El jueves pasado, cuatro mujeres fueron detenidas en la terminal de micros de Joaquín V. González, provincia de Salta, a punto de abordar un micro hacia Chaco. Les encontraron cuatro kilos de cocaína en sus bolsos. Eran, para la Justicia, mulas. Una de ellas incluso estaba a punto de abordar un micro con su hijo de un año a upa y la droga en su equipaje. La PSA no estaba allí de casualidad. El operativo, a cargo de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, era parte de una historia mucho mayor, investigada por el sector NOA de la PROCUNAR con el fiscal Eduardo Villalba y el auxiliar letrado Jorge Viltes Monier. Así, siguieron allanamientos en Orán y Roque Sáenz Peña, provincia de Chaco. Encontraron más droga, armas, balanzas, dinero.
En Joaquín V. González, la PSA arrestó también a una de las líderes de la trama: Margarita Tolaba, oriunda de Orán. Junto a ella también se llevaron a Sandra Coronado, oriunda de Bolivia. Margarita, por otra parte, tiene un hermano preso en Colonia Pinto, Santiago del Estero. Para la Justicia, Margarita y su hermano habían montado un oscuro negocio de transporte de droga: movían cuatro kilos semanales desde enero, en viajes desde Salta a Chaco. Sandra Coronado está sospechada de ser la proveedora. Margarita, de comprar la droga, contratar en barrios de Orán a las mulas que viajaban en micros o remises y contactar al comprador. El hermano preso funcionaba como una suerte de cerebro central.
La causa había comenzado en diciembre del año pasado, con la incautación de 50 kilos de polvo en un camión. PROCUNAR NOA comenzó a investigar, con ocho meses de escuchas telefónicas, vigilancias y seguimientos. Se llegó rápidamente a la figura del preso, que tuvo planes ambiciosos. Llegó, incluso, a comprar un camión de gran porte, supuestamente para mover droga, siempre hacia Roque Sáenz Peña en Chaco.
Incluso se pensó en adherirle un dispositivo GPS al camión. Finalmente, el vehículo nunca fue empleado.
En el medio, las escuchas detectaron otras cosas. Margarita ya había dejado de ser una hermana fiel.
En diciembre de 2021, la Cámara Federal de Tucumán falló en contra del hermano preso, cuyo nombre se mantiene en reserva para no entorpecer la investigación. El hombre había ido con su defensor oficial a pedir que le den el arresto domiciliario. Pidió por su familia, dijo que tenía seis hijos menores que tenía que cuidar. La Justicia no le tomó el pedido. Le recordó que dos años antes ya había sido condenado por el Tribunal Oral Federal salteño, por el delito de transporte de estupefacientes. También, recordó que la pareja del preso recibía la Asignación Universal por Hijo.
El fallo de la Cámara Federal tucumana no advirtió nada de la investigación en curso de la PROCUNAR. Tampoco dice lo que Margarita maquinaba. Según fuentes de la investigación, la mujer ya había hecho sus jugadas para quedarse con la línea de venta de su hermano y repetir la operación de siempre: mujeres pobres en micros o auto con kilos de coca en la ropa.
Así, su lado de la banda comenzó a hablar. Entre las menciones, se habló de un viaje desde Joaquín V. González, a 250 kilómetros de Orán, que ocurriría el jueves pasado. Entonces, la PSA allanó.
Se cree, por ejemplo, que Margarita habría dejado a su hermano preso fuera de este nuevo negocio.
La Justicia desconoce cuánto le pagaba Margarita Tolaba a sus mulas. En todo caso, hay números en la historia reciente. También hay una jurisprudencia, donde las mulas son consideradas, incluso, como víctimas de trata.
A Juana de Ciudad Evita la palpó la PSA el 4 de marzo de 2019 en la zona de pre-embarque del Aeoparque Jorge Newbery. Tenía un pasaje al aeropuerto de Río Gallegos, provincia de Santa Cruz, en el vuelo 1850 de Aerolíneas Argentinas: le hicieron bajar los pantalones y le encontraron casi medio kilo de cocaína pegada en su ropa interior. Nerviosa, transpirando, marcó a un hombre vestido con una chomba bordó que estaba en la zona de embarque, el encargado de vigilarla en todo el trayecto. Se habían comunicado por mensaje de texto en los últimos días, Juana y el hombre. “Voy lista”, le escribió antes de salir. Habían llegado a Aeroparque en el mismo auto, un Volkswagen Pointer. Hubo seguimientos, más implicados, un carnicero de Ciudad Evita fue visto por Gendarmería con paquetes sospechosos.
Juana fue procesada por el juez Sebastián Casanello, titular del Juzgado Federal Nº7, pero sin prisión preventiva. Tiempo después, Casanello la exoneraría de la causa con un sobreseimiento firmado el 13 de junio de 2020. El magistrado entendió que ella no tenía opción.
Juana contó su historia en su indagatoria, cómo estaba desempleada, a cargo de dos hijos y su nieto, relató cómo la abordaron . “No pudo elegir. Su voluntad estuvo colonizada por sus tratantes y la necesidad de supervivencia suya y del grupo familiar a su cargo. Esa situación excluye su culpabilidad. El Estado no puede formularle un reproche”, escribió Casanello al sobreseerla.
Sin embargo, aquí la historia es distinta. La Justicia tiene pruebas que indican que las mujeres transportistas eran parte orgánica de la operación, una pequeña y mediana empresa, en vez de mulas que desconocen su estructura superior. Hay escuchas que revelan cómo estas mujeres coordinan a instancias de Margarita transportes de drogas con una frecuencia importante
Todas las mujeres en la terminal terminaron detenidas. Margarita, al contrario de su hermano, no fue a una celda. Recibió prisión domiciliaria: tiene un hijo en edad de lactancia.
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