Esta semana, el sicariato en Rosario estuvo en el banquillo de la Justicia.
Durante dos extensas audiencias que se hicieron el martes y el miércoles, 26 presuntos integrantes de una célula que opera para Los Monos en los barrios Ludueña y Empalme Graneros, en la zona noroeste. El fiscal Pablo Socca, a cargo de la causa, ventiló escuchas que sugieren que desde la cárcel se planificó el “copamiento” del territorio en favor de Los Monos. Además, Socca mostró cuadernos secuestrados a un policía retirado, padre de un supuesto organizador de la banda, que dan cuenta de lo que recaudaban a diario con la venta de droga. La audiencia resonó en el hampa: este jueves por la madrugada, se encontraron carteles intimidatorios dirigidos el funcionario del Ministerio Público de la Acusación.
De los 26 imputados en el Centro de Justicia Penal, cuatro ya estaban presos en la unidad penitenciaria de Piñero: uno de los presuntos líderes, Andrés “Andy” Benítez, además de Bruno Escudero, Nicolás Bareiro y el presunto jefe de sicarios de la banda Mauro Javier Gerez –según el fiscal–, quien fue detenido el 26 de mayo pasado y ya estaba acusado, pero ahora le agravaron la calificación legal al pasar de ser miembro a organizador.
Gerez tiene una historia particular: fue acusado por un testigo de ofrecerle zapatillas a chicos de un club de barrio para que le disparen a sus enemigos. La semana pasada, fuerzas federales y provinciales allanaron 57 objetivos ligados a su banda.
A la presunta asociación ilícita se le atribuyeron balaceras, un asesinato, venta de droga y 40 extorsiones –algunas seguidas de ataques a tiros– a comerciantes, que eran vecinos de los mismos acusados.
El crimen mencionado durante la audiencia fue el de Mauro Feliciano Fleita, ocurrido el 16 de mayo pasado en Felipe Moré y Juan José Paso, a quien acribillaron de 25 tiros mientras estaba en la puerta de la casa de su novia. Por ese homicidio hubo tres detenidos –que ya fueron imputados– con dos pistolas y una ametralladora UZI.
Para graficar cómo se gestó parte de la violencia en la zona noroeste de Rosario, que empezó a seguidillas de extorsiones, balaceras y crímenes desde julio del año pasado, el fiscal remarcó una de las charlas vía WhatsApp extraídas de uno de los teléfonos secuestrados a lo largo de la investigación. Es la que mantuvo el 7 de julio de 2021 Omar Ramírez –cuñado del presunto organizador de la banda Jonatan Almada, hijo de un policía retirado que fue detenido e imputado– y otro sospechoso.
“Estamos laburando, viste. Está mi cuñado y empezó a aparecer otra gente acá en el barrio. Y yo, para no dejarlo desamparado a mi cuñado, porque viste como es. Hay otra gente que no se maneja de la misma manera que nosotros. Nosotros laburábamos más liberal antes. Ahora no. Estamos con otra gente. Laburamos bien porque está toda la cabida. Porque acá andan todos laburando para el mismo. Está Mauro (N. de la R: Gerez), están todos acá. Todo Ludueña. Estamos laburando para el mismo y nosotros queremos agarrar todo Ludueña. ¿Entendés?”, dijo Ramírez, indicando que prácticamente estaban trabajando para una estructura mayor, que sería la de Los Monos.
Las pruebas continuaron. El fiscal ventiló varias escuchas telefónicas y mensajes de texto de WhatsApp que mantuvieron distintos acusados. En la mayoría hacen referencia a la comercialización de droga, a la planificación de balaceras y extorsiones.
Por las escuchas se pudo conocer que el presunto jefe de sicarios de la banda, Mauro Javier Gerez –que tenía pedido de captura y era buscado por la Policía y la Justicia– cayó detenido por un descuido de su pareja. En el audio reproducido en la audiencia se escuchó el llamado que hizo la mujer por celular a un local gastronómico para pedir una pizza especial, una docena de empanadas y un paquete de seis cervezas. Como tenía el teléfono intervenido y dio su dirección exacta, permitió que agentes encubiertos pudieran apostarse en inmediación a su domicilio de Perito Moreno al 1400, donde finalmente atraparon a Gerez el 26 de mayo pasado.
Luego, Socca ventiló un diálogo telefónico entre Mauro Gerez y Eric Salles que tuvo lugar el 10 de julio pasado y que ilustra esta nota. El llamado lo hizo el presunto jefe de sicarios de la organización desde la cárcel de Piñero al otro supuesto integrante de la célula, según la información de la causa. La característica de la conversación es que usan como código un partido de fútbol para hacer alusión a una balacera.
“Fueron a jugar a la pelota, boludo, al equipito de Minetti. Le pegaron en el pecho, boludo. Le pegaron un pelotazo. Estaba atajando”, le comentó Eric Salles a Mauro Gerez.
De acuerdo a la constatación hecha por el equipo de trabajo del fiscal de la unidad de Balaceras, era un diálogo en código: lo que le dijo es que otro integrante de la banda había sido baleado.
Efectivamente, en esa fecha, ingresó Kevin C. al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez con un tiro en el tórax y otro en la mano derecha. Según las averiguaciones, el ataque ocurrió en la intersección de Felipe Moré y Minetti, en barrio Ludueña.
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