Martín Santiago del Rio pregunta, casi todos los días, si va a recibir alguna visita en su celda de la DDI de San Isidro. Las respuestas de los efectivos que lo vigilan fueron, hasta ahora, siempre negativas. Nadie de su familia lo apoya ni le cree en su reclamo de inocencia. Esposa, hijos y hermano lo rechazan. Todos están convencidos que es el responsable de los asesinatos de sus padres, José Enrique del Rio y Mercedes Alonso, en el interior de la mansión del matrimonio en Vicente López, un crimen traidor motivado por la codicia.
Ahora se sumó un nuevo testimonio familiar, que fue demoledor para el acusado de parricidio. El que declaró en la fiscalía fue su suegro, Jorge Miguel Sánchez. Su palabra fue más que contundente: “Martín nos arruinó la vida a todos. Nos encontramos todos totalmente destruidos. No nos esperábamos una cosa así. No sé como hizo para mentirnos durante tanto tiempo. Mi hija no puede creer que estuvo treinta años engañada. No nos entra en la cabeza cómo pudo haber matado a los padres, es una cosa que no se entiende”, afirmó Sánchez sobre su yerno, que tenía una relación paralela con una amante mientras vivía con su familia en Nordelta.
El del suegro de Del Rio es el tercer testimonio de una persona allegada al acusado que lo complica seriamente. La primera en hablar fue Paola C., la amante, que no dudó en señalarlo como el responsable de los crímenes. Luego fue el turno de Diego, su único hermano, que también fue contundente al señalarlo como el hombre que se ve en las cámaras de seguridad saliendo de la casona de sus padres en el horario de los homicidios.
Para los fiscales Alejandro Musso, Marcela Semería y Martín Gómez, fue fundamental la forma de caminar de Del Rio hijo. El hombre posee, desde que nació, una desviación en su pierna izquierda en cada paso que da. Gracias a ese detalle, entre otros, se descubrió que era él, presumiblemente, quien salía de la mansión de Vicente López el día y a la hora de los asesinatos.
Al igual que al resto de los testigos, el fiscal Musso le exhibió a Jorge Sánchez las imágenes de vigilancia. Su reacción fue instantánea: “No tengo ninguna duda de que fue él. El que se ve en los videos es Martín. Me doy cuenta porque tiene un ritmo particular. Camina encorvado hacia adelante. Además, mueves los brazos. No tengo ninguna duda”.
La filmación no fue el único material que le mostraron. También le reprodujeron una filmación realizada en la fiscalía general de San Isidro el día de la indagatoria a Del Rio. Allí se le pidió al imputado que camine a lo largo de un pasillo para comprobar la desviación que se produce en su pierna. Los presentes en esa prueba aseguraron que hizo un esfuerzo grande para ocultar su inconveniente de movilidad. El suegro, bajo juramento, también lo detectó: “Qué hijo de puta. Así no camina. Hasta la pata derecha pone”, comentó.
En otro tramo de la declaración, el suegro de Del Rio habló sobre las armas que el detenido tenía en su poder: “Yo sé que él había comprado una pistola Glock 9 mm con un estuche que no me acuerdo si era de plástico o de madera. Esto habrá sido hace 6 o 7 años atrás. Me la mostró estando en la casa de Nordelta. Pero se que de ahí la sacó porque mi hija no quería que haya armas en la casa”, aseveró.
Luego, el suegro trazó un perfil breve de cómo era la vida de Martín Santiago. Aseguró que hacía un tiempo había comenzado a “meterse en deudas con compras de inmuebles que eran superiores a lo que era su ingreso”. Además, especificó que “Martín andaba siempre sin liquido para la vida diaria. No tenía mucama y estaba retrasado en las expensas. No puedo creer todas las mentiras”.
“No me llamaba la atención la lista de demandas que tenían los Del Rio. Esto viene de toda la vida, de parte del padre también. La idea de ellos siempre fue tirar la pelota para adelante y jugar al desgaste”, completó.
La de Jorge Sánchez, no será la última testimonial del expediente. Los fiscales continuarán con la ronda de declaraciones mientras siguen adjuntándose nuevas pruebas. Se espera que en los próximos días esté listo el análisis completo de la información que había en el mail del acusado como así también lo que se encontró en su celular.
Mientras tanto, Martín Santiago del Rio continúa experimentando la más profunda de las soledades en la celda de la DDI de San Isidro. Además de leer, en los últimos días ocupó parte de su tiempo escribiendo cartas. Hizo una para su esposa, otra para sus hijos y una tercera para su hermano Diego. Ninguno de ellos quiso siquiera recibirla.
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