Un calvario que duró más de 20 minutos. Eso fue lo que vivieron María Cecilia y su hija de 15 años en su departamento del barrio porteño de Parque Chacabuco, luego de ser víctimas de un violento asalto a manos de una banda de cuatro delincuentes. Sin embargo, lo que las víctimas no conocían hasta ese momento era que los ladrones sabían exactamente a dónde iban a entrar desde hace al menos media hora antes y que además ingresaron sin forzar ninguna puerta por un simple motivo: tenían las llaves de la vivienda.
Fuentes policiales confirmaron a Infobae que el episodio ocurrió el lunes en horas de la noche en un edificio ubicado en la calle Avelino Díaz al 900. En la denuncia, radicada en la Comisaría Vecinal 7B, la mujer contó que estaba junto a su hija en el domicilio e irrumpieron los cuatro hombres. Dos tomaron del pelo a la menor y la llevaron hasta una de las habitaciones.
Otro llevaba a María Cecilia por el resto de los ambientes mientras le preguntaba dónde estaba la caja de seguridad. Incluso, en un momento, a la adolescente la ataron con el cable del cargador de un celular. Después de revolver todo, se llevaron un botín valioso. De acuerdo con lo que contó la mujer, le robaron objetos de valor y 3500 dólares.
Cuando los efectivos de la Policía de la Ciudad concurrieron al lugar comenzaron a notar ciertos detalles llamativos. Por ejemplo, no detectaron signos de violencia en ninguna de las puertas o ventanas ni tampoco en cerraduras. Tras una investigación un poco más profunda, los agentes supieron que todo se había originado a unas 80 cuadras de distancia. Más exactamente en las inmediaciones del Parque Lezama.
Según las averiguaciones posteriores, la Policía porteña estableció que los delincuentes habían sacado las llaves de la casa del auto de la pareja de la mujer, que había dejado el vehículo estacionado para concurrir junto a su otro hijo al estadio de Boca Juniors para presenciar el partido ante Huracán. Los ladrones aprovecharon la soledad de la zona, rompieron uno de los vidrios del vehículo, tomaron las llaves del departamento y al revisar los papeles del auto, obtuvieron la dirección exacta. Sin esperar, se trasladaron por más de 20 minutos hasta Parque Chacabuco y dieron el golpe.
El fuerte relato de María Cecilia
“Estábamos preparando la mesa para cenar, escuchamos el ruido de la puerta, nos extrañó por el horario porque terminaba a las 9 el partido de Boca y Huracán. (...) Vivo en un primer piso por escalera. Son como 20 escalones. Tengo dos perros chiquitos que ni ladraban ni nada por eso no nos llamó la atención. Le digo a mi hija quién será? Me dice que es mi otro hijo, y pregunta si no nos estarán choreando, en chiste. Luego ella vio a dos de los ladrones”, relató la mujer en diálogo con radio Mitre.
“A mi hija la tiran al piso dos, la agarran del pelo y la llevan a mi habitación. ‘¿Dónde está tu papá?’, le preguntan”, continuó. La joven en ese momento le dice que él no vive con ellas. Luego la atan y le preguntan que dónde tiene la caja de seguridad y dónde está la plata. Con la mayor tranquilidad, sacaron todos los cajones y dieron vuelta toda la casa. “Fue como si no estuviéramos”, dijo la madre.
Yo tenía unos ahorros. Me sacaron todo y a mi hija también, que hace poco había tenido su cumpleaños de 15. No tenían armas. Para mí se la superjugaron porque pensaron que no estábamos en el domicilio”, agregó. En ese momento el pánico invadió a María Cecilia al saber que los delincuentes tenían reducida a su hija adolescente dentro de uno de los dormitorios. Temía que algo aún más grave le pudiera ocurrir.
En ese momento, uno de los delincuentes le profirió una frase que todavía resuena en su cabeza: “Somos chorros no somos violines. Te voy a destruir la casa pero no te voy a hacer nada” le dijeron. “Igualmente llorábamos y entramos en pánico porque eran cuatro hombres. Todos mayores. De 20 a unos 25 años”, relató la madre.
Después de más de 20 minutos, la dueña le dio el dinero y sólo ahí se calmaron. Salieron del edificio a pie y huyeron con total normalidad por la esquina de Centenera y Balbastro. Luego, las víctimas avisaron a la Policía y personal de la comisaría se acercó hasta el departamento para el levantamiento de huellas y rastros.
“Se fueron caminando. Estaban con una bolsa azul que yo les di. Ahí una policía me dijo que los había visto pero no le pareció nada raro porque estaban caminando”, contó la víctima. La última localización por el celular los situó una media hora después nuevamente en la zona de Parque Lezama.
En la investigación intervino la Fiscalía Criminal y Correccional Nº28, a cargo del fiscal Lugones y el secretario Scarcella, quienes dispusieron la intervención de personal de Rastros de la Policía de la Ciudad.
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