calle Don Orione con dirección a Florencio Varela. Hice unas quince cuadras, costeando las vías del tren por diagonal Los Tilos y Los Alamos”. Ahí abandonó el cuerpo de su amiga, la que conocía desde el colegio secundario. La dejó tirada al costado de la calle y se fue a su casa: su arma la guardó debajo de su almohada.
Ante esto, los policías incautaron el celular de Machuca y, de urgencia, se secuestró el Ford Taunus negro. También se le retiró el arma reglamentaria y su credencial de Policía. Todo estaba en su casa, debajo de la almohada: la pistola era una Bersa Thunder calibre 9 milímetros que la propia madre del acusado entregó a los oficiales que fueron hasta su casa.
Lo cierto es que, en paralelo, desde la Policía consultó a otras jurisdicciones lindantes sobre la búsqueda del cuerpo de una joven en la zona marcada por Machuca. La información llegó desde el Hospital de Alta Complejidad del Cruce de Florencio Varela: un vecino de Claypole, de madrugada, encontró a una chica tirada en un descampado con un balazo en la cabeza y la llevó hasta la guardia. No tenía documentos, pero estaba muy grave, internada en terapia intensiva.
Enseguida, ese 21 de septiembre pasado, un día después de la desaparición, la familia fue hasta el hospital de Varela y reconoció a esa joven que agonizaba en terapia intensiva: era Natalia.
El 27 de septiembre pasado, a las 7, Natalia murió en el hospital. Tenía 21 años. Agustín Lucas Machuca, imputado de homicidio agravado por el uso de arma en contexto de violencia de género, permanece detenido. La autopsia y el dermotest serán clave.
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