“El trabajo que hacemos con tanto esfuerzo creo que no sirve de mucho. Hoy ya hay 30 pibes llevando su currículum a Mauro Geréz (supuesto jefe de sicarios) deseosos de ser narcos”. El duro análisis pertenece a uno de los cuatro fiscales que este lunes encabezó los 57 allanamientos realizados en los barrios Ludueña y Empalme Graneros de Rosario, contra una presunta banda que opera para Los Monos, y donde hubo 30 detenidos
Se trata de Pablo Socca, quien integra la unidad de Balaceras del Ministerio Público de la Acusación, y relativizó el resultado de los procedimientos de cara a lo que pasa en la realidad en Rosario. Pese a ello, el funcionario no dejó de ponderar el amplio operativo del lunes en la zona Noroeste de la ciudad y que contó con la coordinación de la Agencia de Investigación Criminal, la Tropa de Operaciones Especiales y Gendarmería Nacional, más la intervención conjunta entre la unidad de Balaceras que integra, la de dos fiscales de Homicidios Dolosos –Georgina Pairola y Marisol Fabbro– y el titular de la Fiscalía Federal N°1 Javier Arzubi Calvo.
Socca agregó que los 30 arrestos van a “debilitar a la banda, porque le quita recursos y gente de confianza en la calle”. Pero, también, comentó con resignación que la presunta organización que opera para Los Monos en Ludueña y Empalme Graneros se dedica a reclutar “soldaditos” adolescentes que no son punibles.
En ese marco, y en diálogo con Radio 2, afirmó: “Uno siente impotencia porque en los operativos había muchos menores. Sé quiénes son, los conozco, sé dónde viven. Han sido detenidos con pistolas calibre 9 milímetros o ametralladoras, pero tienen 14 años y no se puede hacer nada desde la Justicia”.
“Algunos vienen de generaciones de familiares delincuentes: padres, madres, hermanos. Entienden o ven que es normal vender droga, o que lo tienen que hacer. Estos chicos saben que terminan presos a los 20 años, o muertos. Yo pienso que no les importa, es un detenido que acepta con tal de disfrutar por un tiempo de la fama del narco” señaló Socca con crudeza.
En ese contexto, el fiscal consideró que lo único que puede hacer desde su función es “esperar a que cumplan 18 años y meterlos presos”. No obstante, reflexionó: “No va por ahí la solución. No pasa por hacer más detenciones. Hacen falta políticas integrales del Estado que contengan a los chicos y den posibilidades”.
Además, el funcionario añadió que, dentro de los secuestros hechos en los procedimientos –donde se incautaron droga, vehículos, dinero y armas–, están las anotaciones realizadas por algunos sospechosos detenidos, donde se dejó asentado por escrito que hay quioscos de droga de esa presunta banda que recaudan aproximadamente un millón de pesos por día.
“Es un montón de plata la que se genera por la venta de drogas. Secuestramos una especie de cuaderno con anotaciones, todos números de seis cifras que se rinden por día”, subrayó el funcionario del Ministerio Público de la Acusación.
La investigación: una banda que opera con adolescentes gatilleros
De acuerdo a la investigación que lleva adelante Socca desde la unidad de Balaceras, la presunta organización tiene dos líderes, que están presos en la cárcel de Piñero: Julián Aguirre y Andrés Benítez, que están imputados por robo calificado y portación ilegal de arma de fuego.
Un escalón más abajo está Mauro Geréz, considerado por el fiscal Socca como el “jefe de los sicarios” de la estructura investigada. Según dijo el funcionario judicial en la audiencia de mayo pasado, en la que lo acusó, recluta “soldaditos” del Club Padre Edgardo Montaldo de barrio Ludueña, nombre de un sacerdote que murió en 2016 y contenía justamente a los chicos que atravesaban una situación económica vulnerable.
“Jugaba en un equipo y empezó a ofrecer botines, guantes. Es la forma que tiene de convencer a los pibitos. Les regala zapatillas, cosas, para que después terminen ‘soldadeando’ para él. Tiene más de quince pibitos”, dijo un testigo que declaró durante la causa.
En los operativos de este lunes, entre los 30 detenidos hay un policía retirado que fue encontrado en un domicilio considerado “centro de operaciones” de la presunta organización. También cayeron jóvenes sospechados de haber protagonizado balaceras en el territorio que se disputa con la banda antagónica, que sería la que lidera otro preso, Francisco Riquelme, según investigadores judiciales, vinculado a Esteban Lindor Alvarado –enemigo de Los Monos–. Incluso, está imputado por haber ordenado matar a una testigo de la causa Alvarado.
Pero también en los procedimientos de este lunes se requisaron las celdas del penal federal de Ezeiza donde están el peruano Julio Andrés Rodríguez Granthon, que tiene dos condenas como jefe narco por provisión de cocaína de máxima pureza, y Mario Segovia, también conocido como “El rey de la efedrina”. Es porque se considera que podrían tener relación con el suministro de droga para esa presunta estructura criminal de la zona noroeste de Rosario.
De acuerdo a datos que investiga el fiscal federal Arzubi Calvo, Segovia y Rodríguez Granthon forjaron una amistad en la cárcel federal de Ezeiza y, supuestamente, estaban planificando atentados a tiros contra los tribunales federales y el Ministerio Público Fiscal.
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