Marcela, la tía segunda de Damián Rodrigo Tello, recibió en 2020 un llamado de su prima Karina, la madre del tatuador que permanece detenido por el crimen de su abuelo en la localidad bonaerense de Wilde. Hacía más de 10 años que no hablaban, pero la mujer sonaba desesperada: le avisó que su hijo había sido internado en el sanatorio Finochietto de Avellaneda, con custodia policial.
Marcela acudió a la clínica y pasó una noche al cuidado de su sobrino. Durante ese tiempo, el paciente se movió casi sin parar en su cama y balbuceó incoherencias, sin embargo, prácticamente, no hubo diálogo entre ambos. Al otro día, la mujer volvió a recibir un llamado de su prima, le decía que ya no hacía falta que fuera a cuidar a su hijo: Damián se había escapado.
En esa comunicación, Karina también le avisó a Marcela que la tutela del artista y tatuador quedaría en manos de su padre, y abuelo de Damián, Antonio Carrano. Desde ese momento, Tello pasó a vivir con su abuelo materno, quien tenía 84 años y era uno de los tantos integrantes de la familia que había padecido durante décadas las consecuencias de los altibajos de la salud mental de su nieto.
Este fin de semana, a dos años de ese episodio, agentes de la Policía Bonaerense le pidieron a Damián que abriera la puerta de la casa que compartía con su abuelo en Wilde. La madre del artista había denunciado que había tiempo que nada sabía de su padre. Cuando entraron a la casa, los oficiales encontraron el cadáver de Antonio debajo de un cúmulo de adoquines.
Según declaró ante la prensa la madre de Damián e hija de la víctima, el tatuador de 35 años le confesó el crimen cuando, esposado, salía de su casa para entrar en el patrullero.
Una fuente muy cercana a la familia explicó a Infobae que los Carrano responsabilizan a la inacción del Estado en el tratamiento de la salud mental de Damián. La familia asegura que el detenido sufriría un trastorno, aparentemente, diagnosticado y que, pese a los numerosos intentos por lograr que lo internaran durante un período prolongado, el acusado encontraba la manera de abandonar los tratamientos, dejando de tomar su medicación.
Con pasado como Policía
Damián terminó la escuela secundaria sin mayores problemas. Luego, se recibió como técnico químico y, de acuerdo a su familia, durante unos pocos años integró las filas de la Policía, al igual que su abuelo Antonio. Así y todo, en los últimos 15 años, sus ataques de ira y sus cambios radicales en el estado de ánimo provocaron problemas de todo tipo para la gente que lo rodeó.
Hace 12 años, Tello fue papá de un varón. Sin embargo, la relación con la madre del niño estuvo marcada de manera constante por la violencia. De tal forma, a finales de 2020, el padre de Damián, Rodrigo Tello, logró obtener la tenencia de su nieto.
Un familiar del detenido y de la víctima que prefirió mantener en el anonimato le reveló a Infobae: “Nos cansamos y nos cansamos de pedirle a la Justicia que lo mantuviera internado. Pero las leyes son las que hay y, si una persona no representa de manera muy evidente que es un peligro para sí mismo o para los demás, lo dejan todo a su voluntad. A un mayor de edad no podés obligarlo a que se mantenga internado”.
“Entonces, esto que nos ocurrió fue como los casos de las mujeres que denuncian y denuncian a sus maridos golpeadores y después se convierten en víctimas de un femicidio. Nosotros sabíamos que en algún momento podía terminar ocurriendo algo así”, completó.
El martes pasado, Karina cumplió años. Afincada en Córdoba para trabajar durante la temporada de invierno, llevaba ya varios días sin hablar por teléfono con su papá. Por eso, el día anterior, decidió llamar a su hijo para saber sobre su padre. Damián la atendió y le respondió que Antonio había salido con un bolso lleno de ropa y no había regresado. Ella pensó que se había tomado un micro hacia Córdoba para darle una sorpresa.
Ese martes, Antonio no sólo no visitó a su hija en Córdoba sino que ni siquiera la llamó por su cumpleaños. Esos dos factores incrementaron aún más la preocupación de Karina. Otro dato que llamó la atención fue que después siguió sin poder comunicarse con su padre: algunas veces el teléfono sonaba sin que nadie atendiera, pero en otras se rechazaba la llamada.
Ante esto, Karina decidió realizar una denuncia telefónica por averiguación de paradero. Así, la Policía Bonaerense visitó la casa de Damián y Antonio, ubicada en la calle Caxarville al 5.600, en el partido de Avellaneda. Mientras los agentes dialogaban con el tatuador, Karina escuchaba la conversación por el altavoz. Así, oyó que su hijo les dijo que su abuelo había salido con una carterita negra. Ella recordó, entonces, que cuando habló con su hijo le hizo mención a un “bolso” y que esa carterita negra su padre pocas veces, casi ninguna vez, la sacaba a la calle.
Incluso, esa misma noche, Karina volvió a increpar a su hijo y él, en tono de hartazgo, le respondió: “Tranquila, que se fue con la Porota”. Ese fue el detonante para que Karina viajara de inmediato a Buenos Aires. La “Porota” era la hermana mayor de Antonio y, según la hija del jubilado, él jamás iría a pasar una o dos noches a la casa de su hermana.
El viernes, Karina acudió a una comisaría y pidió revisar la declaración de su hijo porque encontraba inconsistencias entre lo que le había dicho a ella y lo que había escuchado que declaró ante los agentes. Luego de leer los documentos, la mujer contó sobre el estado de salud mental de Damián y les rogó que fueran nuevamente a la casa a revisarla.
El sábado a la mañana, mientras la Policía Bonaerense llegó a la puerta de la casa, Karina esperaba mirando en una esquina. “Cuando lo encontraron, empezaron a aparecer los patrulleros. Y ahí me acerqué a la puerta de la casa. Justo en ese momento, lo sacaron a Damián esposado. Cuando me pasó por al lado me dijo: ‘Ahí tenés a tu papá’. Y se metió en el auto”, declaró Karina al canal Crónica.
La causa quedó en manos de la fiscal María Laura Carballal, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción N°2 especializada en Violencia de género y familia del departamento judicial de Avellaneda. Damián quedó acusado de homicidio agravado por el vínculo.
La autopsia revelaría luego que había sido golpeado y que su cadáver fue quemado. A mediados de la mañana de este lunes, la fiscalía no tenía certificada la historia clínica de Tello y desconocía si, efectivamente, padecía un trastorno que afectaba su salud mental.
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