Jesús Teodocio Ramos Paz, más conocido como “Scorpion”, tiene el currículum de un pesado del hampa. Nacido en Perú, con 41 años y domicilio en un conventillo del barrio porteño de Pompeya, ex empleado de una empresa de pastas y beneficiario de una Asignación Universal, fue arrestado por el Departamento de Investigaciones Especiales de la Policía Federal -que depende de la Superintendencia de Investigaciones Federales- luego de siete redadas en las que se secuestró un kilo de cocaína de máxima pureza, un par de plantines de porro, balanza de precisión, armas de fuego, dinero en efectivo, vehículos, teléfonos celulares y elementos de corte para las drogas.
Una mula interceptada en Mar de Ajó a mediados de 2021 fue la clave para encontrarlo. Le analizaron su teléfono, lo que reveló que, supuestamente, seguía las órdenes de Jesús Teodocio. Entonces, lo siguieron y finalmente lo arrestaron.
Así, “Scorpion” quedó a cargo del Juzgado Federal N°3 de La Plata, a cargo del juez Alejo Ramos Padilla. Sin embargo, la historia no terminaba en el kilo de polvo. Un chequeo en el sistema luego reveló una sorpresa. En paralelo, Ramos Paz era buscado por el Juzgado Federal de Quilmes, a cargo de Luis Armella, quién había colocado una orden de captura sobre él.
“Scorpion” está sospechado de pertenecer a la banda que secuestró al empresario Javier Moscuzza el 13 octubre de 2020, en la zona de Quilmes, con seis días de cautiverio y un rescate que se cobró en bitcoins, un hecho sin precedentes marcado por una trama de traición.
Ese 13 de octubre de 2020, el empresario Moscuzza fue secuestrado por un grupo comando. Mientras estuvo cautivo en un domicilio en Avellaneda, vivió horas dramáticas. Vio cómo los delincuentes cavaban un pozo en el fondo de un terreno en las afuera de La Plata donde planeaban enterrarlo. También escuchó cómo le gatillaban en la cabeza para amenazarlo.
Lo liberaron luego de que su familia pagara un rescate en bitcoins equivalente a 65 mil dólares, además de 600 mil pesos. También se comprometió a hipotecar bienes para entregarles más dinero a los secuestradores.
Con el tiempo, los delincuentes fueron identificados. Dos de ellos fueron detenidos y procesados, con Moscuzza constituido como querellante en el expediente.
Hubo otro detenido en 2021, alguien a quien el empresario, dedicado al negocio de los supermercados, conocía bien: Rafael Carrillo Rodríguez, oriundo de Venezuela, que había sido policía en su país antes de llegar a la Argentina. Al conocer a Moscuzza, el hombre le dio trabajo. Luego, según la acusación en su contra, Carrillo Rodríguez se convirtió en el cerebro del secuestro. Volvió a su país de origen en plena pandemia. Allí fue capturado.
Pero restaba atrapar a “Scorpion”, acusado por la fiscal federal Silvia Cavallo como el hombre que actuó de nexo entre el dueño de la casa en la que estuvo secuestrado Mascuzza y la banda. El propietario del domicilio en Avellaneda estaba detenido en la Unidad de Detención Nº9 de La Plata y era un allegado a Ramos Paz, según documentos judiciales del caso.
De esta forma, “Scorpion” fue una pieza clave en la ejecución del plan. Mientras tanto, Moscuzza tuvo que dejar la Argentina tras el secuestro para mudarse al exterior.
“Scorpion” cuenta con más acusaciones en su contra en su país de origen. En 2017 había sido condenado por el Séptimo Juzgado Penal Unipersonal de la ciudad de Chiclayo por haber golpeado con brutalidad a su ex pareja y madre de sus hijos en 2015. Nunca se presentó en la Justicia y se emitió una orden de captura.
Tras la condena por la paliza y la fuga, la mujer denunció en el diario local El Norteño que Ramos Paz la amenazaba de muerte por mensaje de texto. Luego, recibió medidas judiciales de protección familiar.
Ahora, “Scorpion” espera en una jaula de la Federal. La Justicia de Quilmes ya lo requirió para indagarlo. Mientras tanto, el sitio de Interpol muestra la cara del último prófugo del secuestro de Moscuzza. Su nombre es Johan Esneider Angarita León, de 27 años, venezolano. Había registrado un domicilio en la Ciudad de Buenos Aires, de acuerdo a registros nacionales. Su paradero todavía se desconoce.
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