Rosario sangrienta: más de 50 allanamientos contra el capo que reclutaba chicos para disparar por zapatillas

El blanco fue la estructura de Mauro Gerez, un conocido capo. Los procedimientos estuvieron a cargo de Gendarmería y varios fiscales federales y provinciales.

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Gendarmería en uno de los
Gendarmería en uno de los objetivos.

Empalme Graneros y Ludueña, dos de los barrios más calientes de la zona noroeste de Rosario, que acumula en lo que va del año 191 crímenes según el Observatorio de Seguridad Pública, fueron escenario este lunes de 57 allanamientos hechos en conjunto entre cuatro fiscales, uno federal –Javier Arzubi Calvo– y tres provinciales –Pablo Socca, Marisol Fabbro y Georgina Pairola–. Todos estuvieron dirigidos contra la banda de Mauro Gerez, un conocido capo que opera para Los Monos en esas zonas. Al cierre de esta nota hay 28 personas detenidas y se secuestró de droga, armas, municiones, vehículos y dinero, en operativos a cargo de Gendarmería y fuerzas provinciales como la AIC.

Tras dos meses de tareas de inteligencia y de coordinación de tareas entre autoridades del Ministerio de Seguridad, la Fiscalía Federal n° 1 y las unidades fiscales de Homicidios y Balaceras del Ministerio Público de la Acusación, se buscó detener a los hombres de Gerez. El capo fue imputado el pasado 2 de junio por el fiscal Pablo Socca, quien lo ubicó como “jefe de sicarios” de su banda, encargado de reclutar “soldaditos” en un club barrial a cambio de “botines, guantes o zapatillas”, según la imputación en su contra.

Según la investigación del fiscal federal Arzubi Calvo, la banda de Gerez también vendería droga al menudeo en la calle a través de transas que suelen llevar no más de 20 envoltorios encima, para que, en caso de ser detenidos, no ocasionen grandes perdidas de recaudación y estupefacientes.

Por la causa por narcomenudeo fueron detenidos siete sospechosos que serán indagados desde este martes a la mañana ante el Juzgado Federal Nº 3 de Rosario, a cargo del juez Carlos Vera Barros.

La misma organización está bajo la mira del fiscal de Balaceras Pablo Socca y de las fiscales de Homicidios Dolosos Marisol Fabbro y Georgina Pairola, por distintos ataques con heridos, todo bajo un contexto relacionado con la disputa territorial para la venta de droga. En ese marco, fueron arrestadas otras 21 personas que serán llevadas a audiencia imputativa en los próximos días en el Centro de Justicia Penal.

En los domicilios, la Agencia de Investigación Criminal, la Tropa de Operaciones Especiales y Gendarmería secuestraron dos pistolas –una calibre 22 y otra 9 milímetros–, autos, motos, 800 mil pesos, 200 dólares, 120 municiones calibre 9 milímetros y calibre 12/70, y envoltorios de marihuana y cocaína.

Asimismo, le requisaron las celdas a Mario Segovia, el “rey de la efedrina”, y al condenado jefe narco Julio Rodríguez Granthon.

De acuerdo a investigaciones radicadas en distintas unidades fiscales, la banda de Gerez está enfrentada a otra cuyo líder es un preso: es Francisco Riquelme, que investigadores policiales vinculan con Esteban Alvarado –enemigo de Los Monos– y que está imputado por mandar a matar a Mariana Ortigala, una testigo de la causa contra Alvarado.

Sin embargo, para el fiscal Socca, Gerez a su vez trabaja para dos presos de la cárcel de Piñero, que son Andrés Benítez y Julián Aguirre, que serían sus superiores. Ambos están detenidos por robo calificado y portación ilegal de arma de fuego.

Droga y balanzas incautadas.
Droga y balanzas incautadas.

Para ese fiscal de la unidad de Balaceras, Gerez “es el jefe de los sicarios de la organización y uno de los integrantes más importantes dentro de la estructura criminal, donde también se encarga de reclutar soldaditos y dar órdenes”. Y agregó que, en algunas oportunidades, también se encargó de disparar contra personas o casas.

Dentro de la investigación figura una declaración de un testigo de identidad reservada de abril pasado que fue víctima de una usurpación a manos de la banda. Esa persona cuenta que Gerez buscaba como “mano de obra” a adolescentes que jugaban al fútbol en el Club Padre Edgardo Montaldo, nombre de un sacerdote que murió en 2016 y contenía justamente a los chicos que atravesaban una situación económica vulnerable.

“Jugaba en un equipo y empezó a ofrecer botines, guantes. Es la forma que tiene de convencer a los pibitos. Les regala zapatillas, cosas, para que después terminen ‘soldadeando’ para él. Tiene más de quince pibitos”, dijo el testigo.

Los procedimientos continuaban al cierre de esta nota y se esperan nuevos resultados.

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