Juan Percowicz, maestro máximo y líder fundador de la Escuela de Yoga Buenos Aires, fue beneficiado con prisión domiciliaria y este martes era trasladado a su departamento de la calle Amenábar al 1.500, del barrio porteño de Colegiales. La decisión la tomó el juez federal Ariel Lijo, a cargo de la investigación. La medida responde a su edad: el jefe de la secta de Villa Crespo tiene 84 años.
De esta forma, Percowicz, quien fue detenido el 12 de agosto pasado, en su casa en el country Santa Clara, ubicado en Tigre, rodeado de lujos, ahora esperara en su departamento, mientras la Justicia continúa la investigación en su contra, por los delitos de trata de personas y lavado de dinero.
“Garante, tobillera electrónica, control de la Comuna todos los días, prohibición de salir del país y de reunirse con miembros de la escuela”, fueron las pautas fijadas por la Justicia para darle la domiciliaria según confiaron fuentes de la investigación a Infobae.
Percowicz, jubilado en los papeles y afiliado a la obra social del PAMI, se hacía llamar “El Maestro” o “El Ángel”. Durante más de 30 años, la Escuela de Yoga Buenos Aires esquivó a la Justicia para crear una red de trata de personas y lavado de dinero, según la imputación en su contra a cargo del juez Lijo y los fiscales Carlos Stornelli y Alejandra Mangano, un culto al sexo donde se vendía una falsa salvación y discípulas jóvenes eran prostituidas a hombres ricos, otros eran forzados a aportar miles de dólares en “sobres” para la organización, o desvalijados más allá de la tumba.
Marcelo Guerra Percowicz, hijo adoptivo de Juan, era el heredero aparente, el segundo en la línea de mando: hoy está prófugo de la Justicia.
Una escuela de coaching ontológico, con oficinas en Villa Crespo y un discurso similar al de Generación Zoe, funcionaba como anzuelo de captación. Allí, guardaban un archivo de videos de cine porno sadomasoquista de fines de los 80, títulos bizarros como “Su Última Vuelta en Pony”. Había cosas peores. Tenían una clínica trucha, CMI Abasto, donde vendían presuntos tratamientos contra la adicción a las drogas, además de medicina integral. Para la Justicia, CMI Abasto era un agujero de torturas, empleado para dormir con “curas de sueño” a miembros rebeldes durante días.
Y después, siempre según la acusación en su contra, fugaban el dinero a Estados Unidos, con filiales en New York, Chicago, Las Vegas y más de una decena de miembros. Los dólares de las víctimas se convertían en ladrillos americanos, de acuerdo a documentos de la causa del juez Lijo, oficinas en Las Vegas o edificios enteros.
El círculo que rodeaba al jefe en su caída es clave en la trama. Su abogado Susana Barneix, señalada en el “nivel 7 formal” del organigrama del culto junto a Percowicz hijo, está acusada de ser la cabeza del comando jurídico y contable de la Escuela, que montaba supuestos trucos para quedarse con bienes de sus víctimas luego de sus muertes. Su estudio en la calle Paraguay fue allanado también.
A mediados de los años 90, la mujer fue acusada de fraguar más de 60 mil dólares de una víctima fallecida vinculada al grupo. La deuda estaba asociada al edificio de la calle Estado de Israel que controlaba la Escuela, una suerte de internado donde vivían varios de sus jerarcas. El administrador del edificio en esa vieja causa era Percowicz junior.
Sin embargo, no es la primera vez que Percowicz está acusado por este tipo de delitos, el hombre es un viejo conocido para los investigadores: cuenta con causas desde 1993.
La primera vez que quedó en el foco de la Justicia fue justamente ese año, cuando se abrió una investigación contra la Escuela de Yoga de Buenos Aires (EYBA) que él lideraba. Las acusaciones eran similares a las que tiene que enfrentar ahora. Captación de víctimas para su explotación sexual bajo el cuento espiritual. En ese momento, la causa pasó tres jueces y finalmente le dictaron falta de mérito.
Unos años después, en 1996, Percowicz terminó procesado por hurto calificado y con un embargo de 150.000 pesos. El juez Roberto Murature, a cargo de la investigación, en ese momento consideró que Percowicz desvalijó, junto con su hijo, el departamento de la psicóloga y vicepresidenta de la Fundación, Susana Schiavi, luego de que la mujer murió en un accidente de tránsito. También, fue denunciado en otras oportunidades por el fundador de la Red LibreMentes y promotor de una ley antisectas, Pablo Salum.
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