Este martes, el Tribunal Oral en los Criminal N°2 de La Matanza dará inicio al juicio contra Leandro Daniel Suárez, imputado por el crimen de Roberto Sabo, el kiosquero que fue asesinado a balazos en noviembre de 2021 durante un asalto a su comercio en la localidad de Ramos Mejía, uno de los hechos de inseguridad más indignantes de los últimos tiempos, que llevó a fuertes protestas de vecinos reprimidas por la Policía Bonaerense.
El acusado, un hombre de 30 años oriundo de Ciudadela y que cuenta con antecedentes penales, está imputado por los delitos de robo agravado por el uso de arma de fuego y por la participación de un menor de edad, homicidio criminis causa, portación y tenencia ilegal de arma, robo agravado y hurto agravado, todos en concurso real entre sí. Será juzgado por el Tribunal integrado por los magistrados Diego Burgueño, Arturo Gavier y Lucila Pacheco.
La familia se presentó como particular damnificada en el expediente. Sus abogados son Humberto Prospero y Fernando Burlando.
El asesinato de Sabo ocurrió el domingo 7 de noviembre de 2021. Suárez y una menor de 15 años llegaron hasta el kiosco a bordo de un remise que tomaron en Ciudadela. Armado con una pistola semiautomática 7,65 milímetros y un revólver calibre .22, el imputado le robó 10 mil pesos al comerciante y le disparó a quemarropa cuatro tiros.
Según se pudo establecer en la investigación -en base a lo que supo Infobae de fuentes con acceso al expediente- uno de esos proyectiles, de calibre 22 y disparado a corta distancia, lesionó el lóbulo de oreja izquierda y después ingresó en el costado izquierdo del cuello y en la clavícula de la vícitma. La bala terminó alojada en el hombro.
Otro, del mismo calibre, ingresó en labio superior y salió por una encía. El tercero fue efectuado a corta distancia ingresó por el tórax y le perforó ambos pulmones y el corazón, de donde finalmente se lo recuperó luego de la autopsia. Finalmente, el último tiro ingresó al cuerpo de Sabo y quedó alojado cerca del colon.
Al momento de la huida, el presunto asesino y su cómplice le robaron el auto al remisero que los había trasladado, pero lo chocaron a los pocos metros. Decidieron ingresar a un supermercado de la zona para esconderse entre la gente y luego le robaron la moto a un repartidor pero no lograron concretar la escapada: finalmente fueron detenidos en la zona.
Así, Suárez volvió a la cárcel a poco más de un año de haber recuperado la libertad tras haber cumplido en agosto de 2020 una condena de casi seis años de prisión en un penal federal por dos robos.
Durante la audiencia indagatoria, el imputado lloró ante el fiscal Federico Medone, que esclareció el caso en tiempo récord, y se negó a declarar: pidió que no le den perpetua. En tanto, para la adolescente, que en ese momento cursaba un embarazo, el fiscal del fuero juvenil pidió que le apliquen una medida de seguridad y la Justicia resolvió alojarla en un instituto de menores. Al tener 15 años es inimputable.
Asimismo, este medio tuvo conocimiento de que el fiscal de juicio, Sergio Alejandro Antín, integrante de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio Especializada en Homicidios Dolosos del Departamento Judicial de La Matanza, durante el debate ofrecerá la incorporación por lectura del testimonio de 47 testigos y por lo menos 26 elementos de prueba, que incluyen planos, fotos, informes de autopsia y distintas pericias.
De igual forma, el fiscal exhibirá filmaciones, las armas incautadas, teléfonos celulares y el dinero que le hallaron a los agresores luego de la detención. En su presentación al Tribunal, el fiscal estimó que el juicio se extenderá por tres jornadas.
El mes pasado, cuando la familia de la víctima recibió la noticia de la confirmación del inicio del juicio, Nicolás -el mayor de los dos hijos del kiosquero- agradeció “el apoyo de la gente” y la “presión mediática” frente a la Justicia que “suele ser lenta y engorrosa”. “Esperamos, como todo lo indica, que le den perpetua. Eso no nos permitiría tener paz, pero sí hacer un cambio de página y decir que, de entre toda la mierda, algo salió bien y obtuvimos justicia”, manifestó en diálogo con Infobae.
El brutal crimen del kiosquero generó tal indignación en la sociedad que vecinos de la zona y familiares de la víctima decidieron ir al día siguiente del hecho a protestar, exigir seguridad y justicia, frente a la Comisaría 2°, ubicada a tres cuadras del kiosco donde mataron a Sabo. La Policía de la Provincia de Buenos Aires desplegó un vallado impidiendo el paso de la gente, actitud que derivó en incidentes con los manifestantes.
Agobiados por la inseguridad, las movilizaciones se repitieron con el correr de los días. De hecho, algunas continuaron este año recordando el homicidio del comerciante. A principios de mayo, en las inmediaciones donde balearon a Roberto, familiares y vecinos volvieron a exigir justicia y aseguraron que en la zona “no cambió nada desde el crimen”. Los hechos delictivos continúan. Incluso, en abril, la suegra del hijo de Sabo fue asaltada en la misma zona del partido de La Matanza por delincuentes armados que le robaron sus pertenencias y le gatillaron pero afortunadamente no salió el disparo.
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