El 16 de agosto por la mañana, Nahuel Novellino posteó en su muro de Facebook. Reconstruyó una suerte de diálogo. “Me escribe (hola), respondo (hola), re contento digo: ‘¡pegué chica!’ Y me responde: ‘¿No me das para vender que tengo mil cuentas que pagar y los chicos no tiene ropa nada?’ ¡No te digo yo que estoy más salado que moco de dinosaurio!” Imagen colorida aparte, la palabra clave es vender, y toda la escena descripta. Novellino espera su turno ante la Justicia con dos causas elevadas a juicio, preso por presunto narcotraficante. Oriundo de Venado Tuerto, lo enviaron al penal federal de Rawson en Chubut, acusado de regentear su organización desde la cárcel, con repetidos allanamientos a su celda.
En septiembre de 2019, la Policía Federal allanó su celda en el pabellón 14 de la Unidad Nº11 del Servicio Penitenciario de Santa Fe, una redada ordenada por el fiscal Arzubi Calvo. Para ese entonces, su vida tumbera ya era un hecho online, con más 2 mil amigos en sus tres perfiles de Facebook, donde posteaba imágenes de sus hijos en las visitas con el fondo de puertas de metal, o sentado en alguna mesa penitenciaria. “Sin fe es imposible agradecer a Dios”, escribía en su muro.
La acusada en aquel entonces de ser su principal cómplice, según documentos judiciales a los que accedió Infobae, era su entonces pareja, Jésica Flores, también detenida con prisión domiciliaria en Venado Tuerto, condenada por la misma causa que llevó a Novelino originalmente a la cárcel, una pena impuesta por el Tribunal Oral Federal Nº2 de Rosario luego de que le encontraran 10 kilos de marihuana prensada en una cámara séptica de su casa, un caso con detalles desagradables como aprietes a testigos.
El jueves pasado, tres años después, la organización de Novelino fue allanada nuevamente por una investigación de la Fiscalía Federal de Venado Tuerto bajo Arzubi Calvo, El blanco fue una nueva presunta lugarteniente de Novellino: su hermana Nadia Lionela, de 33 años.
Nadia, beneficiaria de planes sociales como la AUH y el programa para acceder a una garrafa, fue interceptada en Venado Tuerto mientras viajaba en su moto con dos kilos de marihuana y una pistola con la numeración limada.
“Ella estaba denunciada, se estaban haciendo tareas y además la policía la observó en distintos domicilios vinculados a la venta de estupefacientes”, asegura una fuente del caso. Se allanaron otros tres puntos vinculados a la organización donde se encontró cocaína, marihuana y precursores químicos. En uno de esos lugares, una construcción precaria, se encontró una rudimentaria cocina narco.
Así, Nadia quedó detenida en la Alcaidía de Melincué a disposición del juzgado a cargo del doctor Aurelio Cuello Murúa y fue indagada el sábado pasado. Se le imputó la tenencia del material para el comercio de estupefacientes, la tenencia ilegal de las armas de fuego y el delito de encubrimiento por la recepción de un arma con numeración limada.
Nahuel Novellino tiene una historia clásica en el hampa santafesina. En abril de 2016, escapó de la Comisaría 2º de Venado Tuerto. No limó las rejas de la celda, no se fue disimulado en un baúl. Simplemente estaba en la puerta y se fue corriendo. Con 26 años en ese entonces, ex empleado de constructoras de la zona y acusado de tres robos calificados, entre ellos un asalto a un empresario que incluyó la privación ilegítima de su libertad, Novelino ya era un ladrón algo conocido en la zona. Lo habían trasladado desde Melincué para que visitara a su familia. Apenas bajó, huyó. Tenía prisión preventiva dictaminada por un juez.
Lo encontraron dos días después en la terminal de micros Mariano Moreno de Rosario, pero de casualidad, según un artículo de La Capital: un policía lo reconoció, dio la voz de alto y pidió ayuda.
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