El jueves por la noche, Fernando Andres Sabag Montiel intentó matar a Cristina Kirchner mientras saludaba a un grupo de militantes. Tras ser detenido, el agresor de 35 años declaró la dirección de la vivienda donde presuntamente residía. Por tal motivo, la policía desplegó un importante operativo para intentar recabar elementos que sean de interés para la causa.
En horas de la madrugada, efectivos policiales realizaron un allanamiento sobre la calle Terrada al 2300 en Villa del Parque. La dirección fue indicada por el agresor luego de ser detenido y al ser investigado, se detectó que si bien la propiedad se encuentra a nombre de Sabag Montiel, él no vive en el lugar. Aún así, se concretó el operativo por parte de las fuerzas de seguridad, quienes buscaron algún elemento que sea de interés para la causa.
Al acudir al lugar indicado, efectivos policiales comprobaron que en la planta baja de la propiedad se encuentra una peluquería, mientras que en el primer piso reside una familia. De hecho, al trascender el caso, dejaron un cartel indicando que allí no vivía Fernando. Sin embargo, eso no impidió que los policías realicen el allanamiento.
Uno de los responsables de la peluquería informó que alquilan en el lugar desde hace 3 años y con Sabag Montiel mantenían una relación comercial donde solo tenían contacto cuando él iba a buscar el dinero del alquiler. Por tal motivo, aseguró que desconocían su pensamiento político.
Luego de indagar a los inquilinos de la propiedad a nombre del atacante, efectivos policiales se retiraron del lugar. De acuerdo a lo indicado por uno de los peluqueros, los policías no secuestraron ningún elemento pero sí recabaron testimonios escritos y audios con las declaraciones de quienes habitaban el lugar.
Este jueves por la noche militantes kirchneristas mantenían una vigilia en las afueras del departamento de Cristina Kirchner cuando ella se acercó para saludarlos. En ese momento, Sabag Montiel se ubicó frente a ella, sacó un arma y le gatilló en la cabeza. Pese a estar cargada con cinco balas, ninguna de ellas salió. De inmediato, personal de seguridad lo detuvo y comprobó que usó una pistola bersa apta para el disparo según fuentes judiciales.
El agresor de nacionalidad brasileña trabajaba en aplicaciones de transporte dado que estaba inscripto en el “servicio de transporte automotor urbano y suburbano no regular de pasajeros de oferta libre; excepto mediante taxis y remises, alquiler de autos con chofer y transporte escolar”.
Tras su arresto, fuentes policiales indicaron que el joven tenia antecedentes. La más reciente fue de 2021, momento en que fue encontrado con un cuchillo en su auto. Si bien se le inició una causa en su contra, la misma fue archivada.
A partir del ataque contra la vicepresidenta, trascendió que Sabag Montiel era conocido como “Tedi”, apodo ganado desde muy temprana edad, cuando vivía con su padre en la vivienda de Villa del Parque. Durante su adolescencia frecuentaba el circuito de bandas death metal y seguía a ciertas bandas locales, además, era fanático del grupo austríaco Ektomorf.
En sus redes sociales, el agresor solía realizar mensajes insensatos y de manera frecuente, mostraba distintos cambios de imagen y estilo. En las fotos publicadas solía lucir desde sus camisas hasta anillos y tatuajes con símbolos tomados de la estética del nazismo esotérico, algo que sorprendió a sus viejos conocidos, porque nadie lo tenía por nazi.
De acuerdo al testimonio de sus vecinos, el agresor mantenía una actitud extraña y presencia incómoda, sin embargo, desconocían si tenía algún diagnóstico psiquiátrico.
Su madre, Viviana, que se dedicaba a vender ropa y vivía con él en la calle Terrada, falleció en 2017, a causa de problemas respiratorios. “Tedi” se presentó como su único heredero en el Juzgado Civil N°48 e iba por su patrimonio, un viejo Peugeot.
Por tal motivo, al momento de ser detenido reveló que esa era la dirección de su domicilio pero no aclaró que ya no residía en el lugar, sino que fue alquilado por una familia y peluqueros.
A fines de agosto, “Tedi” dio una nota a Crónica TV. Acompañaba a una joven que decía ser su novia, mientras vendía algodones de azúcar. La joven decía que ya no cobraba planes sociales, que no estaba a favor, porque era “fomentar la vagancia”. En Facebook, en su muro, relató sus enfrentamientos con “las mafias de coperos peruanos”, vendedores de algodón de azúcar sumamente territoriales. De hecho, habló de sus peleas a golpe de puño con ellos.
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