En la madrugada del viernes, la Dirección General Antidrogas del Paraná en Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal, en una investigación a cargo del juez Adrián González Charvay y el área de narcocriminalidad de la AFIP/Aduana, halló en Rosario uno de los lotes narco más grandes de la historia reciente: 1658 kilos de cocaína, que serían según la sospecha enviados a Dubai en barco a través de la hidrovía del Paraná, disimulado en seis contenedores, entre 150 toneladas de pellets de maíz, alimento balanceado, un truco de traficantes que se repite cada vez más en los últimos tiempos.
El hallazgo fue realizado en un galpón de la calle Génova al 2000 en el barrio Empalme Graneros, uno de los focos de la actual hola de homicidios de la zona. La droga ya estaba dentro de los bolsones cerealeros.
Por el hecho hay doce detenidos. Se realizaron 29 allanamientos entre Rosario, Santiago del Estero, Villa María, Victoria, Bahía Blanca y Capital Federal. La investigación también contó con la participación de la DEA, la Drug Enforcement Administration estadounidense.
La sospecha es obvia: el lote serviría para alimentar la afluencia de turistas en Medio Oriente para el Mundial de Qatar.
La droga, dividida en 680 panes, con los sello de la scélebre marcas de carteras Gucci y Louis Vuitton, podría alcanzar, por lo menos, un valor de 450 millones de dólares en el mercado europeo, en términos de mayorista dealer. Su valor en Medio Oriente -con restricciones mucho más fuertes y mayor distancia de tráfico- podría ser el doble o más.
Los detenidos fueron identificados como Luciano Nicolás Argüello, Héctor Ernesto Pérez, Marco Rodrigo Páez, Lucas Eduardo Hitters, Gastón Sofía, Gabriel Nicolau, Oscar Rossi, Néstor Lombardi y Fabio Crucianelli. Hitters, por ejemplo, tiene domicilio porteño, se encuentra registrado en los rubros de contaduría de la AFIP.
El detenido número 12, José Damián Sofía, alias “El Tano”, es la clave en esta historia. Se le imputan los delitos de infracción a la ley 23.737, contrabando internacional de estupefacientes....lavado de dinero producto del narcotráfico y asociación ilícita en caracter de organizador
Sofía, de 57 años, es una figura repetida en las crónicas narco recientes. Se lo procesó por amenazar en 2018 a la jueza Sandra Arroyo Salgado y se lo investiga por los asesinatos de su ex chofer y la pareja del chofer.
Sofía, por su parte, está vinculado según un artículo de Clarín a Gustavo Sancho, otro pesado de San Martín. La amenaza, según documentos judiciales consultados por este medio, fue realizada en el marco de una causa en la que estaba imputado Sancho. En 2018, según la acusación en su contra, llamó al Juzgado Federal N°1 de San Isidro para decir: “O liberan a todos o a la jueza le va a pasar como a Nisman”. También incluyó en su presunta amenaza a las hijas del fiscal.
A pesar de todo, estaba libre: lo arrestaron ayer en su casa de Haedo. En relación a esta causa, la Cámara de San Martín dispuso su falta de mérito y su libertad en febrero de 2020. “Zafó de muchas”, dice una alta fuente en la Justicia federal. La PROCUNAR, el ala de la Procuración dedicada a investigar delitos de narcotráfico, envió una investigación penal que menciona a Sofía al juez Charvay.
De vuelta a los 1600 kilos, “”El Tano’ Sofía supuestamente se vinculó con una serie de españoles y colombianos que envían cocaína a Dubai”, asegura un investigador clave a Infobae.
También, se hallaron 12 autos, varios de alta gama, nueve celulares y varias armas de fuego. Los allanamientos continuaban al cierre de esta nota.
Los nombres son nuevos para los conocedores de las tramas narco de Rosario. Ninguno figura como un jugador frecuente en causas penales que investigan al negocio de la droga. Sin embargo, un lote de 50 kilos quedó fuera del alimento balanceado. Se cree que iba a ser destinado al comercio de drogas local.
La Aduana, por su parte, logró identificar al operador registrado para mover el alimento balanceado en barco a Oriente Medio. Es el detenido Héctor Pérez, cuyo nombre comercial de fantasía es Pepe Cereales, con domicilio en Santiago del Estero.
El dato para detectar la carga llegó a través de un cruce de causas en la Justicia federal. Una de ellas tiene una historia paradigmática para los tiempos. Ocurrió en marzo de este año. El principal imputado fue Bodizar Ratkovic, con largos antecedentes en el país. Intentaron, según la imputación en su contra, mover 165 kilos a Europa en un buque de la naviera Grimaldi, también disimulado en cereales.
De vuelta a la causa del hallazgo en Rosario, el buque para mover los pelletes de maíz con la droga todavía no había sido contratado: no había destinación declarada. Se giró efectivamente dinero desde España para importar los pellets, según fuentes del caso y se halló una factura, pero no se oficializó el destino. También, se identificó a una empresa de logística en España, que la trasbordaría a Dubai.
El nombre de un argentino con domicilio en Puerto Madero ligado a las finanzas de la banda también sobrevuela el expediente.
Las jugadas para mover droga a Europa oculta en cereales o cargamentos varios en buques que amarran o atraviesan el Puerto de Zárate, investigadas por la división Hidrovías del Paraná de la PFA, se repiten en los últimos meses. El 28 de abril pasado, una agente de la Aduana abordó el buque Grande Buenos Aires para realizar un control.
Así, la agente notó que los precintos de un container que llevaba semillas de chia, cargadas en Asunción, Paraguay, y con destino final al puerto de Amberes, en Bélgica, estaban rotos. No solo eso: habían quedado sobre la cubierta otros precintos, aparentes mellizos, listos para colocar. También, desde la cubierta, pendía una soga de 36 metros con un gancho mosquetón en el extremo. Su fin era obvio: subir objetos al barco desde la línea de flotación.
Entonces, la agente ordenó que el barco sea inspeccionado, con el control de Prefectura Naval, con jurisdicción en el puerto. Un scaneo a su contenido reveló una carga dentro de una carga: dentro de los sacos de chia había 78 kilos de cocaína de la más alta pureza.
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