El primer intento fue el 30 de julio pasado, en la playa de estacionamiento del centro comercial Torres del Sol, ubicado a la altura del kilómetro 50 de la Panamericana. Fueron cuatro sospechosos los que quisieron llevarse cautivo a J.J.B.V., un ciudadano colombiano investigado en su país por grandes estafas del tipo piramidal, y que se mudó a la Argentina junto a su familia. Estaba junto a su custodio, pero los secuestradores fracasaron: la víctima comenzó a los gritos. La denuncia, igualmente, quedó asentada en la UFI N°3 de Pilar.
Catorce días después, en el interior del Country Golf Club Argentino, ubicado en la localidad de José C. Paz, y donde J.J.B.V. vive junto a su mujer, su suegra y su beba de dos meses, sí pudieron concretar el secuestro. La banda, compuesta por ocho colombianos y tres argentinos, dos de ellos ex policías de la Bonaerense y el otro chofer de una aplicación; había alquilado una propiedad en ese barrio privado un tiempo antes, y así sorprendieron a la familia y concretaron el plan criminal.
Primero tomaron cautivas a las mujeres y a la beba. Horas después, a J.J.B.V. y a su custodio. Luego, les robaron. Y, entonces, comenzó el calvario para la familia: permaneció cautiva durante ocho días, mientras que el hombre de seguridad fue obligado a viajar a Colombia a buscar dinero: exigían 10 millones de dólares de rescate.
Este martes, los 11 sospechosos fueron procesados con prisión preventiva por el juez federal de Campana, Adrián González Charvay. En un fallo de 69 páginas al que accedió Infobae, el magistrado los imputó por el delito de “secuestro extorsivo agravado”.
Aquel 12 de agosto que comenzó el secuestro, las víctimas fueron extraídas del Country Golf Club Argentino de manera oculta, y trasladadas a un lugar seguro, donde permanecieron en cautiverio por un día, para luego ser separados: los hombres por un lado, y las mujeres y la beba por otro, según indicaron fuentes de la investigación.
Y contaron que a J.J.B.V lo tuvieron en cautiverio en varios domicilios. Las mujeres, bajo amenazas, quedaron encerradas en la habitación de un hotel porteño. El custodio, en cambio, fue liberado dos días después del secuestro y regresó a Colombia: allí se contactó con la madre de su jefe. “La mujer, de inmediato, llamó a las autoridades argentinas para radicar la denuncia por el secuestro extorsivo”, explicaron.
Para ese entonces aún se investigaba lo que había ocurrido en el centro comercial Torres del Sol a fines de julio. Incluso, personal de la Sub DDI de Pilar había hecho cinco arrestos: dos argentinos y tres colombianos.
Lo cierto es que, en paralelo, el resto de la banda exigía a la familia en Colombia que “consiguiera dinero, cuentas, bienes a nombre de testaferros, direcciones, todo con lo que se pueda pagar y que, en caso de no cumplir con ello, tomarían acciones” en contra de J.J.B.V.. No fue el único llamado extorsivo: siguieron durante dos días.
El 18 de agosto pasado el caso pasó a la Justicia Federal, dando así intervención también al Departamento Antisecuestros Norte de la PFA. Tras siete allanamientos en Gregorio de Laferrere, José C. Paz y Pilar, las mujeres y la beba fueron liberadas el 20 de agosto; y se detuvo a uno de los que las tuvo cautivas.
También se identificó que J.J.B.V. estaba en un domicilio de la localidad de “Barrio Parque Irizar” de Pilar. Se montó vigilancia y así los policías vieron cómo seis personas, a pie, se alejaban del lugar. La víctima iba, obligada, junto a ellos. Los apresaron a las pocas cuadras y liberaron al cautivo. Los cinco detenidos eran de nacionalidad colombiana.
“De la investigación, se determinó que las personas de origen colombiano ingresaron al país pocos días antes del secuestro”, destacaron las fuentes. Mientras, contaron que las víctimas ingresaron al Programa de Protección de Testigos, mientras que J.J.B.V. se encuentra bajo custodia de las fuerzas federales.
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