En la última audiencia del juicio por el crimen de María Marta García Belsunce, los tres fiscales de San Isidro que acusan a Nicolás Pachelo del crimen de la socióloga en el country Carmel avisaron que iban a pedir la reapertura de la causa por la muerte del padre del imputado, Roberto Pachelo, ocurrida en 1996. Para Patricio Ferrari, Andrés Quintana y Federico González, el hijo mayor pudo estar involucrado a pesar de que ese expediente se cerró como suicido.
“Solicitan la reapertura de la investigación y que, oportunamente, se impute e indague a Nicolás Roberto Pachelo Ryan por el homicidio agravado de su propio padre”, reza el escrito cuyo destinatario es el Juzgado de Garantías N°5, a cargo del juez Diego Martínez, y al que accedió Infobae.
El dato más llamativo: una pericia determinó que la víctima no tenía rastros en sus manos de haber disparado un arma.
Rorberto Pachelo murió el 10 de enero de 1996 en su casa de la calle Misiones de la localidad de Villa Rosa, en el partido de Pilar. La vivienda estaba dentro de la tosquera de la familia. Fue su hijo Nicolás quien halló el cuerpo. El hombre apareció tendido sobre su cama con un balazo en la cabeza calibre .38.
Para la acusación, durante el juicio por el crimen de María Marta han aparecido “diferentes elementos de prueba, documental como testimonial”. De lo testimonial se ha dado cuenta a lo largo de las 22 audiencias en el Tribunal Oral Criminal N°4 de San Isidro, que tiene a Pachelo en el banquillo de los acusados.
El primer testigo que sacó a la luz el tema fue el empresario Mariano Maggi, cuando habló sobre un conflicto con Pachelo por la venta de una camioneta y una serie de cheques denunciados por robo de 2000. Incluso, dijo que fue amenazado por teléfono: “Si tuve los huevos para matar a mi padre, imagínate lo que puedo hacer con vos. Matarte no me significa nada”.
Luego, fue contundente la segunda pareja de Roberto Pachelo, Jaqueline Barbará, cuando declaró contra su hijastro, también lo sindicó por la muerte de su padre. “Lo mataron, el suicidio no me lo comí nunca. Cuando lo encontré, le dije a mi hijo (Agustín): ‘Lo mataron’. No podía creer lo que había pasado, estaba en shock... Al ratito llegó el padre de Roberto y dijo: ‘Este hijo de puta me lo mató’”, en referencia a su nieto Nicolás.
Lo último llegó de boca de Francisco Pachelo (40), medio hermano del imputado: “No me cabe ninguna duda de que mató a mi padre”, aseguró. Y de Dionisio Alcides Simón (77), mano derecha de Roberto Pachelo. “Decía que era lindo vivir. Yo nunca creí que se había matado, sino que lo había matado una sola persona: Nicolás”, dijo.
Pero no sólo de palabras se tomaron los fiscales para pedir la reapertura del expediente. Tampoco dejaron margen sobre la pregunta de si la causa está o no prescripta: “Si una persona es condenada por un hecho posterior, eso interrumpe la prescripción. Por eso puede investigarse nuevamente la muerte de Roberto Pachelo”, explicaron fuentes judiciales a este medio. En efecto, el fiscal Ferrari dijo en el epílogo de la audiencia del viernes pasado, donde les avisaba a los jueces que juzgan a Pachelo por el crimen de María Marta que “la acción penal se encuentra plenamente vigente, inclusive hasta el 2030″.
Así, en base a las fuentes consultadas por este medio, en la causa de 199 figura el testimonio del hermano de la víctima, Rodolfo Pachelo, de su cuñado, Osvaldo Lynzz, de Nicolás Pachelo; y de un allegado a la familia identificado como Enrique Victorica, entre otros. Dicen que al cuarto entraron por la ventana y el cuerpo estaba “tendido sobre la cama, boca arriba, con un arma en su mano derecha, cerca de la cabeza”.
Y dieron más detalles: “Se encontraba ubicado sobre el lado derecho de la cama con su brazo izquierdo a cuarenta y cinco grados del cuerpo, y su brazo derecho a cuarenta y cinco grados del cuerpo, con el antebrazo encogido hacia la cabeza y su mano levemente abierta”. Tenía, según la descripción que dieron, “un pequeño orificio y una mancha de sangre sobre el parietal derecho por encima de la oreja, como así también sobre la sabana y almohada”.
Barbará, en su declaración en el juicio por el crimen de María Marta, aseguró que le llamó la atención que “había sangre en el colchón, pero a los pies de la cama” y que le dio la sensación de que “lo habían puesto”. Lo cierto es que la Policía Científica secuestró un revolver calibre .38 y una pistola 9 milímetros.
Fue Nicolás Pachelo, quien por ese entonces vivía allí con la que ahora es su ex mujer, el que dijo a su tío Rodolfo que no escucharon nada y que esa mañana del 10 de enero de 1996, a las 10, “antes de salir de la tosquera, intentó despertar a su padre, quien se hallaba encerrado en su habitación, y no pudo hacerlo, lo que le resultó extraño”.
Lo cierto es que la autopsia determinó que la bala ingresó por “la región temporal derecha, a cinco centímetros del borde superior de la oreja, con una trayectoria de derecha a izquierda, levemente de adelante hacia atrás”, en base a la causa, y que el disparo fue con el arma apoyada en la cabeza.
“La data de muerte se ubicó entre 6 y 12 horas previas a la autopsia, realizada el 10 de enero de 1996 a las 15.55″, según el expediente, y en ninguna de las dos manos se halló “presencia de restos de deflagración de pólvora”. O sea, no tenía rastros de haber disparado recientemente.
Testigos de ese entonces mencionaron los problemas de la víctima con Nicolás. “No tenía ningún sentimiento hacia su padre”, dijo Daniel Alberto Casanova, empleado de la tosquera. Incluso, contó que él “tenía unos cuadros con fotos de la víctima que había recuperado luego del incendio” de la casa donde murió Roberto Pachelo. Al consultarle a su hijo mayor qué hacía con esas imágenes, “los dejó en un remolque, para luego dispararle con una carabina .22 terminando así con su destrucción”.
Rodolfo Pachelo dijo que, tras el incendio, se encontró en el cuarto de su hermano un tubo de gas de 45 kilos y que tenía fuertes discusiones con su hijo Nicolás quien, por ejemplo, un mes antes de la muerte quiso pegarle a su padre en la oficina, rompió vidrios y computadoras, en presencia de dos empleados. Mientras que Dionisio Simón les contó a las autoridades que el problema más cercano que tenía Roberto Pachelo “era su hijo Nicolás”. Y describió que una vez hubo un incidente en la oficina y, “al finalizar el altercado, Nicolás Pachelo gritaba ‘lo voy a matar’”.
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