Hace un mes que Mónica Rosalino sólo se dedica a hacer una cosa: acompañar día y noche en distintos centros de salud a su hijo Michael Natanael Verón (25), el cabo del Ejército que sufrió lesiones graves en la columna, luego de caer a una pileta vacía durante una fiesta de iniciación en un cuartel de la provincia de Misiones. El joven debió ser trasladado al Hospital Militar en la ciudad de Buenos Aires. Su mamá, sin dudarlo, también viajó casi mil kilómetros para estar junto a él y esperar a que finalmente se recupere. El periplo, ya de 31 días, parece no tener fin.
El cabo Verón arribó al sanatorio de Palermo el 30 de julio pasado, después de aterrizar en un avión sanitario proveniente de la ciudad de Posadas. El objetivo era que lo evaluaran para luego decidir si podía comenzar la rehabilitación neurológica. Sin embargo, los tiempos se retrasaron. Según reveló Mónica en diálogo con Infobae, el estado de salud de su hijo todavía es grave y como no respira por su cuenta, aún no pudo comenzar a rehabilitarse.
“Sigue en terapia intensiva. Está con pronóstico reservado y no empezó con la rehabilitación. Si bien está consciente, tiene todavía la traqueotomía y se alimenta por sonda. No tiene fuerza como para respirar por sus propios medios”, detalló Mónica desde el Hospital Militar. Con ella, también viajó Soraya, la mujer de Michael, y su nieto de 5 años. Ambas toleran el día a día en medio de partes médicos y rezos.
El hecho ocurrió el 8 de julio pasado durante un ritual de “bautismo”, en el Regimiento de Infantería de Monte 30 del Ejército, en el Club de Suboficiales del Ejército ubicado en la calle Teniente Espinoza, detrás del Barrio Militar en la localidad misionera de Apóstoles. Allí se habían reunido a celebrar el ascenso de Verón de soldado a cabo. En ese marco, “lo humillaron, le hicieron bailar, le hicieron tomar bebidas alcohólicas”, aseguró Mónica, en aquel momento. La situación es similar a la del subteniente Matías Chirino, que perdió la vida ahogado en su propio vómito en Paso de los Libres, supuestamente humillado por sus superiores.
Durante el festejo, ocurrió un accidente del cual todavía se investigan las circunstancias: Verón cayó dentro de una pileta, lo que le causó el desplazamiento de la cuarta y quinta vértebra de la columna, por lo que fue llevado de urgencia a un centro de salud local y, luego, al Hospital Madariaga. Poco más de 20 días después, pese al riesgo que corría, los médico resolvieron el traslado a la Capital Federal para un mejor tratamiento.
Apenas ocurrió el hecho, la familia de Verón radicó una denuncia en la sede de la Policía Federal de Posadas. Mónica señaló que en el hecho estuvieron involucrados alrededor de 25 personas. A través de un comunicado, la institución castrense sostuvo que “los comportamientos” que tuvieron los agresores “se alejan de las normas de convivencia establecidas en las prescripciones legales y reglamentos militares” y “constituyen potenciales inconductas que están tipificadas como delito en el Código Penal de la Nación”.
Al respecto, el organismo confirmó que ya realizó la denuncia correspondiente ante la Fiscalía Federal de la Ciudad de Posadas y que se dispuso la suspensión de “dos oficiales y trece suboficiales” que se desempeñaban en el Regimiento. Hoy la investigación, indicó Mónica, se centra en 19 sospechosos. “Ojalá, Dios, tomen bien en serio a los imputados y las 690 fojas”, pidió la mujer.
Al respecto, María Teresa Espinosa, la abogada de la familia de la víctima, señaló a Infobae que todas las actuaciones administrativas que se realizaron en la Justicia Militar ya fueron incorporadas al expediente que se tramita en la Fiscalía Federal Nº 1 de Posadas, a cargo del fiscal Jorge Horacio Campitelli. “Todavía no sé qué medidas tomaron. En el Regimiento, el día 7 de septiembre, empieza el trámite ordinario que le van a hacer a los responsables. Les van a tomar declaraciones. Eso es lo que sabemos. Hay tres sospechosos que están más comprometidos”, dijo la letrada.
De acuerdo con lo que pudieron saber la madre y la abogada, la Justicia Federal comenzará la toma de las las testimoniales del caso la semana que viene. En ese sentido, Mónica dijo que la Justicia va a ir “de a poco” porque algunos de los involucrados “pueden ser imputados y otros pueden ser víctimas también de los malos tratos”.
Hoy, Mónica estará en el Hospital, como hace ya 31 días, a la espera de que Michael evolucione. Su preocupación ahora es doble: que su hijo sane y que la causa avance, que se haga justicia. “No sé cuándo voy a volver a casa”, lamentó.
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