Industria de sicarios en Rosario: el 70% de los asesinatos en la ciudad son por la guerra de bandas narco

El dato surge de un nuevo informe del Observatorio de Seguridad Pública. Ya hubo más de 200 crímenes en lo que va del año

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"Guille" Cantero, jefe de Los Monos, un histórico de la violencia (www.lacapital.com.ar)
"Guille" Cantero, jefe de Los Monos, un histórico de la violencia (www.lacapital.com.ar)

Rosario atraviesa un espiral de violencia que ubica a la ciudad en números similares a 2013, cuando se dio el pico más alto de homicidios tras la ejecución de Claudio “Pájaro” Cantero, líder de Los Monos. En lo que va de este año, en el departamento Rosario hubo 205 asesinatos y, según el último análisis del Observatorio de Seguridad Pública, más de la mitad fueron por encargo, lo que da cuenta de una verdadera industria del sicariato, una economía del crimen. En la capital de la provincia, los crímenes por encargo llegan al 20% del total de muertes violentas.

Los datos del documento elaborado por el organismo que es integrado por el Ministerio Público de la Acusación y el Ministerio de Seguridad de Santa Fe son demoledores. Según la información oficial, entre el 1º de enero y el 31 de agosto en el departamento Rosario fueron baleadas 524 personas, un promedio de dos víctimas diarias.

Los investigadores consideraron que el 70% de los crímenes que hubo este año en el departamento Rosario “se inscriben en tramas asociadas a organizaciones criminales y/o economías ilegales”. Y destacan que la violencia está concentrada en algunos barrios, que son Las Flores, Cordón Ayacucho, Parque del Mercado y Municipal (zona sur), Ludueña y Empalme Graneros (zona noroeste), Vía Honda (sudoeste) y Godoy (oeste).

Las balaceras, moneda corriente.
Las balaceras, moneda corriente.

La mecánica que se plasma en el texto oficial también habla de esa industria del sicariato: ocho de cada diez asesinatos que hubo este año en Rosario fueron en la vía pública, preferentemente entre las 18 y las 6, y más de la mitad de los hechos es en un radio de 500 metros del domicilio de la víctima, lo que grafica que lo atacan cuando llega a su casa o cuando sale.

“Se observa una tendencia creciente en la proporción de casos vinculados a economías ilegales/organizaciones criminales, acompañado de una baja sostenida en el porcentaje de casos vinculados a conflictos interpersonales. Simultáneamente, la proporción de homicidios en contexto de robo es ampliamente más baja que las correspondientes a las dos categorías mencionadas, tanto en lo que va del 2022 como en los dos años previos”, agrega el documento.

En números fríos, en Rosario se detectó que el 70 por ciento de los asesinatos de este año se dio por enfrentamientos entre bandas.

Los ataques que en el marco de enfrentamiento entre bandas también tienen víctimas colaterales. Se calcula que 11 personas fueron asesinadas “por error” en lo que va del año. Dos de los casos más emblemáticos de este año son el de Claudia Deldebbio, quien fue acribillada el 23 de julio pasado, cuando fue a acompañar a su hija a tomar un colectivo, y Graciela Carrizo, quien el 4 de septiembre pasado recibió un tiro en la cabeza mientras merendaba con sus nietos en una plazoleta frente a su casa por haber quedado en la línea de tiro contra un joven que pasaba por el lugar en bicicleta.

Claudia Deldebbio y su hija Virginia, víctimas del fuego cruzado.
Claudia Deldebbio y su hija Virginia, víctimas del fuego cruzado.

En el caso de Deldebbio, el fiscal Patricio Saldutti imputó el pasado sábado a los dos presuntos gatilleros, Fernando Cortez (45 años) y su hijo Lautaro (19), quienes quedaron presos. Y remarcó que su objetivo fue disparar contra gente que se encontraba en la plaza de Maestros Santafesinos e Ísola con el objetivo de “atemorizar” a la gente del barrio en un contexto de querer infundir respeto para el jefe narco René Ungaro, que está preso en Ezeiza.

Padre e hijo fueron acusados por los delitos de homicidio calificado por promesa remuneratoria y homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas. Al momento de resolver, el juez Román Lanzón ponderó que esas calificaciones legales tienen pena en expectativa de prisión perpetua, por lo que subrayó que “la teoría de los hechos que tuvo en vista el legislador se ve superada por la crudeza de los hechos de la realidad”.

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