Carlos Carrascosa, el viudo de María Marta García Belsunce, se acercó este miércoles a los Tribunales de San Isidro para acompañar a su cuñada Irene Hurtig, quien esta tarde prestó declaración en el juicio por el crimen de la socióloga por el que están imputados Nicolás Pachelo y los ex vigiladores del country Carmel Norberto Glennon y José Ortiz.
La mujer, medio hermana de María Marta y esposa del fallecido Guillermo Bártoli, llegó a los tribunales dos minutos antes de las 14, aunque Carrascosa y Horacio García Belsunce ya la estaban esperando en el café que está justo enfrente al palacio de Justicia de San Isidro, ubicado en Ituzaingó al 300.
Carrascosa no pudo ingresar a la sala de audiencias a escuchar la declaración de su cuñada porque es testigo del juicio y aún no fue citado por los fiscales. Sí lo hizo Horacio García Belsunce, ya que habló ante los jueces la semana pasada y por ello quedó habilitado para estar entre el público.
Carrascosa, que estuvo preso, fue condenado por el homicidio y luego absuelto, tampoco hizo declaraciones porque aún no testificó. Aunque deslizó: “Quiero que se haga Justicia”.
Justamente, ante la absolución de Carrascosa del crimen de su mujer se indicó la búsqueda de una nueva línea de investigación y fue entonces que la tarea se les encomendó a los fiscales de Pilar María Inés Domínguez -fallecida- y Andrés Quintana, que es uno de los representantes del Ministerio Público Fiscal en este juicio.
Fue así que se llegó a la hipótesis sobre el crimen en el marco de un robo y al debate que ahora tiene en el banquillo de los acusados a Pachelo y los dos ex vigiladores del Carmel.
El testimonio de Irene Hurtig
Pasadas las 14, Irene Hurtig comenzó con un relato minucioso ante el Tribunal Oral y Criminal N°4 de San Isidro de lo que ocurrió aquel 27 de octubre de 2002, cuando mataron a María Marta. Llevaba puesto un saco que pertenecía a su hermana fallecida, y recordó “el último abrazo y el último beso que le dio a la socióloga” cuando se fue de su casa ese domingo en que la asesinaron.
También dijo, al igual que otros testigos, que la víctima no era “temerosa”. Incluso, se le quebró la voz en algún tramo de su testimonio. Luego, tras explicar por qué estudió abogacía y cómo ella y su esposo fallecido perdieron sus trabajos; comenzó a narrar la presencia del fiscal Diego Molina Pico en la casa de los Carrascosa-García Belsunce el 28 de octubre de 2002, horas después del crimen.
Molina Pico fue quien llevó la instrucción original del caso y quien acusó e imputó a Carrascosa por el crimen. Por ello, el viudo fue preso, condenado y luego absuelto. Las críticas hacia el funcionario fueron abundantes en este juicio contra Pachelo. Hurtig no fue la excepción, y eso derivó en un llamado de atención del fiscal Patricio Ferrari.
“Acá hay una clara deficiencia de Molina Pico, es un delincuente. No puedo entender cómo sigue en las filas del Ministerio Público, es una basura”, disparó Hurtig. El fiscal Ferrari la interrumpió y pidió que hablara con respeto. “Si usted hubiera vivido lo que viví”, le respondió la mujer y agregó: “Que quede claro que Molina Pico no nos respetó nunca”.
Hay que recordar que a poco de comenzado el juicio contra Nicolás Pachelo, Gustavo Hechem, abogado de Carrascosa y de María Laura García Belsunce, y que ejerce la querella, denunció por encubrimiento agravado a Molina Pico.
Antes del testimonio de Hurtig, el testigo que escucharon las partes fue el médico Juan Gauvry Gordon, quien intentó reanimar a María Marta el día del crimen y fue condenado a 3 años de prisión efectiva por “omisión de denuncia”, por no haber llamado a la Policía ese 27 de octubre.
“Va a ser un karma toda mi vida. Le dije a Carrascosa que lamentaba no haberme dado cuenta de que tenía cinco tiros en la cabeza, pero mi único aliciente es que no se dieron cuenta los forenses hasta que licuaron la masa encefálica”, relató.
El médico disparó también contra el primer fiscal del caso: “Espero que se haga Justicia. Tendrían que llamar a Molina Pico porque estuve 15 días preso y mi función era solo intentar salvar una vida. Este hombre tenía que investigar y no investigó, y a mí me destruyeron la vida, por la saña que tuvieron”.
Y siguió: “La he pasado muy mal por eso. Me puedo equivocar, pero también tendrían que comprender mi situación, esto no se termina más para mí. La Justicia no fue justa y me mandaron preso, con condena de cumplimiento efectivo, por un delito excarcelable. Nadie me lo pudo explicar”.
Para concluir: “Nadie me pidió perdón ni Molina Pico, que fue a investigar y no investigó, y a mí me acusan de omisión de denuncia que no era mi función... Siempre me hice cargo de lo que hice, en ningún momento mentí, ni los forenses se dieron cuenta hasta en la autopsia de que tenía cinco plomos recién cuando licuan la masa encefálica... Con el diario del lunes yo soy el médico estúpido que tenía cinco corchazos (y no los vio)”.
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